Al quinto día resucitó, pero sólo un poco

Después de cuatro derrotas consecutivas y 517 minutos sin marcar un gol, a José Alberto le daba vueltas la cabeza ya como a la niña de 'El Exorcista'. Y porque no tenía al padre Karras disponible; si no, lo mete en el once también. «Os puedo asegurar que va a haber cambios», dijo el míster el viernes en rueda de prensa. Casi no dejó títere con cabeza. Ezkieta y Vencedor fueron los únicos que repitieron de Elche. Y entraron Mantilla –en el lateral derecho–, Saúl García, Javi Castro, Salinas, Maguette, Suleiman, Lago Junior, Marco Sangalli y Karrikaburu. ¿Revolución? ¿Castigo? ¿Desesperación? ¿Toque de atención? Así, sobre el papel, difícil encontrarle explicación. El míster la tendrá, seguro.

Lo de Álvaro Mantilla, con la cabeza rapada el Jason Statham de Maliaño, no era casualidad. En su película 'Revolver', Statham interpreta a Jake Green, un tipo que ha adquirido una estrategia a la que denomina 'la Fórmula', que se supone que lleva a su propietario a la victoria, en cualquier tipo de juego. Esa fórmula, seguramente para José Alberto, es el carácter del canterano.

En la 'Hoja de partido' decía: «Precipitaciones, no». Pues no había empezado el partido y comenzó a llover con intensidad. Cortina de agua. Para darle aún más épica al asunto. Casi con el pitido inicial, se calmó. Lo bueno para el Racing es que se enfrentaba a uno que estaba igual que él, pero 18 puestos más abajo en la clasificación. El equipo cántabro está lejos de su mejor momento, pero el Eldense anda como su segunda camiseta. Puro chicle.

En apenas cuatro minutos tuvo tres ocasiones claras el conjunto cántabro. Karrikaburu –tras robar el balón a un zaguero– y Lago Junior se durmieron y la defensa tapó sus tiros. Suleiman la mandó fuera por poco. De momento, la actitud y puesta en escena de la 'Unidad C' era buena. Por momentos, incluso se estaba gustando.

Pero hay cosas que no son tan fáciles de olvidar. Corría el minuto 19 cuando la zaga racinguista tuvo su primera desconexión. Javi Castro tiró mal la línea de fuera de juego, Ezkieta se quedó a media salida y Juanto Ortuño alcanzó el balón en el área cántabra. Por fortuna, el meta se pudo reponer para ganar el mano a mano y el tiro final de Chapela se marchó por encima del larguero.

José Alberto que, aunque diga que no es un poco supersticioso, aprovechó que Mantilla iba a sacar de banda junto a su banquillo para pasarle la mano por la cabeza. La calva de la suerte. Pero los racinguistas, aunque mejores a los puntos, hacía un buen rato que no se acercaban a hacer una visita a Ian Mackay. De repente, iba a marcar el Eldense. A Saúl García le dejaron seco en el centro del campo con un codazo en el pecho y Bernal recibía en el área un centro desde la derecha en una posición muy justita. Él fue quien asistió a Chapela para marcar de cabeza. A partir de ahí, el juego varios minutos parado, hasta que en Las Rozas pusieron el huevo. O le dijeron a Guzman Mansilla que lo pusiese él. Vete a ver la tele. Y allá que fue. Cuatro minutos después, señaló 'pallá' con el dedo. Los jugadores del Eldense celebraron el gol. Fue como lo de la independencia catalana. Que no, que no, dijo el colegiado... Falta sobre Saúl. Y la alegría, de repente, se pasó al otro barrio. Se celebró como un gol local. Mantilla, apretando los puños en alto. José Alberto, azuzando a la grada.

Más allá de que acertase, en diferido, en esa acción decisiva, la actuación arbitral estaba siendo flojita. Y el partido se tiró otro buen rato parado por la lesión de Chapela. Entre el 33 y el 40 no se jugó apenas nada. En riesgo de que al juez se le fuese de las manos el choque. Siete minutos tuvo que añadir a la primera mitad. Y volvió a jarrear. Justo cuando el Cádiz se adelantaba en Almería y le abría a los verdiblancos la posibilidad de ser campeón de invierno. Andrés Martín ya andaba calentando por la banda. La tuvo el Racing para cerrar el primer período en ventaja. Una fantástica jugada entre Mantilla y Lago Junior la acabó rematando Marco Sangalli en el área. No ajustó bien. Pegó en el palo, por fuera. Justo para llegar al descanso.

Para dar entrada al máximo goleador verdiblanco tras el descanso, José Alberto retiró a un Suleiman que no aprovechó su titularidad. Había que romper al fin la sequía anotadora. El primero en intentarlo fue Karrikaburu, con un tiro con rosca, flojo y fácil para Mackay. Había que subir el nivel, porque eso no era suficiente. Nacho Quintana, raso, probaba con Ezkieta. Sin problemas para el navarro.

En el minuto 56, el míster llamó a los tanques. Aldasoro, Arana e Íñigo Vicente iban a salir al terreno de juego. Cuerpos de élite. Justo cuando empató el Almería. Los sustituidos fueron Maguette Gueye, Lago Junior y Marco Sangalli.

Pero quien estuvo a punto de ponerse por delante en el marcador fue el Eldense con un cabezazo de Ricardo que se marchó cerquita del poste derecho de la meta local. Entonces, por fin, los engranajes del Racing hicieron clic. Ya era hora... Andrés Martín le puso un fantástico pase a Karrikaburu y el delantero, letal, no perdonó. 578 minutos después. Sonó a descorche. A desatranque. En el campo y en la grada.

Y cuando haces gol, ya no hay stop. Del siglo y medio que había tardado en anotar desde el partido contra el Burgos a los apenas ocho minutos pasados para hacer el segundo. Tras una serie de rechaces a la salida de un córner, el balón lo agarró Andrés Martín en el vértice izquierdo del área. El sevillano enfiló el arco y fusiló al palo largo. Qué diferencia.

En Almería, el Cádiz se quedaba con un futbolista menos a falta de algo menos de veinte minutos. Lo del campeonato de invierno se ponía muy complicado, pero vamos, que lo importante, que era salir del bache, estaba prácticamente hecho. Otra cosa es que les diese por liarla al final.

Mantilla ya había cumplido con 'la fórmula'. El físico le dijo basta. Los gemelos, de mochila. Por fortuna al Racing aún le quedaba un cambio. Manu Hernando fue el elegido para sustituir al camargués. Había que seguir desbloqueando futbolistas. Como en el FIFA. Arana tuvo dos seguidas. Una, sin ángulo, se marchó a la cruceta. La otra, al cuerpo de Mackay. E Íñigo Vicente estuvo en un tris de marcar en el rechace.

Espera, que todavía iba a haber suspense. El Racing, con un futbolista menos mientras se atendía a Karrikaburu en la banda. El Eldense que saca un córner en corto. Camarasa la pega duro en dirección a la portería y Ricardo, casi sin querer, la introduce en la portería ante una defensa verdiblanca que parecía los guerreros de terracota.

Todavía iba a tocar sufrir. Estuvo a punto de evitarlo Íñigo Vicente en el arranque del añadido, pero su tiro no encontró portero. Se marchó Mantilla y se marchó 'la fórmula'. Y el Racing se iba a dejar empatar. Otra acción pobremente defendida acabó con Ropero marcando en el segundo palo en el primer balón que tocaba.

En plena esquizofrenia, el equipo cántabro todavía estuvo a punto de llevarse los tres puntos. Minuto 95, por lo menos. Un balón nevado le cayó a Andrés Martín en el corazón del área. Solo. Intentó rematarla de primeras y la pegó no sabe ni cómo. No logró mandarla con potencia hacia la portería. Y final. Con caras de mosqueo. Con algún que otro reproche entre los propios futbolistas verdiblancos. Llegó el parón navideño. Casi que lo mejor que le podía pasar al Racing. Es momento de renovar los propósitos, porque los de 2024 han caducado.