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Emma, Alex, Palmira, Marco, Nala, Samira y Enzo, en el jardín de su casa. dm
«El sentimiento de comunidad hace que sea más llevadero»

«El sentimiento de comunidad hace que sea más llevadero»

Familia Aguilera Hidalgo | Cabezón de la Sal ·

Antes de que se decretara el estado de alarma se fueron de Castro con la madre y la hermana de Samira. «Hay un pequeño jardín que nos da la vida»

Leticia Mena

Santander

Domingo, 29 de marzo 2020, 07:38

Alexánder Aguilera y Samira Hidalgo son periodistas y hasta hace dos semanas vivían en Castro Urdiales. Tienen dos niños -Enzo (7 años) y Marco (1)-, y cuando suspendieron las clases se mudaron a la casa que tiene la familia de ella en Ontoria, una localidad cerca de Cabezón de la Sal. «Aquí hay un pequeño jardín que nos da la vida. Al menos aquí pueden salir a que les de el aire. Tenerles en un piso de 70 metros cuadrados sin salir hubiera sido de locos». Así que antes de que se decretara el estado de alarma los cuatro y el perro (Nala) se fueron a Cabezón con Palmira, la madre de Samira.

Poco después también aterrizó allí Emma (24 años), la hermana de Samira que estaba en Alemania trabajando como au pair. El patriarca, Juan Carlos, trabaja en Polonia, y ayer iba a volar a casa pero se ha quedado atrapado ante el cierre de aeropuertos.

Se organizan bien y, más o menos, pueden seguir con sus rutinas. Alex está preparando oposiciones de periodismo al Gobierno de Cantabria. «Todavía está por resolver los admitidos y las fechas del primer examen, pero no puedo dejar de estudiar ahora. Llevo mucho tiempo preparándome y ahora no sabemos qué va a pasar. Antes de todo esto se rumoreaba que el examen iba a ser a finales de junio, pero ahora parece difícil, ¿no?». Samira trabaja en Asón FM y en El Diario Montañés. Por las mañana hace el programa de radio desde casa y por las tardes trabaja para el periódico. Lo lleva como puede, pero siempre ha hecho malabares y ha salido victoriosa.

Estar todos juntos en Cabezón en estas fechas y sin poder salir es «raro pero estamos bien. Lo único que Enzo tiene la energía de tres niños juntos. Durante el curso hace skate, juega al fútbol, no para.... Así que aquí, aunque hay que estar muy pendiente, nos organizamos mejor». Los vecinos de la urbanización quedamos a las ocho para aplaudir, nos damos las buenas noches, pero a veces también se alarga «con canciones, con violines, con piano y guitarra... Este sentimiento de comunidad nos ayuda a hacer estos momentos más llevaderos», comenta Alex. «He salido dos veces a Mercadona. La primera no había papel higiénico, y la segunda había torres por los pasillos. Me llamó lo atención lo apagado que estaba todo. En el camino sólo me crucé con tres obreros en una carpintería y vi a otros dos que estaban arreglando un tejado».

Estos días los niños ven más tele de lo que acostumbran, «imaginamos que como en todas las casas», y combinan un rato de tablet con los juguetes. Lo mejor es que la tía Emma les ayuda con los deberes y les enseña a tocar el piano y el violín. Siempre se acordarán de estos días.

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