Ahora más que nunca

Y mira que estaba el día animado, con los aficionados rondando El Sardinero desde por la mañana, y hasta Pombo a rebosar, con los críos cambiando cromos de la Liga 'Geyper-mousion' como si fueran de los cracks de Primera. Solo que los nuestros, encima, son mejores en todos los sentidos; bastaba con darse por la mañana una vuelta por la tienda del club y ver allí nada menos que a Vencedor guardando la cola, como un aficionado más. Vamos, que complejo de estrellas, cero.

Y mira también que la tarde estaba para pocos paseos, y la racha del equipo no animaba demasiado, pero en los Campos no faltaba casi nadie. Si acaso, el Racing de esta temporada, porque con el once que había planteado JAL durante la primera parte hubo muchísimo más 'rock' que 'roll'. Que igual era lo que hacía falta, claro, pero en cuanto se vio que más allá del empuje no había grandes argumentos, lo que parecía que iba a ser tan fácil como zamparse una 'Pantera Rosa' casi se nos atraganta, y de verdad. Porque el VAR regaló una vida extra al Racing anulando un gol del Eldense que, de habérselo anulado al Racing, lo mismo acaba el asunto en invasión de campo.

El caso es que no era lo mismo ver a Sangalli y Suli -que están muy bien cuando hacen de sí mismos, la verdad- haciendo de Íñigo Vicente y Andrés Martín, que a los originales. Cómo se pondría el asunto, que hasta el hombre tranquilo, Jokin Ezkieta, dudaba en las salidas y parecía tener manos de mantequilla.

En cualquier caso, la buena noticia era que el entrenador todavía podía sacar a su equipo, porque tenía en el banquillo hasta cinco revulsivos contrastados. ¿Será que ese era el plan, como en el partido de Copa frente al Sporting? ¿Aquello de madurar el partido a base de músculo, y luego ya que salgan los artistas a dar la puntilla al rival? No lo sabremos nunca

Eso sí, la grada no debía de ver muy claro el plan B, porque la ovación fue antológica cuando Aldasoro, Vicente y Arana galoparon desde la banda hacia el banquillo para saltar al campo, ya cercana la hora, y cambiar la cara al equipo, junto a Andrés, que ya había salido tras el descanso.

Un triple cambio que fue una inyección de moral de tal calibre que Karrikaburu se debió de ver tan crecido con los refuerzos que, de pronto, se vino arriba y vio portería donde hasta ahora solo había visto desánimo y negación. Y el Racing de repente empezó a parecerse a ese equipo que llevaba media temporada arrasando. Diez minutos de plan A y ya estaba todo en su sitio, con un dos a cero que invitaba a cerrar la tarde fumando un puro a lo Aníbal Smith.

Pero. Pero... Peeeero. Cuando este equipo está de mala racha, poco hay que hacer, y lo mismo da que prohíbas las tradiciones o que fusiles al sol. Cuando estábamos echando cuentas para el liderato, el Racing inventó las micropapardas y se dejó empatar en el descuento. Vamos, que si esto no es sufringuismo, que vuelva Nando Yosu y lo vea.

O sea, que ya solo nos queda agarrarnos a lo de siempre, al 'Ahora más que nunca'. ¿Y quién no la lía una y mil veces? Porque no se trata de cambiarlo, al Racing hay que quererlo como es. Aunque a veces te lo ponga así de difícil.