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'Artista en su estudio', Rembrandt Harmensz. van Rijn. Óleo sobre tabla, 24,8 x 31,7 cm, h. 1628.
'Artista en su estudio', Rembrandt Harmensz. van Rijn. Óleo sobre tabla, 24,8 x 31,7 cm, h. 1628. Boston, Museum of Fine Arts. Zoe Oliver Sherman Collection given in memory of Lillie Oliver Poor

Los reversos del arte

Casi nueve mil personas acudieron cada día del pasado año al Museo del Prado. Hasta marzo de este 2024 desnuda la cara oculta de las obras de arte, su reverso.

Guillermo Balbona

Santander

Jueves, 11 de enero 2024

El arte y la pintura «son mucho más que una imagen: una obra de arte es tridimensional. La visión de una pintura, su marco y la parte de atrás es comparable a situarse frente a un yacimiento arqueológico donde cada detalle nos da información». Son palabras del director del Museo del Prado, Miguel Falomir. Bajo el epígrafe significativo de 'Reversos', una de la exposiciones más singulares de su historia «convierte el soporte de las obras en objeto de análisis y fuente de relatos». El Museo Nacional exhibe «los cuadros como obra total, más allá de la pintura». Un viaje que atraviesa la superficie «brindando la contemplación de una fascinante realidad»: La cara oculta de las obras de arte, su reverso». 'Reversos', que se inauguró en noviembre y se mantendrá abierta al público hasta marzo, suma curiosidad y transparencia, una vuelta de tuerca a la hora de enfrentarse a la obra.

La muestra comienza con un facsímil inédito de Vik Muniz, idéntico en medidas, materiales y tejidos a las 'Meninas' de Velázquez. Una obra icónica «por su proporción y que supone la quinta parte del reverso del lienzo sobre el que trabaja el pintor», según Falomir. Comisariada por Miguel Ángel Blanco, junto a obras de la colección del Prado, que descubren el «resultado de un largo proceso de investigación sobre sus reversos», se exponen préstamos de instituciones nacionales e internacionales hasta alcanzar casi un centenar de obras. Esta exposición es otra de las motivaciones esenciales que ha contribuido a dotar de mayor atractivo a la pinacoteca. El Prado superó el pasado año el récord de visitantes que logró en 2019, año de la celebración de su Bicentenario. Visitas cifradas en 3.209.285 personas, unas 6.000 más que las de aquel año, y un 48% de las cuales accedieron a la pinacoteca de forma gratuita, en las horas en que el Museo permite el acceso sin tarifa.

'Autorretrato (?)' (reverso) Atribuido a Orazio Borgianni. Óleo sobre lienzo, 95 x 71 cm, 1600-10, Madrid. Museo Nacional del Prado

El espacio, dos salas del edificio de Jerónimos, por primera vez pintadas de negro, supone un itinerario abierto que da la máxima libertad a la relación espacial con las obras, sin jerarquías ni ordenación cronológica, dando entrada a artistas contemporáneos como Muniz, Sophie Calle o el propio Blanco. Hasta el presente se han realizado numerosos estudios sobre obras individuales cuyas traseras resultan de interés por una u otra razón, y algunos museos «han explorado de manera parcial esta dimensión a través de pequeñas exposiciones en las que han dado la vuelta a algunas de las obras que poseen».El Prado, con la colaboración de la Fundación AXA, se ha adentrado de manera decidida en este territorio no solo mediante una revisión integral del reverso de sus colecciones, sino también localizando en algunos de los más importantes museos del mundo ejemplos de cómo se puede enriquecer la apreciación de las obras de arte cuando su contemplación no se limita al frente.

'Joven copiando un cuadro', Wallerant Vaillant. Óleo sobre tabla, 31,6 x 39,5 cm h. 1670 Londres. Guildhall Art Gallery, City of London

Estructurada en capítulos que tratan diferentes aspectos relacionados con las traseras, acoge autores que por vez primera se exponen en el Prado: Van Gogh, René Magritte, Lucio Fontan, Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies Michelangelo Pistoletto y José María Sicilia, entre otros, o Wolfgang Beurer , Louis-Léopold Boilly, Carl Gustav Carus, o Max Liebermann. En sus señas de identidad lo que propone la exposición va más allá de la simple acción de girar los cuadros. El Prado «hace con ella una reevaluación integral de los reversos de sus colecciones e identifica en otros grandes museos elocuentes ejemplos que demuestran cómo se enriquece la apreciación de las obras de arte cuando no nos limitamos a mirarlas de frente». Y contempla cuestiones que nunca se habían hecho confluir y en las que tienen cabida también interpretaciones imaginativas: «La aparición del envés como motivo pictórico en dos subgéneros, el del autorretrato del artista tras el lienzo y el de la representación del reverso en trampantojo; la lectura poética del bastidor como cruz; las pinturas a doble cara; la trasera como campo de pruebas y de expresión».

Lo que se revela, al obligar al espectador a rodear la pieza, es a que asuma un rol más activo, y el museo a su vez registra «experiencias contemplativas que reivindican ese lado de la pintura al que no llega la luz».

Giro físico y conceptual

En el siglo XVII se consolida una forma de autorretrato que pervive hasta hoy: «El pintor se presenta en el taller, detrás de un cuadro en el que está trabajando y del que vemos solo su reverso. La reproducción fiel de la trasera de Las meninas que hace Muniz nos invita desde la entrada a un giro físico y conceptual, y se pone en relación con la inédita presencia escultural del reverso sobre el caballete en las pinturas de Rembrandt y de Barent Fabritius, en las que no faltan elementos del atrezzo habitual del taller». También el reverso puede quedar en el margen: Francisco de Goya, Vincent van Gogh, Ignacio Pinazo y José Villegas se sitúan junto a él, en sencillos formatos de medio cuerpo. Pero, en soledad y sobre el caballete, «el reverso puede llegar a sustituir a la imagen del artista –hasta tal punto se asocia a ella–, como alter ego». Su disección elocuente y clara se pone en marcha con 'El artista tras el lienzo', atravesando esa puerta dimensional que señala Velázquez «en el enigmático dorso del cuadro que pinta en 'Las meninas', con representaciones de reversos de cuadros en los talleres de los pintores».

Interior con el caballete del pintor Vilhelm Hammershøi. Óleo sobre lienzo, 84 x 69 cm, 1910, Copenhague. SMK, National Gallery of Denmark

La representación del reverso regresa en 'Esto no es una trasera', capítulo en el que parafraseando a Magritte, reúne algunos trampantojos que suponen reversos de pinturas. Un asunto meta-artístico que demuestra la gran significación que para los artistas podía llegar a tener la cara escondida de las obras, en la que se imitan las notas, inscripciones, dibujos, etc., que es habitual encontrar en ella.

Exposiciones actuales

  • Reversos Hasta el 3 de marzo, el Prado y la Fundación AXA emprenden un viaje que atraviesa la superficie brindando la contemplación de una fascinante realidad: la cara oculta de las obras de arte, su reverso.

  • Otra Colección: los marcos del Prado Hasta el 31 de marzo un nuevo acercamiento a sus colecciones a través de un itinerario en el que se muestra cómo el marco es parte importante y fundamental del conjunto de la obra artística.

  • Eduardo Rosales (1836-1873) en el Prado Hasta el próximo día 29. Homenaje en el edificio Villanueva dedicado a la presentación de Colecciones del XIX, a través de 17 obras.

Uno de los elementos que integran el soporte pictórico protagoniza la segunda sección: 'El bastidor como cruz'. Esa estructura invisible del cuadro es usualmente una cruz de madera que, entre otras cosas, permite agarrar cuando va a moverse de lugar.

El capítulo central de la exposición, 'Caras B', se dedica a las obras que pueden calificarse como 'bifaces'. En ellas, el reverso tiene entidad artística y complementa la imagen principal en diversas modalidades. Se añaden algunas pinturas en las que el reverso expone huellas del proceso de creación, con dibujos, esquemas geométricos o caprichos expresivos en 'El lado oculto'. En 'Más información al reverso' se aborda un problema clásico en la pintura. A pesar de que palabra e imagen convivieron con cierta facilidad hasta la Edad Media, llegó el momento en que los artistas confiaron a la segunda todo el peso de la narración. Y cuando necesitaron transmitir datos, identificar temas o personajes, incluir textos accesorios o comentarios sobre la realización de la obra, lo hicieron casi siempre escribiendo en la trasera.

Otras veces, como en 'Ornamentos y fantasmas', se descubren en los reversos historias contenidas en los propios materiales: telas que tuvieron usos domésticos o que dan cobijo a involuntarios fantasmas que aparecen al ser traspasadas por los aceites. Por otra parte, en 'Pliegues, cortes y recortes', las antiguas restauraciones y las modificaciones que se efectuaron para adaptar las pinturas a nuevas ubicaciones o nuevos usos, quedan a la vista en reversos que incluyen remiendos, recortes o dobleces.

Por último, en 'Naturaleza de fondo' se ha investigado en la colección del museo qué materiales más o menos inusuales han servido de soporte a la pintura a lo largo de los siglos, de cobre a hojalata, pizarra, alabastro.... Y lo que siempre hay en las traseras es polvo. Se limpia regularmente pero las obras más grandes y pesadas se mueven con menor frecuencia».

La cara b de las obras

Algo más que «darle la vuelta a un cuadro»

La exposición «va más allá de la anécdota, supone más que darle la vuelta a un cuadro». Es, por ejemplo, ese vínculo con los autorretratos de muchos pintores que muestran el caballete mientras aparece su rostro, casi siempre por el lado derecho de la tela, caso de Goya. Cuadros con trampantojos que representan reversos de pintura como 'La máscara vacía', de Magritte. Es la Cara B, como los vinilos. Piezas, según el comisario, que «muestran representaciones con códigos diferentes, lenguajes, inclusos géneros que establecen una relación a veces enigmática». Para todo este conjunto se ha generado «una atmósfera de caverna» al pintar de negro las salas. De manera gráfica se busca «una manera de espiar lo que hay detrás de las obras».

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