Un reto desde 1954 en el que han perdido la vida más de 80 montañeros
Pico mineral de líneas elegantes en la frontera con China, el K2 era la última de las grandes cimas del planeta en resistirse a los esfuerzos humanos en invierno. Los italianos Lino Lacedelli y Achille Compagnoni fueron los primeros en coronarlo en el verano de 1954.
Desde el primer intento en 1987-1988, solo se llevaron a cabo un puñado de expediciones invernales en esta montaña de 8.611 metros, situada en el macizo del Karakórum. Pero ninguna de ellas superó los 7.650 metros.
En esta cima conocida como la «montaña salvaje» y el más septentrional de los 8.000, los vientos pueden soplar en invierno a más de 200 kilómetros por hora y las temperaturas caen a menos 60 grados centígrados.
El invierno es más duro en el Karakórum que en el Himalaya, algo que explica que la mayoría de cimas nepalesas de más de 8.000 metros consiguieron coronarse en la estación más fría del año solo a partir de los años 1980.
Los riesgos son múltiples en el K2, donde más de 80 personas han perdido la vida a lo largo de los años. El español Mingote se hallaba en un campamento de altura y al bajar hacia el campamento base se hirió en una pierna, falleciendo posteriormente, informó su equipo.
Este año al menos cuatro equipos diferentes que suman alrededor de 60 escaladores, empezaron a ascender el K2, una cifra superior al todas las expediciones precedentes en su conjunto.
Los nepaleses, miembros de tres de los cuatro equipos, se reagruparon el viernes para fijar las cuerdas fijas hasta el campo 4, situado a unos 7.800 metros de altitud, antes de aprovechar un momento de buen tiempo, sin viento, para atacar la cima el sábado.
En esas condiciones meteorológicas óptimas, superaron las últimas dificultades técnicas, entre ellas el temido canal estrecho conocido como «Bottelneck» (Cuello de botella), donde 11 personas perdieron la vida en agosto de 2008.
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