La bipolaridad no es buena

La bipolaridad no es buena. Sobre todo cuando la cara mala es más decisiva que la buena. Tras una defectuosa primera parte, con dos errores graves en defensa, el Racing reaccionó y mereció hasta empatar. Pero ya se había condenado. Al final, le faltó acierto, con varias ocasiones y un balón enviado al larguero. Y le sobró un gol anulado por una presunta falta que podía haber puesto el choque de cara. Corregir lo negativo y conservar lo positivo, no queda otra.

Suena la sintonía de 'El Equipo A' en la megafonía de Ipurua. Seguro que es por el plan de Guillermo Fernández Romo. A de Arturo. A de Aiás. Con esos dos nombres, el técnico racinguista reventó todas las apuestas sobre un posible once en el partido de este sábado. El comodín, recién recuperado, como extremo izquierdo, por delante de Íñigo Vicente. El delantero, como sustituto del sancionado mediapunta Pombo. Se puede interpretar de muchas maneras, pero se antojaba un 4-4-2 de manual. «Creo que será un partido en el que habrá que atacar más que defender», dijo el míster en la previa. Vista la elección, parece que el primer verbo había que sustituirlo por pelear. Todo para afrontar, anuncian de nuevo los altavoces, un 'Desafío total'.

El Racing se afanó de inicio en hacer el terreno de juego más pequeño y eliminar los espacios para correr y del Eibar. Todo para evitar ese ritmo fuerte del cuadro armero que vaticinaba el técnico madrileño y deseaba Gaizka Garitano en el otro banquillo.

Un cuarto de hora y aquí apenas ha pasado nada. Bastante tensión, mucha disputa y alguna que otra imprecisión. Pero el racinguismo está en un momento agradecido y celebra las recuperaciones de Mantilla, Íñigo y Arturo como si fuese el 0-1. Estaba disfrutando la grada verdiblanca. Se estaba organizando para darse la vuelta y votar. Y de espaldas al campo, unos cuantos se perdieron como Stoichkov se adelantaba a Mantilla para cabecear y poner por delante al Eibar ante tibia actitud de Parera. Lo primero que pasó, a la lista de los negativos. Desde el encajonado Ipurua se ven unas cuestas bien pindias. Así se le puso el partido al Racing.

El lateral camargués se quitó parte de la culpa unos minutos después, cuando fue capaz de resolver una peligrosa pérdida de balón de Pol Moreno que dejó a Jon Bautista en el pasillo hacia la portería. Mantilla A. Barracus acabó con el peligro.

El tanto no solo no hizo reaccionar al equipo verdiblanco, sino que le llevó a meter el trasero en su área frente a un dominador Eibar. Por desgracia, lo de la grada, el no hacer caso de unos pocos y la respuesta desproporcionada de los otros, se impuso a lo del terreno de juego. Y el partido estuvo detenido casi diez minutos. Algo más que añadir a una tarde que iba para triste. La pudo arreglar Matheus Aiás, una vez reanudado el encuentro, con una volea que se estrelló en el poste tras un buen centro de Mboula. Pero Stoichkov le iba a hacer el tocomocho a toda la defensa. Le robó el hueco a Satrústegui y Arturo Molina y Pol Moreno rompieron el fuera de juego. Al atacante armero sí le favoreció el palo. Tocó la cepa y para adentro. 2-0. Menudo bajón.

Arrancó la segunda mitad, pero ya no era lo mismo. Lo de fuera y lo de dentro le había cortado el rollo a un choque que se vivió antes y hasta entonces con un ambiente genial. Matheus Aiás quiso devolver el partido a la vida con la consecución del 2-1 en el minuto 51, pero Quintero González anuló el tanto por una presunta falta anterior de Arturo. Que no, que hoy no era el día.

Parera detuvo la respuesta local junto al poste en un duro disparo. Y el Racing, pese a todo, no quería perderle la cara al partido. Romo sacó al campo a Marco Camus e Íñigo Vicente. Fue el vasco el que inició la jugada. Se fue de dos y se la puso atrás a Juergen. El colombiano, de primeras, la colgó al área y Sekou Gassama, listísimo, se adelantó a su par para embocar a gol.

La grada verdiblanca resucitó. Había partido. Y los tres protagonistas del tanto repitieron la acción, aunque no lograron igualar el desenlace. El cabezazo final del catalán lo atrapó sin problemas Yoel. Más quebraderos de cabeza le iba a traer al portero el siguiente. El testarazo de Gassama a centro de Mantilla con la izquierda se las vio con el larguero. ¿Por qué tan tarde?

El arreón racinguista perdió vigor, pero esta vez la contienda estaba igualada. Quedaba un cuarto de hora por delante y Romo retiró a Juergen y Matheus para dar entrada a Aldasoro y Peque. Refresco para darle fuelle otra vez a la reconquista. Un zurdazo desde la frontal de Marco Camus, demasiado centrado, la paró Yoel en dos tiempos.

Restaban diez minutos y el recién incorporado marcó el camino después de regatearse a medio equipo rival. El descarado chaval forzó un córner y levantó a la esquina racinguista. En el saque de esquina, Rubén Alves remató de volea, con buena dirección, pero entre Sekou Gassama y su marcador taponaron el intento. La acción terminó con fuera de juego del delantero.

Romo gastó su última sustitución. Retiró a Satrústegui y metió a Saúl García, más ofensivo, en el lateral izquierdo. Pero entre unas cosas y otras, el partido se fue muriendo. Porque el peligroso centro de Marco Camus no encontró rematador y porque el cabezazo de Peque se marchó demasiado alto. A veces con merecer no basta.

Finalmente, los verdiblancos cayeron en el campo de uno de los gallos de la categoría, dentro de este rush inicial de campeonato en el que, con tanta dificultad como un encadenado de puertos de montaña en alguna prueba ciclista, le está costando mover el desarrollo. A ver si cuando lleguen las etapas llanas, también aumenta el ritmo de escalada.

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