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Cuando hay cambios estridentes en un equipo se suelen utilizar dos tópicos. El positivo, 'revolución'. El negativo, 'ataque de entrenador'. Guillermo Fernández Romo es poco amigo de las novedades. Es un tipo rutinario. Yconfía en su plan. Desde que comenzó la temporada, cogió el ... trozo de barro que tenía y le fue dando forma. Como en 'Ghost' pero sin romanticismo. Le dio a Lucas Díaz la titularidad en la portería y ha acabado jugando, y vaya descubrimiento, Miquel Parera. Satrústegui arrancó en su puesto natural como central zurdo y le ha reconvertido en un eminentemente defensivo, pero solvente, lateral izquierdo. Íñigo Sainz-Maza partía casi como cuarto mediocentro, incluso detrás de Borja Domínguez y Sergio Marcos, pero el rendimiento del canterano terminó por convencer al míster. Y después de numerosas probaturas, encontró en Fausto Tienza la pareja ideal para el cántabro. El acertado fichaje invernal de Arturo Molina le dio al frente de ataque verdiblanco la pieza que le faltaba. Mientras tanto, en un puesto clave como la delantera, la paciencia del entrenador madrileño con Cedric acabó por dar sus frutos.
Riazor marcó un antes y un después en los procesos que tanto le gustan a Guillermo Fernández Romo. Si hasta entonces el técnico hacía siempre algún matiz en su once de cara a cada partido, más allá de los obligados, desde el punto de inflexión forjado en el vigorizante triunfo frente al Deportivo sólo ha modificado su alineación por sanciones, lesiones o las convocatorias internacionales de Pablo Torre con la selección sub 19. Como le gusta a los aficionados más veteranos, en el futuro, habrá alguno que recuerde al equipo de esta temporada y recite la alineación de memoria.
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Eso, sin quitar mérito a los actores secundarios, que, en la mayor parte de los casos, han estado a la altura cuando los protagonistas principales no han estado presente o no estaban al nivel adecuado. Futbolistas como Mantilla, Marco Camus o Manu Justo, entre otros, han presentado sus credenciales a la titularidad a lo largo de estos meses, pero en la línea de parrilla de las preferencias del entrenador se han visto superados por otros compañeros.
De cara al partido de mañana en Majadahonda, salvo sorpresa mayúscula, y con la presumible única baja del tocado Marco Camus, Guillermo Fernández Romo repetirá el mismo once que el pasado sábado contra la Unión Deportiva Logroñés. El mismo que visitó Calahorra. Y el mismo también que arrancó en la goleada a la Cultural Leonesa en los Campos de Sport. Recite conmigo. Seguro que ya se la sabe de memoria.
Portería
El balear es la revelación de la temporada en el Racing. Llegó a Santander como una auténtica incógnita. Como una apuesta con pocos argumentos, después de varias temporadas calentando banquillo en el Mallorca. Pero en el ostracismo de Son Moix había un muy buen portero, tal y como él mismo ha demostrado. Comenzó la temporada siendo también el recambio en el equipo racinguista. Sin embargo, Romo le dio la titularidad en la jornada 7 y ya no se ha apeado de ahí. Actualmente es el segundo mejor portero de la Primera RFEF gracias a su seguridad tanto bajo los palos como en el área y a sus intervenciones acertadas en momentos clave. Además, ya ha renovado automáticamente su contrato de cara a la próxima temporada.
Lateral derecho
Es cierto que su llegada le cerró definitivamente la puerta a un Diego Ceballos que salió en el mercado invernal. Sin embargo, el vasco ha justificado su contratación y su titularidad. Es muy completo. Con experiencia, sobrio en defensa y, de vez en cuando, cuando le dejan o cuando puede, atrevido en ataque. El entrenador ha confiado en él siempre que ha estado disponible, ya que en algunos momentos de la temporada las lesiones le han sacado del equipo. Por detrás de él, al no confiar Romo en Ceballos, apostó por Mantilla cuando tuvo que sustituir a Unai Medina. El cántabro cumplió con creces en la banda, pero no llegó a inquietar la titularidad del vizcaíno, que tiene contrato para la próxima campaña con el equipo verdiblanco.
Central izquierdo
Como Miquel Parera, otro de los descubrimientos de la temporada. Pol Moreno es indiscutible. Sólo se ha perdido noventa minutos y fue por acumulación de tarjetas amarillas. El resto del campeonato, siempre sobre el terreno de juego. Romo le incorporó como uno de sus hombres de confianza y el futbolista catalán ha respondido con creces. Inteligente, atento, fuerte por alto y también en el corte, sin hacer mucho ruido se ha convertido en el auténtico jefe de la defensa verdiblanca. Porque su regularidad es su principal fuerte. Apenas se pueden contar un par de actuaciones flojas a lo largo del curso en expediente. Casi siempre, de un '6' hacia arriba. El técnico nunca ha tenido dudas a la hora de ubicarle en la zaga. Prácticamente insustituible.
Central derecho
Es un futbolista más efectivo que efectista. Aporta mucho más de lo que parece. Y ahí están los números para corroborarlo. De 18 partidos disputados, en trece el Racing ha dejado su portería a cero. El dato será casual o causal, pero al riojano que le quiten lo bailado. Sólo las lesiones, en algunos momentos de la temporada, le han apartado de la titularidad. Ycuando ha faltado, Guillermo Fernández Romo ha tirado o de Satrústegui –al comienzo de la temporada– o de Álvaro Mantilla, aunque el camargués se ha mostrado más solvente pegado a la banda que en el centro de la zaga. Conocedor de sus limitaciones, sabe sacar partido a sus fortalezas. El pragmatismo como forma de vida. Ha empastado a la perfección con Moreno en el eje de la defensa.
Lateral izquierdo
El puesto de jefe de la defensa parecía destinado para Satrústegui. Sin embargo, ante la escasa confianza de Guillermo Fernández Romo en Isma López –pese a decir que era el mejor lateral de la categoría– le llevó a mandar al específico al banquillo y reconvertir al ex del Castellón de central a zaguero de banda. Yla apuesta le ha salido bien al técnico. El Racing perdió en capacidad ofensiva, pero eso precisamente entra en el plan del entrenador de cimentar desde atrás y más en un equipo con tanta pólvora en ataque. Satrústegui se ha convertido en un fijo más que solvente en una posición que tampoco era desconocida para él. Además de su fortaleza defensiva aporta salida de balón. Ni la llegada de Javi Vázquez ha hecho dudar de su titularidad.
Mediocentro
Fausto Tienza, Sergio Marcos, Borja Domínguez... E Íñigo Sainz-Maza. Ese parecía el orden establecido en el doble pivote racinguista. Pero el rendimiento puso las cosas en su sitio y el capitán verdiblanco adelantó a todos sus competidores a las primeras de cambio. Tanto, que durante gran parte de la temporada la confección de la sala de máquinas verdiblanca ha sido Íñigo y otro más. Romo fue acompañando al de Ampuero de un futbolista de perfil más ofensivo, hasta que vio que la dupla formada por el canterano y Fausto Tienza le aportaba más cosas al equipo. Yasí, ambos han conformado una pareja de hecho que a estas alturas ya es inamovible. Su trabajo y su capacidad de abarcar campo son indispensables en el Racing.
Mediocentro
Llegó a Santander como otro de los fichajes predilectos de Guillermo Fernández Romo, pero tras unas primeras jornadas en las que generó dudas, terminó por caerse del once. Tuvo titularidades esporádicas y alguna buena actuación aislada, pero siguió sin convencer. Hasta que, de repente, su entrada coincidió con el mejor momento del equipo. Y se metió en el once, como pareja ideal de Íñigo, para quedarse. Tanto, que ahora mismo es uno de los futbolistas más en forma de la plantilla racinguista. Su oficio y su trabajo han sido claves en el crecimiento verdiblanco en este tramo clave de la competición. A eso le ha añadido una inesperada aportación ofensiva, con asistencias, goles y hasta un penalti provocado frente al Dux.
Extremo derecho
No es el futbolista más regular de la plantilla verdiblanca, pero sus condiciones físicas no las tiene nadie en esta categoría. Su velocidad resulta prácticamente imparable para los laterales izquierdos rivales. Ha completado algunas actuaciones formidables, como la espectacular jugada de Badajoz;el doblete frente al Dux en los Campos de Sport o el triplete de Almendralejo. Yha aportado hasta diez asistencias de gol a sus compañeros. No aparece demasiado, pero cuando lo hace suele resultar decisivo. Salvo en algún periodo de la temporada en la que le tocó pasar por el banquillo, siempre ha sido titular. Más aún en este tramo decisivo de la competición. Mientras tanto, el club sigue a la espera de que responda a la propuesta de renovación de contrato.
Mediapunta
Decía Albert Einstein que «los diamantes no brillan, refractan». Y eso es lo que hace Pablo Torre con el juego racinguista. Hace mejores a sus compañeros y, en consecuencia, a todo el equipo. El racinguismo disfruta de sus últimos partidos como verdiblanco antes de partir hacia Barcelona. Su sonado fichaje no sólo no le ha distraído, sino que le ha hecho crecer aún más. Desatarse. Por eso en este último tramo de la competición es cuando está dejando sus mejores actuaciones. A veces Romo, como precaución por el posible cansancio de las convocatorias internacionales, le dejó en el banquillo. En Valladolid, el Racing naufragó. Así que el míster no volvió a cometer nunca más semejante osadía. Su aportación no admite discusión.
Extremo izquierdo
El extremo izquierdo racinguista probablemente ha sido la posición con más debate de toda la temporada. La competencia entre Marco Camus y Álvaro Bustos fue bonita y beneficiosa. Hasta que llegó en el mercado invernal Arturo Molina. Un futbolista polivalente que ha aportado cosas diferentes al frente de ataque racinguista y lo ha hecho crecer. Por su capacidad técnica, pero también por su trabajo en la presión. El murciano se ha convertido en indiscutible desde su aterrizaje en Santander y en un comodín ofensivo para Romo. Sólo la lesión que se produjo en Calahorra le apartó de la titularidad. Ya recuperado, ha vuelto al lugar al que le ha destinado el técnico como hombre de banda pese a no ser un extremo puro.
Delantero
Desde que llegó a Santander, Cedric se ha mostrado como un delantero de rachas. Empezó sin ver puerta y acabó la pasada temporada como un tiro. Marcó goles al inicio del presente curso y, de repente, la sequía le devoró. Tuvo que redimirse en el banquillo, pero, aunque seguía sin hacer dianas, Romo le dio confianza. Yesa paciencia del entrenador tuvo premio. Seis encuentros consecutivos haciendo goles han tirado del Racing hacia el ascenso a Segunda División, le han aupado a la parte alta de la lista de máximos goleadores de la categoría y han convertido la delantera verdiblanca en su coto privado. Ni Manu Justo, que en algún momento le discutió el puesto, ni Jack Harper se encuentran en disposición de sacarle de la alineación.
Entrenador
En algunos momentos de la temporada era un acto de fe. Feo, aburrido y, al menos en apariencia, poco ambicioso. Pero el míster parecía contar con ello dentro de su hoja de ruta. Los resultados, salvo alguna paparda aislada, no le quitaban la razón. Sin embargo, y aunque el madrileño niegue cambio alguno, algo hizo clic en Riazor. El equipo dio un paso adelante en la presión y a la habitual solidez defensiva se le unieron otras cosas que han llevado al Racing a una racha brutal de 17 partidos sin perder y siete victorias consecutivas. Esa que le ha colocado con el ascenso a tiro de piedra. En ese camino de ensayo y error habitual de los entrenadores, sin estridencias en el caso de Romo, el míster ha encontrado su once ideal.
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