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Seguir al Racing es vivir una aventura de sensaciones. No siempre los caminos son tan gratificantes como los que estamos viviendo esta temporada. Los viejos ... y no tan viejos racinguistas ya saben de los sinsabores y amarguras que se generan cuando el balón no toma la dirección adecuada. Pero también se han quedado asombrados en temporadas donde se vivieron circunstancias insólitas, como en la de 1975-76. ¿Qué hizo José María Maguregui con el autobús que acostumbraba a aparcar junto a la portería? Él, que prefería el patadón y tentetieso antes de arriesgarse a un control incierto del balón. Pero claro. ¿Quién sería capaz de obligar a Juan Carlos, Quinito, Ufarte, Sergio, Aitor Aguirre, Sebas o Zuviría a tratar mal la pelota? El resultado fue la eficacia del ataque con 45 tantos. Solo superaron al Racing en goles a favor los cuatro primeros de la clasificación: el Real Madrid (54 goles), el FC Barcelona (61), el Atlético de Madrid (60) y el Español (48). Por cierto, a los tres primeros se los ganó en Santander. Al Real Madrid (1-0), al Barcelona (2-1) y al Atlético de Madrid (4-3).
Otra cosa excepcional fue ver a los bomberos municipales achicando agua en los Campos de Sport antes del partido contra el Granada disputado el 2 de noviembre. En esta ocasión no fue cosa de Maguregui, que con los jugadores que tenía prefería no inundar el campo. Con tanta obsesión atacante y distracción defensiva (fue el equipo más goleado), el meta Juanjo Santamaría se convirtió en el primer portero de Primera División que marcó un gol. Fue el 14 de marzo de 1975 contra el Atlético de Madrid en los Campos de Sport. En el minuto 16, Capón interceptó el balón con la mano y, con cierta perplejidad de los espectadores, Santamaría atravesó el campo para lanzar el penalti. El guardameta racinguista ya había lanzado alguno en partidos amistosos, pero nunca en uno oficial. Armando Ufarte, encargado de lanzarlos, estaba en el banquillo. Santamaría engañó por completo a su colega Reina y marcó el 1-0. Además de aquel gol pionero, los aficionados gozaron de un partido memorable donde el Racing ganó 4-3, con goles del citado Santamaría, más los añadidos de Aitor Aguirre, Juan Carlos, y Ufarte, y los tres atléticos de Rubén Ayala.
También fue impactante la llegada de un jugador portugués que rompió los esquemas tradicionales: Quinito. Tenía barba, melena, vestía desaliñado, con la camiseta por fuera, y tenía una apariencia sospechosa. ¡Un hippy en El Sardinero!, exclamarían algunos. Las críticas cesaron cuando se puso a manejar la pelota. Quinito nos enseñó que con el balón era mejor hacer el amor que la guerra; mejor crear que destruir. Terminaría siendo uno de los jugadores más queridos por la afición, que valoró su extraordinaria calidad futbolística a pesar de su forma de vida un tanto desordenada.
Y es que el público de los Campos de Sport estaba cambiando, como la misma sociedad española que en 1975, con Franco enfermo y los terroristas en acción, vivió cómo se dictaron cinco penas de muerte muy contestadas por la opinión pública internacional. Al día siguiente de las ejecuciones se disputó en los Campos de Sport el partido contra el Elche, donde los racinguistas Aitor Aguirre y Sergio, en un gesto de protesta, saltaron al terreno de juego con unos cordones atados en las mangas que habían improvisado en los vestuarios. Casi nadie se dio cuenta del hecho, pero en el descanso la policía les obligó aretirar los cordones y tras el partido fueron detenidos, interrogados y multados. La paradoja de aquella osadía fue que meses después, el 23 de noviembre, en el partido del Racing contra el Sevilla en los Campos de Sport, Aitor Aguirre y Sergio, como el resto de los futbolistas de ambos equipos, saltaron al terreno de juego con brazaletes negros por la muerte de Franco.
Otro hecho destacable de aquella temporada fue el fichaje de Juan Carlos Pérez. Había acabado su gloriosa etapa en el Barcelona y había preferido regresar a su Racing antes de aceptar otras ofertas más tentadoras, proporcionando al club su calidad hasta 1978 en que se retiró con la circunstancia de que, en su último partido, además de marcar el gol que dio la permanencia del Racing en Primera, también sufrió la única expulsión de su carrera deportiva.
Poco tiempo después, en plena transición política, Juan Carlos se convertiría en el primer futbolista integrante de una lista electoral que aspiraba al Congreso de los Diputados, concretamente como representante del PSOE Histórico.
Otra curiosidad. Al terminar la Liga, el Racing se fue a Kuwait para disputar un partido contra la selección de aquel país, dirigida por el brasileño Mario Zagalo. El partido se jugó el 28 de mayo, con temperaturas en torno a los 35 grados y terminó con empate a cero. Maguregui alineó a Santamaría (Monchi); Díaz, Arteche, Portu; Juan Carlos (Rasilla), Geñupi; Quinito (Sebas), Ufarte (Lolo), Aitor Aguirre (Errandonea), Sergio y Zuviría.
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