Un genio de andar por casa
El perfil ·
Serio, reservado y enamorado del fútbol, Santi siempre tendrá la llave del Racing a quien mantuvo con su talento de ver lo que nadie podía imaginarSecciones
Servicios
Destacamos
El perfil ·
Serio, reservado y enamorado del fútbol, Santi siempre tendrá la llave del Racing a quien mantuvo con su talento de ver lo que nadie podía imaginarSerio de lejos y reservado de condición. De frase justa, palabra precisa y personalidad marcada. De voz baja y sonrisas contadas. Cauteloso, prudente, comedido, pero eficaz. Irrepetible. Su fútbol era como él, pausado, de toque conciso y sin estridentes. Pero pronto se dio cuenta de ... que sus ojos veían más allá y se colgó el silbato del cuello y estiró el pantalón del chandal hasta el tobillo. De jugador a entrenador y un paso más alla: constructor de sueños.
Noticia relacionada
Aser Falagán
No fue nunca de trasnochar. Alargaba el día lo que podía por la capital y regresaba a Laredo para echar una mano en las pesacadería de casa. Eran tiempos en los que se hacía piña para salir adelante.
Poco después tuvo que dividirse para vencer; parte de su corazón se lo llevó el balón y la otra parte Lines, su mujer a quien acompañaba a Peñacastillo cada día como un reloj. De vuelta, alguna patada a una lata y algún sueño en la mochila. Ella era portera de balonmano, así que a Santi no le quedó otra que cambiar el chip alguna tarde de sábado.
Con su primeros cuartos se compró un coche grande de segunda mano y en La Albericia, sus compañeros del Rayo Cantabria le comparaban con un actor de Hollywood. Era tan discreto que no sería extraño que lo aparcase lejos para que no lo vieran. El puesto de entrenador se le quedó corto, lo suyo fue adelantarse. Quizás por eso durante sus casi tres décadas al frente de la cantera del Racing son una tesis de cómo inventar. Sus ojos veían esto y lo otro; aquel chaval la pega así, corre de esta manera, levanta la cabeza cuando los demás no, se desmarca cuando hace falta y no corre por correr... A 112 futbolistas les dio la llave para llegar al fútbol profesional en una provincia como esta, donde viven los justos, y en unas secciones inferiores en las que faltaba de todo. Ahora la respuesta está a golpe de click y existen compañeros para lo que haga falta, pero en los años en los que Santi fue el jefe todo estaba por inventar. Él solito, quemando las zapatillas que no quemó de niño. Así se hizo así mismo. Así moldeó los cimientos de su Racing.
«¿Quién es el mejor?». Apenas cinco minutos. No le hacía falta mas. Veía mucho más allá. Su escudero Javi Alonso, compañero y amigo inseparable lo cuenta: «Me llevó al córner y me dijo: ¿Te has dado cuenta?». Era Pablo Torre, la última joya de la cantera, al que una vez ya jubilado no dejaba de seguir. El último producto de La Albericia. «¿Ves? Será futbolista. Lo asan a palos y la sigue pidiendo. No se enconde», explica que decía José A. Carriazo.
Ellos dos formaban con Santi y otra pareja -uno de ellos Esteban, el padre de Pablo- el club de los cinco. Seguían los entrenamientos y compartían mañanas de café y té, porque lo de Santi era el té. Las tertulias eran un manual de fútbol. Para aquellas charlas Santi reservó sonrisas. Estaba en su salsa. Ver reírse a una persona tan seria era algo que emocionaba. Llegó la pandemia y el fútbol moderno y las puertas de La Albericia se cerraron para los aficionados/intrusos, pero a Santi el Racing le dijo que con él aquello no iba. «No. Soy un racinguista más», contestó. No volvió.
En los últimos años le inundó una afición: apuntar las alineaciones que los medios de communicación anunciaban en la previa de los partidos y componer una especie de clasificación para comprobar quién era el periodista de la región con mayores aciertos. Lo hacía los lunes, después de un fin de semana en el que su sitio estaba en cualquier banda de un campo de fútbol. Desde allí le miraba del frente y del revés a aquel niño que quiso ser futbolista. Eso, nunaca dejó de hacerlo.
Innovador y polifacético. «Javi, ¿por qué no hacemos una película de esta foto?». De la pared de la salita del pueblo colgaba un retrato de la plantilla del Laredo Juvenil. En aquel equipo se doctoró y aprendió la cara B de este deporte. Santi hizo el guión y Javi, su escudero, cogió la cámara y la gorra de director. Casa por casa rescataron de aquella foto sesenta años después a los que el tiempo quiso y unos meses más tarde 'La foto' se presentaba en la Casa Cultura de Laredo, muy cerca de donde empezó la leyenda del constructor se sueños.
Sigue el canal de El Diario Montañés en WhatsApp, donde encontrarás todas las claves informativas del día.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.