Romo no encuentra un nueve

Sin embargo, el joven delantero no lo iba a tener nada fácil. Para empezar, porque el intenso desempeño del Racing, que va a muchas más revoluciones de las compatibles con el juego elaborado, no se lo iba a poner nada fácil.

Y es que no sería ni a la primera -una fuera de banda que no pudo salvar-, ni a la segunda -fuera de juego-, ni a la tercera -cae en una posible falta que no quiere ver el árbitro-: tendría que ser a la cuarta, cuando por fin Alfon consiguiera algo positivo, al cazar un balón en banda, ganar la línea de fondo y forzar un saque de esquina.

Eso sí, en el saque empezaría el primer envite de un arbitraje que acabaría por desquiciar al delantero: en el área, el veteranísimo Salva Sevilla le pega arriba y abajo. En la cabeza con las manos, y de propina un puntapié al tobillo. El juego sigue, aunque Alfon esté tirado en el suelo.

A la quinta, fuera de juego, a pase de Íñigo Vicente. El gesto del joven delantero comienza a torcerse.

Aún así, no sería el colegiado el mayor de los problemas de Alfon. Y es que por algo lleva el siete a la espalda, y no el nueve. Su juego es más de mediapunta, y acaba cayendo en banda en lugar de buscar la punta de ataque.

Sin embargo, en una de esas, ubicado a la izquierda, acaba por fin controlando un balón. Con una tranquilidad pasmosa recorta a un rival, se para sobre el pico del área y levanta la cabeza. Por la otra banda llega Jordi Mboula como un tren de mercancías. Con un toque sutil le pone el balón en el área chica, aunque llegan primero los puños del meta visitante. Por fortuna, el despeje, que caía en picado, lo caza Arturo, a lo Zidane, para firmar el gol de la jornada.

Con el marcador a favor, Alfon tendrá todavía menos protagonismo, enfrascado en la labor gris de recibir de espaldas y aguantar el balón mientras el equipo arma un ataque que a menudo se frustra antes de empezar. Así, Alfon se pierde en pequeñas batallas: discute con los rivales que quieren ganar metros en una falta, intenta bloqueos improbables frente a centrales que le aventajan en 40 kilos...

Cuando Arroyo le arrolla en el medio campo, se queja del hombro, pero el colegiado no quiere ni mirarle. Poco después, le derriban sobre la línea divisoria de un empujón, y el árbitro le abronca a él. En la reanudación, tampoco le irá mucho mejor. Los suyos le buscan por arriba, como si no fueran conscientes de que no es Gassama. El premio a la insistencia llegará al filo de la hora, cuando le saca la amarilla a Abqar, que le placa en el medio del campo, frustrando de raíz un contragolpe.

Pero es que ni con picardía consigue acercarse al área con el balón controlado: cuando Miquel le busca con velocidad, sacando desde su propia portería, Javi López va al choque. La colisión es bastante desigual; sobre todo, en la envergadura. El árbitro, sin embargo, prefiere indicar falta al pequeño delantero racinguista.

Romo, sin embargo, le aguantará mucho más de lo habitual -ese fatídico minuto sesenta-, y en ese tiempo extra logrará forzar otro córner. La fe del míster, sin embargo, solo se estirará diez minutos, antes de dar paso a Peque. Un cambio de cromos que tampoco dará el resultado esperado para un ataque que parece estar esperando su particular 'Godot', Sekou Gassama.