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La Junta de Tratamiento que debe decidir la calificación del expresidente, Ángel Lavín, se reúne hoy, y de esa cita puede salir, si no se dilatan los plazos, su calificación y, por lo tanto, su futuro penal. Diversas fuentes consultadas por El Diario Montañés adelantan ... que debe ser de segundo grado, es decir, lo habitual en la mayor parte de la población reclusa. Se aplica en aquellos casos en que no existe una extrema peligrosidad (primer grado) ni se pueden acoger al tercer grado, algo muy poco frecuente en los ingresos al no poder valorar aún la Junta de Tratamiento sus circunstancias y evolución.
En consecuencia, si como está previsto la Junta de Tratamiento califica hoy a Lavín de segundo grado (el plazo es de un mes desde la personación, de modo que puede haber dilaciones), el expresidente del Racing será conducido a El Dueso en un plazo muy breve. El proceso es sencillo: la Junta toma la decisión e informa al Ministerio del Interior. Incluso, si el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria lo estimara oportuno, podía haber enviado a Harry directamente a un centro penitenciario ordinario (el de segundo grado, como es el caso de El Dueso) de forma inmediata.
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Abel Verano Aser Falagán
Lavín se presentó el lunes en el Centro de Inserción Social José Hierro, un establecimiento penitenciario de régimen abierto, para comenzar a cumplir su condena, pero solo podría seguir allí si se le cataloga de tercer grado, algo que las fuentes consultadas consideran insólito y poco menos que imposible. En ningún caso ilegal, pero extremadamente extraño. «Descarado» o «imposible», han llegado a señalar. Su destino natural, al menos a corto plazo, debe ser El Dueso.
Dado que la Junta de Tratamiento no tiene aún elementos para valorar su evolución y comportamiento, no dispone de datos para aplicar este grado, pero dada la duración de su condena y sus características la defensa de Lavín ha podido solicitarlo.
11 temporadas lleva el Racing alejado de Primera División, la peor racha desde que se fundó LaLiga en la temporada 28-29.
Tres descensos Las tres últimas temporadas que el Racing ha militado en Segunda División ha terminado descendiendo. Este curso aspira a romper esa estadística.
15-20 millones de euros es la cifra que ronda en los últimos años su pasivo, aunque ahora con sus propietarios, y no ya con Seguridad Social, Hacienda, proveedores y empleados.
Deuda concursal renegociada En 2017 el Racing debía haber concluido los pagos de su deuda concursal, que en su momento tuvo una quita del 50%, pero su ruina económica obligó a renegociarla en varias ocasiones y aún restan porpagar tres millones y medio. Sin embargo, ahora no es deuda vencida.
La condena de un año a Francisco Pernía, ya firme y con una duración que no provocará su ingreso en prisión, y la puesta de Lavín a disposición de las autoridades penales pone fin desde un punto de vista judicial a la 'Era Okupa', esa que arrasó el Racing hace una década y de la que el club paga aún las consecuencias. En lo deportivo el equipo, recién ascendido, trata de consolidarse en Segunda División y en lo económico arrastra aún algún pago concursal. En resumen, la entrada en prisión de Lavín se produce en un momento en el que el club aún sufre las consecuencias de la administración desleal (ya es una verdad judicial) de dos de sus presidentes.
Cuando en enero de 2014 el Juzgado de Guardia ordenó celebrar una Junta General de Accionistas que Harry se negaba a convocar (tenía que haberlo hecho en 2013) y fue desalojado junto al resto de su directiva (ni siquiera se acudió a la cita), el Racing estaba al borde de la desaparición. Casi en causa de disolución. El equipo acababa de perder dos categorías consecutivas: descendió de Primera en 2012 y acto seguido bajó a Segunda B a pesar de contar con el segundo presupuesto de la categoría, solo por detrás del Villarreal. Desde entonces no ha vuelto a pisar la máxima categoría: once temporadas ya. Nunca en su historia, desde la creación de LaLiga en la temporada 28-29, el Racing había estado tanto tiempo sin jugar en Primera División.
La gestión de Lavín y Francisco Pernía, líder en la sombra durante los menos de dos años de presidencia del suancino, dejó como herencia una crisis endémica que ha desembocado en el peor Racing de la historia. Ya antes de detentar la presidencia el club había entrado en barrena. Las consecuencia de la crisis económica de 2008, los presupuestos abultados (que llevaron también a la mejor clasificación desde la Guerra Civil, dos semifinales de Copa y la clasificación para la Copa de la UEFA), el insólito episodio de la compra del club por parte de Ahsan Alí Syed, tras la que estaba también la mano de Pernía, y la administración desleal del de Cóbreces habían abocado el club a un proceso concursal y obligado a componer una plantilla modesta con la que se descendió tras una serie de 18 años de los anteriores 19 en Primera División.
Pero todo era reversible. Muchos clubes habían remontado, y remontaron posteriormente, el concurso de acreedores y el Racing estaba en condiciones de buscar el ascenso de forma inmediata, con el segundo presupuesto de Segunda División gracias a su estructura y el fondo de rescate cuando el 19 de julio de 2012 Lavín fue nombrado presidente.
Aquello fue también una maniobra extraña. Con el propietario presuntamente desaparecido, una Junta en la que los minoritarios preveían, ante la ausencia del accionista de referencia, hacerse con el control del club terminó con la aparición de Horst Weber, un abogado con poderes de la WGA Sports Holfing, la sociedad instrumental que poseía más del 99% del accionariado. Tenían hasta presidente, pero el día anterior Francisco Pernía se había puesto en contacto con el despacho de abogados y creado una lista alternativa en cuya cabeza colocó a Harry. Año y medio después, con el club en Segunda B, arruinado, sin pagar las nóminas y tras un plante de la plantilla, que se negó a jugar en Copa ante al Real Sociedad, la entrada en concurso de la WGA permitió que su administrador, Onur Arslan, devolviera la normalidad institucional al club, propiciando un relevo y el regreso de las acciones a Jacobo Montalvo para inmediatamente después ponerlas a cero y abrir una nuevo proceso de suscripción.
Un año y medio pasó entre esos dos episodios y el Racing era un solar. En lo económico, lo deportivo y lo social. Los Campos de Sport amenazaban ruina. La plantilla deportiva y administrativa no cobraba desde hacía meses. La masa social había dado la espalda hasta que se liberara al club de la okupación. 'Compraron el Racing con el dinero del Racing y además no lo pagaron', se decía.
Tuto Sañudo fue el presidente de transición, con David González Pescador a las cuentas y los libros para capear el naufragio. El Racing no había pagado los plazos concursales ni nóminas. Debía a Hacienda y la Seguridad Social. En lo deportivo, el equipo entrenado por Paco Fernández ascendió, pero conseguir cumplir los ratios para que LaLiga admitiera su regreso fue poco menos que un milagro; ingeniería contable a cargo de un equipo comandado por oreo consejero del 'rescate', Juanjo Uriel.
Con un presupuesto, ahora sí, muy modesto, el Racing descendió al año siguiente. Cuatro temporadas en Segunda B en las que la prioridad no era otra que devolver la estabilidad institucional y económica al club. En ellas llegaron las dos peores clasificaciones de la historia y una nueva y esporádica presencia en Segunda División. Desde su descenso de 2012, el Racing ha militado en cuatro ocasiones en Segunda, y la tres anteriores terminaron con descenso.
Con el final del proceso judicial la sociedad cierra ese capítulo, pero el otro, el de la quiebra económica y deportiva, aún supura. El club ya está al día con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social y ha liquidado gran parte de su deuda concursal, pero la deuda con sus accionistas de referencia ronda siempre entre los quince y los veinte millones de euros. Solo un ascenso a Primera permitiría recuperar definitivamente lo perdido en la 'Era Okupa' y desangrado en la peor década de la historia. Y esa perspectiva aún no es cercana.
Consencuencias
Tanto durante la etapa de transición de Sañudo como en la de Manolo Higuera como presidente, el Racing ha visto muy condicionada la composición de su plantilla por el agujero económico que había heredado. Así, y aunque consiguió durante los años de Segunda División B seguir contando con uno de los mayores presupuestos de la categoría de bronce, tuvo que competir en inferioridad económica con otros candidatos al ascenso, en especial durante los años que permaneció lastrado enSegunda B, y en los que ya no disfrutó siquiera del fondo de compensación por descenso.
Durante la presidencia de Higuera se planteó el ascenso a corto plazo como vía de salvación de una economía hundida, lo que trajo consigo multitud de fichajes cada temporada para tratar de reforzar el equipo con la dificultad de no poder ofrecer grandes sueldos. El pago progresivo de la deuda vencida, ponerse al día con el personal y conseguir el normal funcionamiento de una sociedad que llegó a tener sus cuentas embargadas fueron la prioridad absoluta de las directivas que siguieron a Pernía y Harry.
En este sentido, y a pesar del fracaso deportivo de no devolver al club, al menos, a Segunda División, cumplieron con su objetivo de mínimos, pero a su vez el más importante: evitar la disolución del Racing poco después de celebrar su centenario.
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