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Cualquier entrenador hubiera vendido su alma al diablo si le dicen que a falta de tres partidos va a tener a todos sus jugadores pidiendo paso para jugar. Salvo Álvaro Mantilla, a quien no le quedarán uñas que comerse, toda la plantilla está disponible y ... con posibilidades de jugar en Huesca, mañana a las 16.15 horas.
Bendito problema para un José Alberto que tendrá que dar y quitar a los jugadores en El Alcoraz. Ayer, tan solo trabajó los saques de esquina en ataque y en defensa. Algo de estrategia y a descansar. 48 horas antes del partido hay que supercompensar, como dicen los preparadores físicos, para recuperar y llegar a tope a la competición. Así que no enseñó nada de lo que puede jugar ante los oscenses en un duelo que de ganar casi acariciarían el play off.
En la jornada anterior el míster sorprendió con algunos cambios y otros jugaron por obligación -para sustituir a compañeros sancionados- y ahora medita dejarlos en el once inicial a todos, a excepción de su central de cabecera, Germán Sánchez y de Peque. No ha enseñado nada durante esta semana, pero sí ha dejado entrever que la actuación de Saúl y Sangalli, en los laterales, aprovechando las ausencias de Dani Fernández y Mario García por sanción, pueden haberle convencido. Los dos son candidatos a repetir en una alineación en la que no habrían entrado si no es por las exigencias del guión.
Hay más dudas en el centro del campo y en la banda derecha, porque la vuelta de Peque, el pichichi del equipo -y segundo de la categoría- cambia, obviamente, las posibilidades. El catalán regresa tras su castigo por tarjetas y desplazará a Íñigo Vicente a una banda. En la otra es donde hay tortas para entrar. En el flanco derecho, Mboula, Lago y Andrés Martín están esperando que les elijan para jugar. Los tres tienen posibilidades. La dupla del otro día en la medular con Morante y Aldasoro también espera repetir.
Íñigo Sainz-Maza, el faro durante más de media Liga, está a la cola. Juan Carlos Arana, Manu Hernando y Jokin Ezkieta son tan fijos como José Alberto. Hoy el equipo parte para Huesca. Silencio de radio. Sin pistas al rival. Es complicado hacer quinielas, pero de lo que no se puede quejar el entrenador es de que los jugadores hayan llegado desmotivados. Parte de la culpa es de él.
«No hay cansancio. Es muy difícil que notes el cansancio cuando tienes la posibilidad de ascender a Primera», señaló Saúl ayer en La Albericia. El cántabro era pequeño, pero se acuerda de cuando el Racing estaba en Primera y «la sensación era que era algo normal. No recuerdo la ilusión que se vive ahora». El lateral puede que repita mañana en Huesca, después de varios partidos en el banquillo, y se siente contento por «ver cómo los jóvenes se han sumado al apoyo y el club está ahora en su apogeo». Pide cautela ante el Huesca, porque «los dos nos jugamos mucho y ellos aunque tienen ventaja se juegan la vida con el descenso». Advierte de que los oscenses son peligrosos«en esas segundas jugadas, a balón parado. Ya lo hicieron ante el Elche». Aún así, admite que «este equipo depende de sí mismo». Su experiencia le dice que todo es posible. «Recuerdo que con el Numancia lo teníamos hecho y perdimos dos partidos que eran ante equipos de abajo. Con el Dépor nos metimos sin depender de nosotros...». Todo puede pasar.
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