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José Alberto López (Oviedo, 21 de mayo de 1982) se empeñó un día en ser entrenador de fútbol y aquí está. El 12 de diciembre estaba comiendo unas aceitunas y tomando un refresco con Laura, su mujer, y hablaba de la «ilusión» por dirigir a ... un Racing que acababa de desalojar el banquillo. Media hora después, recibió una llamada. Lleva 22 años en esto, desde el minibenjamín del Astur hasta Segunda División, pero el de Santander es «el proyecto más complejo que he afrontado». Por llegar a mitad de temporada y por la presión del descenso. Siempre le ha ido bien, pero ya se sabe que los Campos de Sport son una trituradora de técnicos. Confía en parar esa desgraciada máquina y estabilizar al club en el fútbol profesional. Va por buen camino.
–¿Qué balance hace del tiempo que lleva en Santander?
–Estoy contento, la verdad. Con la evolución del equipo, con la puntuación... Lógicamente, me habría gustado tener más, pero sabemos la complejidad que tiene sumar puntos en esta categoría y la dificultad con la que llegamos al equipo. Con muchas derrotas, muy pocos goles a favor... Bastantes déficits. Poco a poco los hemos ido solucionando y ahora estamos centrados en lo que está por venir, no en lo que ya ha pasado. Nos da información, nos permite conocer mejor a la plantilla desde dentro, porque desde fuera ya teníamos un conocimiento muy amplio y ahora ponemos la atención en lo que está por venir e intentar sacar la mejor versión de los jugadores, que al final son los verdaderos protagonistas y los que tienen que sacarnos de esta situación. Tenemos la responsabilidad de saber que conseguir la permanencia este año nos daría una capacidad de crecimiento increíble.
–Tenían ese conocimiento previo, pero, ¿qué equipo se encuentran cuando llegan?
–Lo habitual cuando hay un cambio de entrenador. Un equipo tocado en lo anímico. Eso es lo más importante. Recuperar las cabezas sólo se puede hacer de una manera: consiguiendo victorias. En Cartagena tuvimos la fortuna de llegar y ganar con contundencia en un campo y a un equipo muy difíciles. Empezar así hace que todo se asiente un poco más, que la gente crea en lo que quieres. El cambio de modelo, creo, en muchas cosas se ve. Presionar más alto, intentar controlar los partidos en la medida de lo posible... Y luego la posesión me importa poco. Lo que quiero es generar fútbol que nos dé la posibilidad de crear las mayores ocasiones posibles a nuestro favor y en las mejores condiciones posibles y que el equipo intente que nos generen lo menos posible para recibir los menos goles posibles. En ese balance está el equilibrio. Creo que más o menos lo estamos consiguiendo.
–¿Qué mejoras ve?
–Estoy contento porque hemos conseguido una cosa que a mí me preocupaba mucho, que era generar ocasiones de gol. El equipo tenía una escasez grande en esa faceta y desde mi llegada somos uno de los equipos más anotadores. Y a nivel defensivo seguimos teniendo números de equipo fiable. Tenemos una media de un gol encajado por partido. Está bien. ¿Es lo ideal? No, me gustaría recibir menos. En torno a 0,6 o 0,7 por partido, que ya son números de play off. Pero, en ese balance, prefiero asumir riesgos que nos permitan anotar más goles, porque necesitamos ganar partidos. En la situación en la que estamos, necesitamos ganar, no sé, cinco o seis partidos más para lograr el objetivo. Es lo de la manta, si tiras de un lado te descubres de otro y yo prefiero descubrirme de atrás para recuperar más alto y hacer más goles.
–¿Cuál es su librillo de entrenador?
–A nosotros nos lleva preparar cada partido alrededor de cien horas. Son muchas. Hay mucho trabajo detrás de cada partido. Y los detalles los tenemos más o menos controlados, pero luego, en el fútbol hay muchos condicionantes. Los jugadores no son máquinas, se pueden equivocar; hay que tomar decisiones, que pueden estar equivocadas; yo también me puedo equivocar... Hay que estar detrás en muchas cosas y que influyen en el resultado final y en que el equipo juegue de una manera o de otra.
La importancia del reto «Debemos saber que conseguir la permanencia nos daría una capacidad de crecimiento increíble»
La falta de pólvora «Si algún delantero hubiese metido quince goles, no habríamos firmado a nadie en enero»
El fútbol moderno «Todo el mundo tiende a protegerse. No me gusta. La categoría ha perdido creatividad»
–¿Cómo fue el encuentro con Mikel Martija antes de sellar su llegada al Racing?
–En la noche de aquel domingo vi, en las redes sociales del club, que el anterior entrenador era destituido. A mí se me abre esa ilusión, porque el Racing era un club en el que creía que podía encajar bien por plantilla, por proximidad... Mi adaptación aquí iba a ser muy sencilla. Creía que era un buen sitio para poder estar y trabajar. Pero no sabía si me iban a llamar o no. Estaba con mi mujer, tomando unas aceitunas y una Coca-Cola a la una de la tarde del lunes, diciendo: «El Racing no me llama, ¡me cago en la mar! Se me va a escapar». Y a la una y media me llama mi agente y me dice que le ha llamado Mikel, que quiere reunirse con nosotros. Por la tarde, nos reunimos y ya fue todo muy rápido. Desde el primer momento hubo sintonía. Cuando te llama un equipo como el Racing, no tienes ninguna duda.
–Surgido desde abajo, ¿es un técnico de la antigua escuela o de esos que lo miden todo?
–Yo no me vuelvo loco con los datos. El dato está bien para corroborar lo que ves en el día a día, pero el dato nunca va a ir por delante del ojo. Llevo 22 años entrenando y tomando decisiones. Equivocándome, acertando, sacando conclusiones... El dato también te hace pensar. Lo medimos todo. Pero en un vestuario hay cosas que no se miden. El fútbol es el deporte más complejo. Por eso, no siempre gana el mejor. Y, ¿quién es el mejor? ¿Qué es jugar bien? Hay muchos matices y controlas lo que puede ser controlable. Después hay un porcentaje, que a los entrenadores no nos gusta hablar de ello, que en el fútbol hay de azar. Siempre digo que la suerte se pega al sudor. Cuanto más trabajo, más suerte tengo, pero...
–¿Cree que a esta plantilla se le puede sacar bastante más partido del que se le ha sacado hasta ahora?
–Un entrenador toma muchísimas decisiones. Cuantas más veces aciertas, más estás ayudando al equipo. Cuantas más fallas, más le estás restando. Me gustaría poder cumplir el objetivo y dar continuidad. Creo que es importantísimo. Y empezar un proyecto de cero con el Racing me encantaría, porque no tendría nada que ver. Coger un equipo a mitad de temporada es muy diferente. Y creo que la base de jugadores con la que podríamos contar para la temporada que viene es un punto de partida extraordinario. Pero eso todo pasa por lo que queda hasta final de temporada y es lo que nos tiene que ocupar. No pienso en otras cosas.
–¿Es este el proyecto más complejo que ha afrontado?
–Sí, se puede decir que este es el proyecto más complejo que he tenido. Cada equipo tiene su historia. Sólo había empezado a mitad de temporada cuando subo al primer equipo del Sporting, pero el equipo no estaba en descenso. El objetivo era estar lo más cerca posible del play off y mis números fueron de play off, pero no dio para jugarlo. Aquí el objetivo es la permanencia y cogemos el equipo a tres puntos de la salvación. Era una situación, no catastrófica ni imposible, pero sí difícil. Y sigue siendo difícil, porque la categoría es muy complicada. Y porque creo que esta temporada el nivel de los equipos es mucho mayor. Este Racing en temporadas anteriores posiblemente no habría tenido ningún problema para conseguir la permanencia.
–Cuatro delanteros y cuatro goles entre todos ellos.
–Por eso tenemos cuatro delanteros. Si no, tendríamos tres. Si alguno hubiese metido quince goles, no habríamos firmado a nadie en enero. No le doy mucha importancia al número de goles. Quitando Uzuni, ya veis la dificultad que están teniendo los delanteros. Delanteros que ganan muchísimo dinero. Creo que no es a causa de la calidad, sino a las propuestas de los equipos. Es muy difícil encontrar espacios. Algún futbolista de los que he entrenado que ha jugado Champions me dice: «Míster, es más difícil jugar en Segunda que en Champions». Parece imposible. Los jugadores son mejores, con duelos en los que tu oponente es mucho mejor que tú, pero hay muchos más espacios. Todo el mundo tiende a protegerse. A mí eso no es lo que me gusta. Me gusta tener un equipo proactivo que busque el error del rival. Lo hablaba con Juan Carlos Unzué recientemente. La categoría ha perdido un poco de riesgo, de creatividad, por el miedo a fallar y a perder. Los entrenadores en los clubes perduramos muy poco por los resultados. Y tampoco es normal llevar doce palos.
–Tener cuatro delanteros en un equipo en el que sólo juega uno en el once, ¿no es un marrón?
–Es difícil en el día a día. Saben que estamos jugando con uno y creo que el sistema es el que nos puede dar más rendimiento por las características de los futbolistas. Lo que les he pedido es que, el tiempo que estén, se vacíen. Porque tenemos otros tres esperando. Estoy contento con los cuatro, independientemente de los goles. Como no garantizamos goles, sí que debemos garantizar el trabajo y dar continuidad al juego.
–¿Qué le pasa a Cedric?
–Cedric está bien, pero la realidad es que viene de un proceso muy largo y necesitamos ver más cosas suyas para poder darle protagonismo. Esto es rendimiento y de Cedric no tenemos un balance para analizarle en la categoría, porque no ha jugado en la categoría. Ha hecho muchos goles el año pasado y en otros equipos, pero nunca en Segunda. Tiene que ofrecernos más en el día a día. Se lo he dicho a él.
–A todos los futbolistas pareció sentarles bien el cambio de entrenador, pero Íñigo Sainz-Maza, tras un espectacular inicio de temporada, bajó un rendimiento que ahora retoma.
–El problema de Íñigo ha sido más físico que otra cosa. Es uno de los jugadores que más minutos lleva y pasan por momentos buenos y algo peores. Pero el rendimiento de Íñigo es muy estable y cuando juega sabes lo que te va a ofrecer. Estoy muy contento con lo que ha hecho. Estos días hemos tenido vídeo individual con él para ajustar cosas que creemos que le pueden venir bien a su juego y estoy súper tranquilo porque es un jugadorazo.
–¿Por qué Germán y no Pol Moreno?
–Son decisiones que cuesta tomar. La pareja de Pol y Rubén fue una pareja solvente. Y ahora Germán y Rubén son una pareja solvente. Los tres centrales que tenemos pueden jugar de titulares. Estoy muy tranquilo. Cuando tú llegas a un sitio en el que llevan cinco derrotas consecutivas, hay cosas que tienes que cambiar. Porque si no, la tendencia probablemente siga igual. No cambiamos demasiado, pero dentro de las dudas que tenía, apostamos por cambiar porque conocía a Germán más que a Pol.
–El equipo que se ha encontrado, ¿no está preparado físicamente para su idea de juego?
–Cuando uno coge un equipo a mitad de temporada, se tiene que adaptar al momento en que ese equipo está. Cada cuerpo técnico trabaja para lo que quiere, que no es ni mejor ni peor. Nosotros buscamos mucha más alta intensidad y repetición de esfuerzos. Es cierto que el equipo, cuando llegamos, le costaba. Cada vez le va costando un poco menos, pero no es normal que el equipo lleve todo el historial de lesiones musculares que ha tenido en esta temporada. Lo asumimos, porque hemos llegado a mitad de temporada y no sabemos qué pretemporada se ha hecho ni qué día a día. Hay un periodo de adaptación que ya hemos pasado y el equipo está entrenando como nos gusta. Con intensidad y entrenamientos de mayor volumen.
–¿Qué le parece la cantera del Racing?
–La cantera del Racing siempre ha sacado jugadores brillantes. No conocía, pero cuando llegamos empezamos a rascar un poquito para ver qué jugadores pueden estar más cerca del primer equipo y desde los primeros días Yeray entra en dinámica con nosotros. Vemos que Mario también puede estar cerca y tira para adelante. Lo que sí tiene que estar claro es que a mí me da igual de dónde sean los jugadores o si tienen 19 o 37 años. Lo que vale es el rendimiento y es lo único que voy a mirar. Esto es fútbol profesional. La cantera está muy bien. Creo que están haciendo un trabajo extraordinario y sentando unas bases para sacar frutos a corto plazo. Hace falta tiempo. Si el año que viene estoy aquí, me gustaría tener una plantilla corta, con 22 o 23 jugadores. Y que el Rayo Cantabria tenga dos o tres jugadores que puedan estar en nuestra dinámica. Y que las instalaciones mejoren. Y que el estadio mejore. Que todo mejore un poquito. Con una plantilla larga, es más difícil que los jugadores de abajo puedan promocionar.
–¿Le ha sorprendido lo poco que le ha ofrecido el mercado de fichajes al Racing pese a contar con una buena posición económica?
–El problema ha sido la clasificación. Dentro de las posibilidades que creíamos que nos podían mejorar, esos jugadores los quería todo el mundo. Esos jugadores nos tuvieron como una opción hasta el final, pero porque somos el Racing, una ciudad como Santander y porque económicamente íbamos fuertes. Pero si los otros equipos van como tú y su momento en la clasificación es mucho mejor, se te escapan esas opciones. No es un baño de realidad, es que el Racing está peleando por mantener la categoría. Y debemos ser conscientes y consecuentes con ello. No nos volvamos locos por ganar dos partidos ni por perderlos.
–¿Está contento en el Racing?
–Súper contento con estar aquí. Tomando decisiones desde la confianza plena. Con Mikel hay sintonía y trabajo. Con la cantera lo mismo. Con Ezequiel Loza... Todo el mundo estamos en sintonía y remando en la misma dirección para lograr el objetivo. Los jugadores están haciendo un trabajo muy bueno. Es importante que un club lo forme buena gente, que esté preparada, pero también que sean buena gente y este club lo tiene. Somos los últimos que hemos llegado e intentamos integrarnos para darle estabilidad al club.
–Aparte de esas cien horas para preparar cada partido, ¿a qué dedica José Alberto su tiempo libre, si es que le queda?
–Estoy en las Instalaciones todo el día. Llegó a las 8.15 como muy tarde, me voy a casa a comer y a dormir un poco de siesta, a las cinco vuelvo y me voy a las ocho y media o nueve. La tarde del día anterior al partido no suelo venir y me quedo en casa tranquilo, me voy a dar un paseo... Pero horas de ocio tenemos muy pocas. Si llegas a un sitio a mitad de temporada necesitas echarle más horas para reconocer todo lo antes posible. Pablo y yo hemos estado los quince primeros días en un hotel a pleno rendimiento, era una locura, hasta las once de la noche, sin parar. La familia no la tenemos con nosotros. Cada dos fines de semana normalmente vienen e intentamos aprovechar con ellos. Nuestra vida ahora es trabajar por y para el Racing.
–¿Qué conoce de Cantabria?
–Me da vergüenza decir esto, pero Cantabria, como es similar a Asturias, nunca me dio por venir a conocer. A jugar torneos o partidos, incluso a El Sardinero como espectador, hasta de niño. Ahora que tengo la suerte de estar aquí, no he conocido prácticamente nada. Me gusta mucho la zona de El Sardinero y de Mataleñas. He ido un día a La Arnía. Espero poder estar aquí en verano y con más tiempo. Mi adaptación ha sido muy rápida porque creo que somos muy similares.
–Ha llegado en un momento difícil, pero su segundo, Pablo Álvarez, tocó el cielo en el Racing.
–Pablo me ha hablado muchísimas veces de su etapa como jugador aquí. Me habla de una etapa muy bonita pero también muy exigente. Marcelino, tengo buena amistad con él, sé que es muy exigente. Nos encanta su propuesta, ojalá yo algún día pueda tener su trayectoria. Es uno de mis referentes. Gonzalo Colsa también me lo decía un día.
–La afición juega un papel importante en los Campos de Sport.
La afición es muy importante, ayuda y suma, aunque lo que sucede en el terreno de juego sucede en el terreno de juego. Cuando yo vine con el filial del Sporting a El Sardinero lo viví por primera vez en un banquillo. A Mareo iban 2.000 personas y cuando jugábamos en El Molinón igual había 5.000, pero no el ambiente que viví aquel día aquí. Estaba en el banquillo visitante de los Campos de Sport y a mi entrenador de porteros le decía: «Es la hostia, ¿eh? Mira dónde estamos». El otro día me llamó y me dijo: «Mira dónde estás ahora». La afición es muy importante, pero creo que lo que hagamos nosotros será el reflejo de lo que haga la afición. Si nos entregamos y el esfuerzo es máximo, la afición va a estar orgullosa de su equipo.
-En todos los proyectos en los que ha estado, desde el fútbol base, ha tenido éxito. ¿Cuál es el secreto? El trabajo. La dedicación. He tenido éxito y por eso estoy aquí. Ya sabéis cómo es este mundo, que está lleno de exfutbolistas. Para alguien como yo, que llegué hasta Tercera División, es difícil. He tenido la ambición y el invertir muchas horas, dinero y trabajo en formarme, en estar preparado, en intentar ser mejor. Y los golpes de fortuna que debes tener para estar en el momento, en el sitio... Coincidí con un grupo de chavales en el Sporting, la generación del 98, que me lo ha dado todo. En esa exigencia de hacerles mejores, también me hicieron mejor a mí. Los años del filial del Sporting, con el ascenso desde Tercera y el primero en Segunda B fueron posiblemente mis mejores años. -Compaginó su vocación futbolística con un trabajo de madrugada en una multinacional. Eso es tiempo que se quita a la familia. Se lo quitas a los que siempre están ahí. A veces, se me quiere faltar al respeto porque he trabajado en un almacén de una empresa como Ikea y yo estoy súper orgulloso de esos pasos. Nadie me ha regalado nada. He tenido que trabajar para acabar mis estudios, porque en mi familia ya no se me podía pagar más la universidad y me tuve que poner a trabajar. Me he buscado la vida. He hecho Pedagogía y Magisterio de Educación Especial. He sacado todos los títulos de entrenador. He entrenado todos los años. Y eso, a quien le restó tiempo en aquellos años fue a mi mujer, pero ella siempre me respaldó, estuvo a mi lado y entendió mi situación. Le estoy muy agradecido.
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