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Si toda Cantabria presentara los mismos números que Valdecilla, todos los habitantes de la comunidad autónoma estarían generando anticuerpos para responder contra el covid-19 y la región estaría a punto de conseguir la inmunidad de grupo que reduce sustancialmente las posibilidades de propagación del ... virus. A nivel general, la campaña de vacunación va más lenta y hasta después del verano no está previsto que el 50% de la población haya recibido el ansiado pinchazo, pero después de las dificultades de los primeros días -la región estuvo a la cola del país en dosis administradas- y las críticas de sindicatos y partidos de la oposición por los problemas en el proceso -han calificado de «caos» la situación vivida durante el fin de semana a raíz de las largas esperas para recibir la fórmula de Pfizer-, la Consejería de Sanidad ha logrado el primer gran hito: que todo el personal del hospital de referencia de Santander esté ya vacunado.
En concreto, ha recibido la primera de las dos dosis necesarias para alcanzar el máximo potencial de inmunidad el 91% de los profesionales sanitarios y no sanitarios. En el 9% restante se encuentran aquellos trabajadores que han rechazado el tratamiento preventivo contra el coronavirus y aquellos que estaban ausentes por bajas médicas o libranzas y para los que a lo largo de esta semana se habilitará una ronda de repesca. De esta forma, Valdecilla se convierte en el primer gran hospital de España -en esta categoría se encuentran los que albergan alrededor de un millar de camas o más- en completar la primera fase de la vacunación. Los otros tres hospitales cántabros (Sierrallana, Tres Mares y Laredo), que empezaron el proceso el jueves pasado, dos días después que en Santander, el porcentaje de trabajadores que se han visto las caras con la jeringuilla ronda el 50%. Si no hay contratiempos, el viernes se alcanzará el 100%.
Todo ello ha sido posible gracias a que el Servicio Cántabro de Salud (SCS) se ha desviado del plan inicial, del que el mismo Gobierno autonómico diseñó siguiendo las pautas del Ministerio de Sanidad, que contemplaba como prioridad el grupo de usuarios y empleados de residencias de mayores. Los hospitales, en teoría, iban después. Desde Valdecilla, apoyan que se haya utilizado un criterio de flexibilidad para adaptar ese plan a la realidad y avanzar en ambos ámbitos de forma paralela, dado que las características de los centros de personas dependientes hacen que el ritmo de la vacunación allí sea más lento.
Rafael Tejido - Gerente de Valdecilla
Pedro Herce - Gerente de Sierrallana-Tres Mares
La idea es que, en las actuales circunstancias, no hay tiempo que perder. Y menos que, por una aplicación rígida de ese plan, se dejen en los frigoríficos vacunas que podrían administrarse de inmediato. «Había que vacunar cuanto antes a todo el personal. Cuanta más gente se vacune, mejor, porque nos preparamos para la tercera ola que ya está aquí», insistía ayer Rafael Tejido, gerente de Valdecilla, quien se mostraba muy satisfecho por haber culminado esta primera parte de la vacunación antes de que los datos de hospitalizados se disparen, previsiblemente, como consecuencia del aumento de los contactos sociales y la movilidad durante la Navidad. Tejido reconoce que, teniendo en cuenta las dificultades logísticas que entraña la vacuna de Pfizer -además de la conservación en frío, el tratamiento que hay que aplicar a cada vial antes de administrar es más complejo de lo normal- ha sido una sorpresa para toda la Dirección haber alcanzado este punto tan rápido. En menos de una semana y sin parar ninguna otra actividad.
Una visión que no encaja con críticas como las del Sindicato Médico. El colectivo rechazaba, por un lado, las largas colas y las «aglomeraciones sin aforos limitados» generadas durante el fin de semana para recibir la vacuna. Algo que va en contra, a su juicio, de las medidas de prevención contra el covid. Además, entendía que esta es una muestra más de la «improvisación» de las autoridades sanitarias. La respuesta de Gerencia de Valdecilla es clara: «Es anecdótico. Una foto en un determinado momento sin ver la película completa que hemos hecho durante estos cuatro días no muestra la realidad».
Tejido lamenta la poca confianza del sindicato en los profesionales a la hora de cumplir las recomendaciones de distancia social, aunque reconoce que, después de vacunar a cerca de 4.000 profesionales 'in situ', en sus puntos de trabajo sin desplazarles a ninguna estancia habilitada para tal fin, a los 1.200 restantes sí se les pinchó en estos puntos fijos que se crearon el fin de semana: «Es verdad que se formaron unas colas que yo no me espera, pero es que vinieron cerca de 600 personas cada día. A pesar de esas colas, es una gran noticia porque ese quiere decir que tenían ganas de vacunarse». Que la confianza en su eficacia es elevada y que los posibles trastornos han servido para conseguir un bien superior.
TRAS ESTA EXPERIENCIA
EN VALDECILLA
La euforia por la hazaña también se notaba ayer en el tono de Gema García, encargada de diseñar el operativo. Frente a las críticas, subrayaba la buena organización para haber llegado en cinco días a todos los profesionales. «Hemos conseguido ser rápidos y con seguridad. Era necesario para hacer frente a la tercera ola por el bien de los trabajadores y los pacientes, que de esta forma van a tener un mejor servicio», defendía. Para ello se han habilitado hasta 18 equipos, que han ido moviéndose por las distintas plantas y estancias del hospital. El sábado funcionaron cinco y ocho el domingo; y ahí sí fue en puntos fijos, ya que las dosis se administraron, en su mayoría, a personal de contratas externas.
La responsable de Enfermería entiende que esas aglomeraciones no se repetirán a la hora de poner la segunda dosis. Una vez que ya se sabe quién quiere vacunarse y quién no y que ya han rellenado toda la documentación, en esa segunda fase se prevé que haya un sistema de cita previa.
Cita previa como la que están utilizando en los hospitales comarcarles. En Sierrallana, por ejemplo, han facilitado un teléfono y son los trabajadores los que llaman para reservar un hueco. «Te permite menos velocidad porque vas vacunando según van llegando en función de las citas, pero el flujo es más ordenado», afirma Pedro Herce, gerente de Sierrallana y Tres Mares, que cuenta que no han podido usar el sistema de vacunación masiva de Valdecilla porque allí no disponen de los sistemas de refrigeración que tiene el punto de almacenamiento centralizado. Como una vez que se 'descongela' la vacuna hay que usar o 'caduca', llegan los viales justos en función de los turnos prefijados. Así se evita la pérdida de dosis por mala planificación.
Aunque según el plan inicial -el que sigue en vigor- la vacunación de la población general se hará a través de Atención Primaria en los ambulatorios de toda Cantabria, los hospitales de la región se han ofrecido al SCS para colaborar en esta labor. Vista la experiencia, lo defienden también profesionales y distintos responsables de áreas. Incluso para que algunos grupos de población se desplacen -cuando les toque- a Valdecilla y a los comarcales para recibir su dosis.
La decisión no depende de ellos, pero insisten en que hay que hacer todo lo posible para inmunizar al máximo de personas en el menor tiempo posible. Que el límite lo pongan las dosis disponibles, no los recursos humanos. «Somos uno más dentro de la estrategia de Salud Pública y creemos que todos debemos participar y sumar», concluye Tejido.
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