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En silla de ruedas, con aire de fragilidad y rostro de ave asustadiza. Así comparece Álvaro Pombo (Santander, 1939) en la Real Academia Española (RAE), donde ocupa el sillón j, para celebrar su flamante premio Cervantes. Con gorro de estibador, chaqueta cruzada, barbado, encorbatado ... y con unas gafas Lennon que acentúan su apariencia 'british', se confiesa con voz débil «más que contento» con el premio. «He llegado de milagro por la DANA», dice. Pero su discurso sarcástico desmiente su aparente debilidad. Celebrar el más alto galardón de la letras hispanas con la ironía que marca su vida y su obra, como destacó el jurado que presidió Luis Mateo Díez, ganador del Cervantes el año pasado y valedor del Pombo.
«Cervantes no tuvo ningún premio; es lo chocante de este hermoso premio, y le plagiaron la segunda parte del 'Quijote'. Era un 'pringao', genial, sí, pero un 'pringao' como lo definiríamos hoy; un pobrecillo», dijo risueño. «Estuvo en la cárcel en Argel y solo tenía su talento, su gracia y su sentido del humor. Y aquí me tienen con este premio que lleva el nombre de este inteligente extraordinario y valiente español», agregó un satisfecho Pombo que gastará «con parsimonia» los 125.000 euros de bolsa del premio.
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Guillermo Balbona / Pilar González Ruiz
«La ironía está a la par en mi vida y en mi obra; es un recurso literario muy cervantino que exige que no te lo tengas creído», dijo el autor de 'Contra natura' o 'Relatos de la falta de sustancia'. «No es un sentimiento primario, como la furia, el amor o el odio; es de persona mayor y puede ser mortal para el irónico si no se toma nada en serio», agregó aludiendo a sus 85 años. «De joven puedes creértelo: tienes la fuerza y la luz solar -el sol también se lo tiene creído- pero cuando llegas a una edad es complicado. Escribir es trabajoso y nunca estás satisfecho».
El poeta y narrador se describe «como un filósofo aficionado que recurre a la muy hermosa elocuencia filosófica». «No soy un pensador y los filósofos tienen derecho a comerme vivo cuando digo que tomo de la filosofía su color», dijo tras citar a Sócrates, Platón, Zenón de Elea, Santo Tomás, Bacon, Spinoza, Locke, Zubiri, Ortega, Sartre y un inacabable etcétera.
Cervantes centrará el discurso de agradecimiento que Pombo leerá el próximo 23 de abril ante los Reyes en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá. «Escribiré sobre 'El licenciado Vidriera' y sus variaciones», anticipa. «Cervantes ofrece en cada una de sus 'Novelas Ejemplares' una lección moral y filosófica, y me plantearé como se puede hacer una fenomenología de la fragilidad, la humana no la del vidrio, a través del licenciado». «Es un lugar común decir que Don Quijote estaba loco, porque Cervantes no lo dice nunca: solo dice que era ingenioso», destaca el laureado autor cántabro.
Tiró de nuevo de humor cervantino para explicar qué hará con la dotación del premio. «El dinero nos come, no llega para nada y parece claro que este es el último que voy a ganar un poco sólido». «Andamos muy mal de dinero y el premio nos ha venido muy bien», dijo en plural mayestático. «Se va en las tarjetas, en el mercado, no en los vicios y en las juergas, que también. «El dinero se ríe de mí. No cunde. Nunca he tenido ni mucho ni poco, solo para vivir decentemente», dijo recordando como de muy joven abrió una cartilla en «mi banco, el Santander, y como su madre le decía que sería un viejo manirroto». «Y no es verdad», se reivindicó recitando el dicho materno: «Los dineros se han de amar pues sin ellos muchas cosas legítimas y piadosas no se pueden alcanzar».
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