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La incidencia del virus en Cantabria desciende de manera más lenta que en la mayoría de comunidades del país. «Es un fenómeno extraño», reconoce Salud Pública. Cuando se inició la tercera ola el pasado 25 de diciembre, la tasa se situaba en 159 casos ... por cada 100.000 habitantes. Ayer era de 108. En términos porcentuales, la bajada es de un 32%. Un dato que llama la atención, sobre todo, tras analizar el comportamiento del resto de regiones que comenzaron este tercer envite incluso con más afectados. Sólo en País Vasco, Canarias, Aragón, Castilla y León y Andalucía la curva decreció a menor ritmo. Por contra, en tres aumentó. En la vecina Asturias, un 35,6% y en Melilla y Ceuta se disparó hasta un 70% y un 148%, respectivamente.
«Existen varias razones para explicar por qué nos encontramos en los mismos niveles de principios de octubre, cuando afrontábamos la bajada de la primera 'olita' de la segunda oleada», afirma Reinhard Wallmann, director general de Salud Pública. «Cantabria no tuvo que aplicar medidas más restrictivas del nivel 4+, como sí sucedió en otros lugares, ya que la subida de contagios no fue tan acelerada. Por tanto, la bajada tampoco puede ser pronunciada», apostilla el director del Observatorio de la Salud Pública, Adrián Hugo Aginagalde. «Además, hay que tener en cuenta la variante B117 -la británica-, que está presente en un 80% de las pruebas positivas detectadas aquí. Su capacidad de transmisión es entre un 25 y un 40% mayor, así que la facultad para hacer caer la curva se reduce», subraya.
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A pesar de estas circunstancias, las autoridades sanitarias no están preocupadas. La tasa de incidencia acumulada a catorce días se ha convertido en el indicador de referencia a la hora de valorar la evolución de la pandemia. Pero no es el más determinante. «La incidencia en los mayores de 65 años a siete días es el primer chivato que alerta. Y ahora está muy bajo, sólo 33 casos por cada 100.000», relata el epidemiólogo austriaco. «Si esa salta, ya te puedes ir apretando el cinturón», recalca. Después viene la incidencia a catorce días en mayores de 65, la incidencia global a una semana, la incidencia global a catorce días -que es la que a Cantabria le está costando disminuir- y, por último, los indicadores porcentuales de las personas hospitalizadas y en la UCI.
Reinhard Wallmann | Director General de Salud Pública
Los descensos más pronunciados los protagonizan las comunidades que más casos positivos acumulaban en diciembre. Extremadura empezó la tercera ola con una tasa de 371 casos, que llegó incluso a los 1.467 en el pico más alto. Ahora registra sólo 49 por cada 100.000, una bajada de un 86,7%. Le siguen de cerca Baleares (-86,4%), Comunidad Valenciana (-78%), Castilla-La Mancha (-71%), La Rioja (-70,9%), Murcia (-41,7%), Galicia (-39%), Cataluña (-36,6%), Navarra (-34,8%) y Madrid (-33%). Tras ese pelotón se sitúa Cantabria, con un descenso del 22,2%, lo que la ubica en la sexta posición por la cola, ya que la reducción de la incidencia sólo es menor en otras cinco regiones.
Canarias registra prácticamente el mismo fenómeno que aquí. Durante toda la pandemia ha sido la comunidad que mejores valores ha presentado en los indicadores. Comenzó la tercera ola con la segunda incidencia más baja -Melilla tenía menos, 112, pero ahora está disparada-, con 130 casos por cada 100.000 habitantes, y en todo este tiempo sólo ha conseguido reducirla en un 17,6%, hasta los 107 casos. Comparada con Cantabria, apenas cinco puntos y medio mejor.
Adrián Hugo Aginagalde | Dtor. del Observatorio de Salud
El dato es prácticamente similar si se analiza el pasado más cercano: los últimos quince días. En este tiempo, Cantabria ocupa la décima posición en la tabla con una bajada del 41%, lejos de las primeras posiciones que ocupan Comunidad Valenciana (-73%), Extremadura (-67%), Andalucía (-62%) o Baleares (-61%). Aquí Canarias sale peor parada, ya que es penúltima tras haber conseguido una reducción del 14%. Ceuta es el farolillo rojo con un escaso 12%.
«Ahora debemos cruzar los dedos porque estamos en un buen momento. No hay ninguna celebración importante a la vista, como sucedió con las navidades. Eso aporta tranquilidad. Sin embargo, el levantamiento de las restricciones en los aforos y del interior de la hostelería es lo que más miedo me da», valora el director general de Salud Pública. «Con el descenso tan atenuado de la incidencia, lo que puede suceder es que se detenga la bajada y comience a subir de nuevo», añade, antes de puntualizar: «Si le damos más oportunidades al virus para que se produzcan transmisiones, cogerá rumbo esta misma semana. Aunque la realidad la conoceremos dentro de diez o catorce días».
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rosa ruiz/ iker cortés
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