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Maqueta del buque 'Cabo San Vicente', botado en el año 1957.

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Maqueta del buque 'Cabo San Vicente', botado en el año 1957. Daniel Pedriza

Francisco García Marín, «el decano del modelismo naval en Cantabria»

Autorretratos ·

La figura de este creador cántabro, fallecido el año pasado, es un referente imprescindible en la evolución y consolidación de una actividad singular, el modelaje naval, en la Cornisa Cantábrica

Sábado, 6 de abril 2019, 20:38

Fue uno de los grandes pioneros y para muchos el decano del modelismo naval en Cantabria, pero ese reconocimiento de quienes más saben de este sector nunca hizo mella en su carácter abierto, atento y humilde, simpático y socarrón. Astillerense hasta la médula, lució siempre con orgullo los colores de su pueblo natal, cuya bandera llevó a cuantas exposiciones y muestras de maquetas navales protagonizó a lo largo de su dilatada trayectoria. Que fueron muchas, y muchas de ellas muy renombradas, como recuerdan sus compañeros de la Asociación de Amigos del Museo Marítimo del Cantábrico, de la que fue socio fundador. Francisco García Marín (El Astillero, 1923), trabajador de Astander durante toda su vida, empresa en la que entró de ayudante y en la que se jubiló como jefe de personal a los 63 años, fue siempre un enamorado de los barcos, a los que dedicó no sólo su trayectoria profesional sino también su tiempo libre y -así lo recuerdan sus hijos y su esposa, Amanda- bastantes horas de sueño.

El amor por las maquetas navales de García Marín surgió precoz y, tan pronto como aprendió a utilizar las herramientas necesarias para ello, comenzó a modelar las barcas que surcaban la ría de ElAstillero durante su juventud. Con el tiempo sus trabajos y proyectos fueron haciéndose más ambicioso, y se atrevió entonces a retratar los cargueros que acudían al muelle de la Orconera a recoger el mineral que salía de la mina de Cabárceno. Pronto su talento, su versatilidad y la enorme calidad de sus reproducciones le permitieron empezar a participar en exposiciones y concursos, en muchos de los cuales se llevó las menciones de honor y los premios de turno.

«Vio como se construían los barcos en el astillero y lo llevó a las maquetas»

Sus hijos, Gustavo, Luis y María, fueron testigos de excepción del genio creativo de un creador autodidacta apasionado por los barcos: «Nosotros le hemos visto toda la vida trabajando en las maquetas. Desde que tengo uso de memoria recuerdo verle con los barcos por casa. A veces le decíamos que nos dejara alguno para jugar en la bañera, pero no había manera», recuerda Gustavo, el mayor de ellos.

El hecho de que el taller de este destacado maquetista fuera su propia casa permitió a sus vástagos conocer con todo detalle su pasión por el modelaje, su forma de trabajar y, sobre todo, conservar numerosas anécdotas que dan fe del genio creativo de este cántabro, que realizó cientos de maquetas a lo largo de su trayectoria. «Lo aprendió todo por sí mismo. Vio cómo se hacían los barcos en el astillero, observó las distintas fases y secuencias de construcción y arreglo de los barcos y lo trasladó todo al campo del modelismo. Trabajaba siempre en casa, tenía un cuarto dedicado a sus trabajos con diferentes mesas y sus herramientas pero conquistaba la casa entera... Al final los barcos acababan repartidos por todas las habitaciones».

1. Bajorrelieve del acorazado 'Mikasa', botado en 1902. | 2. Luis, Emma y Gustavo, hijos de Francisco García Marín. | 3. Maqueta del puerto de El Astillero en 1930. 1. Daniel Pedriza | 2. DM | 3. Gustavo García
Imagen principal - 1. Bajorrelieve del acorazado 'Mikasa', botado en 1902. | 2. Luis, Emma y Gustavo, hijos de Francisco García Marín. | 3. Maqueta del puerto de El Astillero en 1930.
Imagen secundaria 1 - 1. Bajorrelieve del acorazado 'Mikasa', botado en 1902. | 2. Luis, Emma y Gustavo, hijos de Francisco García Marín. | 3. Maqueta del puerto de El Astillero en 1930.
Imagen secundaria 2 - 1. Bajorrelieve del acorazado 'Mikasa', botado en 1902. | 2. Luis, Emma y Gustavo, hijos de Francisco García Marín. | 3. Maqueta del puerto de El Astillero en 1930.

En un mundo en el que en la actualidad se trabaja con herramientas de precisión y piezas y materiales hechos por encargo, García Marín fue un pionero que consiguió realizar maquetas de una calidad sobresaliente con herramientas muy básicas, tirando de talento e ingenio creativo. El suyo fue durante décadas un trabajo totalmente artesano, sin ayuda tecnológica ni maquinaria de ningún tipo. De hecho, su herramienta esencial era una navaja «sagrada», lija, tijeras, reglas, hilos, cuerdas y todos aquellos materiales necesarios para replicar con el máximo detalle todos y cada uno de los elementos que componían los buques que retrataba: anclas, cadenas, barcas salvavidas, puentes, barandillas, chimeneas, cañones...

Barcos de todo tipo

La versatilidad de García Marín a la hora de realizar modelos de barcos a escala le permitió afrontar todo tipo de proyectos y elevar el modelaje naval a la categoría de un arte en el que innovó hasta sentar cátedra. Su primogénito, Gustavo García, destaca su capacidad para alcanzar la excelencia en todo tipo de modelos: «Hacía maquetas de todo tipo de barcos, desde pesqueros a barcos militares, pasando por vapores, barcos de vela, cargueros, portacontenedores, transatlánticos, remolcadores... Incluso llegó a inventarse algunos».

En ese sentido, el de la creatividad, García Marín también fue un alumno aventajado. Su capacidad de inventiva le permitió desarrollar un innovador modelo de maqueta que bautizó con el nombre de bajorrelieve. En estos modelos consiguió retratar los buques en cuestión con la misma exactitud y fidelidad que las maquetas pero permitiendo que, por sus características, pudieran entrar en todas las casas: «Los bajorrelieves fueron un invento suyo de hace aproximadamente 45 años. En el caso de las maquetas es complicado meterlas en una casa porque ocupan bastante espacio y son muy delicadas y difíciles de mantener. Ante eso, a él se le ocurrió la idea de insertarlos en un cuadro con su marco y su cristal. Son una evolución de las metopas, que son maquetas de medio barco. Él consiguió reducir más la profundidad de las maquetas sin dejar de ser totalmente fiel a los buques originales. Ideó un formato que podía tenerse en cualquier casa o lugar, como si fuera un cuadro», explica su hijo Gustavo García.

«Hizo maquetas de todo tipo: pesqueros, vapores, cargueros, trasatlánticos...»

El carácter autodidacta de Francisco García Marín acabó de forjarse gracias a sus numerosas lecturas de revistas navales: «Leía muchas revistas navales, especialmente inglesas. No sabía nada de inglés, pero a base de paciencia y dedicación fue aprendiendo. Ahí conocía nuevos modelos o conseguía planos de barcos que luego convertía en maquetas».

Gracias a su buen conocimiento del ámbito naval en Cantabria y de su trabajo en Astander, García Marín entró en contacto con muchos marinos, capitanes de barcos y armadores que, conociendo sus trabajos, acabaron encargándole numerosas maquetas: «Trabaja mucho también porque le encargaba muchos barcos desde navieras, armadores... Sobre todo de Santander y de Vizcaya. Conocía a todos en el mundo de la mar, y además le gustaba hablar mucho de este tema. En la oficina preguntaba por todos los detalles de los barcos. También tenía un pequeño velero con un amigo, y con él se acercaban a los astilleros para observar y tomar apuntes de los buques en los que se trabajaba. Ahora con unas fotos o buscando en internet puedes tener toda la información, pero en su época también este proceso lo realizaba de forma totalmente 'artesanal'», explica Gustavo García.

Exposiciones

La calidad del las maquetas navales de García Martín le hicieron protagonista de numerosas exposiciones por toda Cantabria y más allá de la comunidad. Muchas de ellas fueron alojadas en el Museo Marítimo del Cantábrico, algunas tan reconocidas como la que realizó del entorno de los astilleros de Astander u otra en la que retrató cómo era la zona del muelle de la Orconera de El Astillero en 1930. Desde instituciones públicas como la Consejería de Cultura de Cantabria o el Ayuntamiento de El Astillero hasta entidades privadas como la ya extinta Caja Salamanca y Soria, fueron muchos los entes que quisieron contar con las muestras de maquetas de García Marín, que viajaron desde Santander a Laredo, Castro Urdiales, El Astillero...

Exposoción de maquetas 'Barcos sin mar' en el MMC. Javier Cotera

«Más astillerense que la trainera de San José»

Pedro Blanco, presidente de la Asociación de Amigos del Museo Marítimo del Cantábrico , destaca el ingente talento de Francisco García Marín en la realización de maquetas navales, campo al que también se dedica. «Cuando yo empecé no sabía nada y allí nadie soltaba prenda; si preguntabas todo era secreto de sumario. Paco, en cambio, siempre me ayudó y acompañó cuando me hizo falta. Era un hombre con un corazón de oro y un talento para el modelaje naval que yo no he vuelto a ver». Blanco también destaca el orgullo patrio de Francisco García Marín: «Fue un auténtico embajador de El Astillero y llevó su nombre con orgullo allá donde fue. Era más astillerenese que la trainera de San José». En la actualidad, la Asociación sigue incluyendo maquetas de García Marín en sus exposiciones, como reconocimiento y homenaje a uno de sus fundadores.

El reconocido historiador cántabro Rafael González Echegaray supo retratar la obra de García Marín: «Este quehacer artístico es un puro gozo en la contemplación de estos modelos, que llevan el sello de lo bien hecho, con fidelidad absoluta y escrupulosa al modelo original, que es la base principal del modelismo naval». Sirvan sus palabras de homenaje a la figura del maestro del modelismo naval en Cantabria.

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