Los cromos del Racing

Total, que viendo al Racing jugar contra el Levante, uno iba diseñando ya su propio álbum. Y disfrutando casi tanto como Rafael de Diego, ese campeón del coleccionismo racinguista que hace unos años organizó una muestra de sus tesoros que te hacía ponerte verdiblanco... pero de envidia.

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El cromo más representativo de esta temporada tendrá que ser el de la alineación, claro, por aquello del poder del colectivo. No había más que ver el mosqueo del míster en la sala de prensa por una presunta relajación defensiva en la segunda parte. ¡Y eso, con el equipo líder y habiendo ganado a un gallo de la categoría! Más dudas habrá con cuál será el cromo estrella de la temporada, si Ezkieta ejerciendo de salvador con una parada increíble, Andrés deteniendo no el balón en el área chica, sino más bien el tiempo y los corazones para inventarse la que podría haber sido la mejor asistencia en años, si Aldasoro reventando el cuentakilómetros... Dura, durísima competencia por ver quién brilla más en este Racing.

Aunque, como casi siempre, el más listo de la clase fuera Íñigo Vicente, que tiene un cromo clarísimo: tapándose los oídos, en ese gesto con el que celebra los goles. Lástima que no se tape a veces también la boca, se ahorraría muchas amarillas.

Y no nos olvidemos de los cromos de aquellos cuya participación es menos vistosa pero cimentan el equipo. Con todo lo que les ha llovido, y al final los zagueros del Racing van a resultar los más seguros de la categoría. Incluso los menos habituales, como ayer Javi Castro o Marco Sangalli, se están ganando su puesto en el álbum.

Finalmente, para el 'coloca' -esos cromos que Ediciones Este sacaba ya avanzada la temporada, con los últimos jugadores en incorporarse a cada equipo- tenemos por fin más candidatos para acompañar a Jeremy, tras el debut sorpresivo de Carrascal, que cumplió con creces. Lástima que la cantera tenga tan poca cuota esta temporada.

Aunque, eso sí, la Liga es tan larga que seguro que hay cromos que van a revalorizarse; en especial, los de jugadores con casta, como Mantilla o el capitán Íñigo Sáinz-Maza. Lo que no se va a poder sacar en cromo es esa furia maravillosa que caracteriza al equipo; o si se quiere, el rock and roll, como le gusta llamarlo a José Alberto. Ni tampoco a los veinte mil seiscientos ochenta espectadores que empujaban desde las gradas de los Campos de Sport. Esos no merecen un álbum, sino una exposición entera.