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A estas alturas ya no sorprende la capacidad que tiene el Racing de mover a los suyos, de hacerlos soñar. En Villarreal, ya de buena mañana, un hormigueo de gente yendo y viniendo pronto se convirtió en una marabunta de cerca del estadio de La ... Cerámica, en la Plaça Llaurador. Y todos con una cosa en común, el verde y el blanco. Unos con camisetas, otros con bufandas y los más con las dos cosas. El racinguismo había plantado su bandera y la marea verdiblanca tomó Villarreal sin contemplaciones. Algunos, los más diligentes, se habían plantado en Castellón el sábado y ya habían hecho fila el día anterior fuera del hotel donde se hospedaba el Racing, porque no hay nada como un buen recibimiento al equipo ya el día antes del partido. Calor racinguistas para ir calentando motores.
En cada esquina, en cada acera, en cada parque mil detalles delataban la presencia racinguista. La gran mayoría de aficionados verdiblancos se plantó en Villarreal el domingo por la mañana. Se bajaban de los cuatro autobuses que la Asociación de Peñas Racinguistas (APR) había fletado desde Santander para ir a ver el partido y a pesar haberse metido casi nueve horas de carretera y más de 700 kilómetros entre pecho y espalda, no había quien les borrase la sonrisa de la cara. Quedaban unas horas para que empezase el partido y había que exprimirlas al máximo. Los racinguistas llegados en bus y los que habían venido en coche se mezclaban en las calles y estaban convirtiendo la ciudad en una masa homogénea de pasión verdiblanca.
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Alejandro Menchaca y su primo Daniel Menchaca, Óscar Mier y Raúl Camean, que pertenecen a las penas de Núkelo Asón, Ojáncanos y Aupa Racing y se han bajado del autobús a eso de las 09.30 horas. «Ha sido un poco matada, pero bien. Estamos cansados, pero contentos», dice Alejandro. «Al principio hemos venido cantando y eso, pero luego la gente se ha ido quedando dormida», reconoce Raúl. El resultado del partido lo tienen claro. «Hoy nos vamos con victoria», dice Óscar. «Con un punto nos vale. Un punto y para casa», matiza Raúl. «Que no, que ganamos seguro», apostilla Óscar, que se atreve hasta con una porra. «0-2. Con goles de Sangalli y Aldasoro».
Tocaba refrescar el gaznate para engañar al cansancio, que ya se sabe que una buena previa quita todos los males. De eso saben mucho los aficionados del Racing, que invierten mejor las horas previas al partido que Elon Musk sus ahorros. Un ratito sin más encrucijadas que si tomarse o no una cerveza más y otro plato de bravas. Y mientras repasaban los cálculos mentales para alcanzar ese play off de ascenso, pero sin pensar devanarse mucho la cabeza, con un punto basta. No piden más. «Maite Osorio es socia desde 2006, desde los tiempos de Primera División, donde ahora puede volver. «Y nunca abandoné el barco como hicieron muchos y ahora vuelven diciendo que son muy racinguistas», comenta. «Nosotros estuvimos en Segunda B, pasándolo muy mal, pero ahí estuvimos», añade. «Esperemos que el partido acabe con un 0-2 como mínimo. Un gol de Arana y otro de Peque», dice esta incombustible racinguista.
A pesar de tener la mochila llena de varapalos en la última década, el Racing es el favorito en el duelo de esta tarde ante un Villarreal B que ya está descendido, y eso se notaba en el ambiente, cada vez más efervescente a medida que se va acercando la hora de partido.
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