![«Urgen medicamentos, ropa de invierno y pañales. Cada minuto cuenta»](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202203/02/media/ucra.jpg)
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«¿Es aquí donde se envían las cosas a Ucrania?». La pregunta es de una señora que hace cola para depositar tres bolsas de ropa y medicamentos en la tienda Slavianka, en la calle Vargas de Santander, que ha pedido ayuda a los cántabros ... para enviar «ropa de invierno, pañales y medicamentos» al pueblo ucraniano. Ángela Ledvidoka ha visto cómo su tienda de alimentación se ha convertido en uno de los puntos de recogida de suministros para enviar a su país. Apenas cabe un alfiler en el comercio. «Gracias, muchísimas gracias de corazón. Ahora mismo nos urgen medicamentos y ropa de invierno», explica Ledvidoka siendo consciente «de que cada minuto que pasa cuenta».
Isabel Cerro llegó este martes al local con un carro lleno de productos. «Hay cosas que ya tenía y otras que he comprado, como la ropa para los niños pequeños. Ellos son los que más pena me dan». Tampoco se le han olvidado los medicamentos y «las cremas para las quemaduras». «Los que estamos bien tenemos que pensar en los que no lo están», sentencia.
El teléfono de la tienda no para de sonar. «Sí, estamos abiertos todo el día, hasta las diez de la noche, venga cuando pueda». Ledvidoka no da abasto. «Y menos mal». Ni ella, ni ninguno de sus compañeros que transportaban toda la mercancía donada hasta el momento a una furgoneta. Su plan es ordenar y clasificar todos los productos antes del viernes, día en el que el camión parte en dirección Ucrania. «Vamos a sellar todo para que la solidaridad de Cantabria pueda cruzar la frontera. Esto no puede quedar así», sentencia Ledvidoka. De hecho, la solidaridad del pueblo cántabro «no se puede medir. Incluso nos han llamado camioneros que quieren ir de voluntarios para seguir mandado productos las próximas semanas. Esto no parece que vaya a terminar pronto».
En la entrada de la tienda hay varios carteles en los que aparece el material que se puede donar y varias cuentas bancarias. «Ese dinero va destinado a la compra de más productos», aclara.
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El otro punto de recogida se ha organizado en la tienda ucraniana Katusha, en la calle Madrid número 1, también en Santander. «Desde aquí estamos intentado suministrar ropa de invierno de tallas grandes, material de higiene personal y de seguridad para los soldados del ejército ucraniano», explica Katerina Klevan, gerente del establecimiento. «Gracias a Dios está viniendo muchísima gente, todos son bienvenidos». Es más, ya no les entran más bolsas y cajas en el local. Por eso, han pedido ayuda a la parroquia de los Padres Pasionistas para almacenar toda el material donado.
«Me han mandado aquí para traer todo lo de Ucrania. He apuntado en cada bolsa lo que es», dice una mujer a la entrada de la iglesia. Prefiere no decir su nombre pero se muestra muy preocupada por la «injusta» situación que atraviesa ese país. «Tengo amigos de allí y precisamente por eso soy consciente de la gravedad del asunto». «No nos lo esperábamos –añade–, por eso no queda otra que ayudar. Por favor que se acabe pronto».
Material sanitario Vendas, gasas, esparadrapo, vendas autoadhesivas, parches oculares, apósitos, antisépticos locales, yesos, férulas (tipo sam), cabestrillos, pañales y empapadores, guantes de exploración y estériles, agujas, jeringuillas, sueros, sistemas de gotero, material de sutura, tiras de aproximación, collarines, torniquetes, cinturones pélvicos, material hemostático, kits de traqueo y cricotomía, material quirúrgico y batas quirúrgicas de un solo uso.
Material de primera necesidad Linternas frontales y manuales, recipientes con tapa, sacos de dormir, hornillos, pastillas potabilizadoras de agua, mochilas, botiquines de primeros auxilios, gafas protectoras, esterillas, mantas térmicas y calentadores instántaneos.
Ropa (nueva) Guantes, calcetines, térmicas, polares, mallas, rodilleras, calzado de seguridad (botas, deportivas).
Material de higiene personal Toallitas húmedas, servilletas, clinex, pastillas de jabón, compresas higiénicas, toallas y sábanas (reutilizables y multiuso) y mantas.
Alimentación Conservas, arroz, pasta, azúcar, café, té, leche en polvo, barritas energéticas y frutos secos.
«Las compañeras de la tienda nos pidieron ayuda y no nos lo pensamos dos veces», declara por su parte Ángel González, presidente de la archicofradía de La Pasión, que se está encargando de reunir y guardar toda la mercancía. «Ellas no tienen espacio suficiente y desde aquí siempre que ocurre alguna desgracia como esta tratamos de colaborar». Y añade que «aquí estaremos hasta el final, como hemos hecho siempre».
Un empresario cántabro, que prefiere no decir su nombre ni el de su firma, se puso este martes en contacto con El Diario Montañés para preguntar por la forma de colaborar y mandar material a Ucrania. A través de la tienda Slavianka lo consiguió. «Hemos enviado casi 150 pares de botas y zapatos de Gore-Tex porque creemos que pueden servir de ayuda en vista de la situación actual». «No ha habido mucho que pensar. Veo las imágenes por la televisión y son desgarradoras, esas criaturas», manifiesta impotente este hombre, que prefiere mantenerse en el anonimato ya que «las cosas deben hacerse de corazón. Con esto no busco publicidad, solo ayudar a los que verdaderamente lo necesitan. Así lo he hecho en otras ocasiones y nadie se ha enterado».
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Desde que comenzase la invasión rusa en Ucrania, las muestras de solidaridad de la sociedad cántabra no han cesado. Y ante la cantidad de donaciones realizadas, el Ayuntamiento de Santander ha puesto la red de centros cívicos de la ciudad a disposición de las asociaciones de ucranianos de Cantabria «con el objetivo de facilitar la recogida de material humanitario». Igual que Idoia Martínez y Marina Candela, gerentes de Fican Fisioterapia, que han organizado una recolecta «solo de material sanitario para ayudar al pueblo ucraniano». Ellas lo organizarán y lo enviarán a través de una clienta ucraniana que tiene a su familia en Kiev. El material puede ser entregado directamente en la clínica, que se encuentra en la calle San Martín del Pino, en Santander. «Si alguien no puede acercarse hasta la capital, nosotras podemos ir a cualquier punto de la región», apuntan.
El caso de Lourdes Verdeja es similar. Y al ver las imágenes de los niños pequeños por la televisión decidió ponerse manos a la obra. «Por ellos». A través de la asociación Oberig (ucranianos en Cantabria) mandará cartas y dibujos junto a materiales indispensables «para intentar sacarles una sonrisa». Tal ha sido la magnitud de la iniciativa que ya han recibido 5.000 misivas, algunas de ellas procedentes de diferentes lugares de España. «No les queremos dejar solos», concluye.
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