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La sala de prensa de los Campos de Sport vivió este miércoles el espectáculo más pintoresco que recordaban todos y cada uno de los informadores que la seguían en directo o de modo telemático desde que Manuel Huerta habló en 2005 de la ' ... orina del enfermo'. El todavía entrenador del Racing, lacónico y audaz, casi se felicitó por lo que consideraba una progresión y fue más allá: «Si antes me veía con fuerzas, ahora más». Eso después de llevar al Racing al peor momento de sus 108 años de historia y a luchar por no descender a Tercera División. Su receta es «seguir trabajando». Porque considera que hace un «buen trabajo». Se le preguntó si le podían destituir, y si creía que debería dimitir, y espetó que no hace «juicios sobre los demás». No debían haberle amenazado con la baja sus jefes, a juzgar por su actitud y sus respuestas entre vagas y distantes tras lastrar al peor momento en más de un siglo a un histórico del fútbol español. Tres partidos, tres derrotas, y salió con normalidad a la sala de prensa, como quien va a comprar el pan. Tanto, que uno de los compañeros llegó a preguntarle si sabía donde estaba y a qué club había venido. «Sí, claro que sé donde estoy».
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Las primeras palabras de Solabarrieta al sentarse en la sala de prensa fueron las siguientes: «Sí; sí me veo con fuerzas de seguir. Y después de lo que he visto hoy, más». Llamó tanto la atención su respuesta que tuvo que explicar con detalle la razón de por qué se mostraba tan confiado y con tanta energía para seguir liderando un equipo que no tiene norte y que ha empeorado desde su llegada. «No trato de hacer juicios. Cada uno puede hacer lo que quiera pero yo, en lo que no depende de mí, pierdo cero energía», contestó dejando aún más ojipláticos a los presentes que se preguntaban a su vez si habían formulado la pregunta bien o si el de Ondarroa había entendido lo que se le había cuestionado, que era por él mismo. Nadie se podía esperar algo como lo que estaban oyendo después de presenciar lo que había hecho el Racing minutos antes en los Campos de Sport. «Repito, no hago juicios. Hago trabajo. Sí me veo con fuerzas y más después de lo que he visto hoy», insistió por si alguno estaba despistado.
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Solabarrieta aludió al trabajo como la solución a lo que puede considerarse el mayor desastre desde que existe el Racing, pero ayer no se vio por ningún lado ese trabajo. «Delante tienes un contrario y estamos en una dinámica que nos pasa de todo. Soy consciente de que hemos perdido 1 a 3 y que es el tercer partido que estoy y es el tercero que perdemos, no hace falta que nadie me lo recuerde...» ¿Y? Cada respuesta que daba el todavía entrenador racinguista resultaba más surrealista. «Los que peor están son los jugadores y que a partir de ahí hay que insistir y trabajar. Con lo de ahora no es suficiente, así que más y mejor». Sin más.
«Los juicios y las opiniones de los demás los respeto, pero no tengo la misma que tú», contestó cuando se le preguntó dónde estaba ese trabajo «bien hecho» después de tres derrotas en tres partidos. Empeñado en sacar algo positivo, Solabarrieta añadió: «He visto un Racing con más juego que otros días, hemos creado bastante más ocasiones, ha habido jugadores que han dado un paso adelante y creo que hay un grupo de trabajo muy bueno». El Racing perdió 1-3.
Por si parecía lo contrario, el técnico repitió que sabía «perfectamente lo que es este club» y añadió que «de estas situaciones se sale todos juntos». «En ocho partidos no se había encajado un gol a balón parado y en los tres últimos nos han marcado. Son cosas que pasan», decía dando carta de naturaleza y normalidad a la situación.
No tuvo más soluciones que apuntar a que «el sábado hay un partido en Portugalete y la vuelta de esto la tienen que dar los jugadores». Por sus palabras dio la sensación de que sabía que hoy seguirá siendo entrenador. Al menos sabía que esta mañana dirigirá el entrenamiento en La Albericia. «El club siempre tiene que estar pendiente de lo que hay. Hablo con Pedro, con José María, pero no me meto en fichajes y jugadores», explicó.
Sus últimas palabras fueron las más realistas y quizás las que menos llamaron la atención: «Llevamos mucho en esto y las decisiones se toman y sobre las personas que se toman. Pocas cosas me sorprenderían».
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