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Este domingo, a las 18.00 horas, la Catedral de Santander será el escenario en el que se va a ver cumplido un sueño. Un anhelo de una gran parte de los músicos de Cantabria que llevan años pidiendo una Orquesta Sinfónica en la ... región. «Somos la única comunidad sin ella», recuerda Paula Sumillera. Ella que a punto estuvo de convertirse en bióloga marina cuando acabó el bachillerato decidió seguir con sus estudios de música -empezó a tocar el piano a los cinco años- y acabó convertida en directora de orquesta. Fue pionera porque se trata de la primera mujer en ponerse al frente de diferentes agrupaciones profesionales, como la Orquesta Sinfónica de Burgos y la Banda Municipal de Música de Santander, entre otras.
Este domingo llevará la batuta de un concierto muy especial. Tanto por su programa como por los músicos que lo van a interpretar: la Orquesta Sinfónica del Cantábrico (Oscan) un agrupación que tiene el objetivo de cubrir ese hueco musical que existe en la región y que está formada por 30 intérpretes cántabros. Un proyecto ilusionante, que, ya avisa su directora, «ha venido para quedarse. Mi deseo ahora es que cuando me jubile, esta formación siga existiendo».
La Orquesta, recuerda Paula Sumillera dio sus primeros pasos el año pasado. «El primer concierto que dimos fue en agosto de 2019 en el Centro Botín. Luego hicimos alguna otra actuación en formato de cámara y teníamos una serie de proyectos confirmados para este año que finalmente no hemos podido llevar a cabo a causa del covid». Ante este panorama los músicos decidieron aprovechar el tiempo más o menos libre durante el confinamiento para asentar las bases del proyecto, formar una asociación y crear un plan de acción para poder llevar a cabo sus objetivos. Unas metas que no son otras que la de poner en marcha una orquesta sinfónica profesional en la región.
Ahora mismo, según señala, están en una primera fase de presentación y en conversaciones con distintas instituciones como el Gobierno de Cantabria, ayuntamientos y empresas. Fruto de esas reuniones surgió el concierto que ofrecieron el pasado 18 de octubre en Torrelavega, en el Teatro Concha Espina.
Los inicios, según afirma, no están siendo fáciles. «Aunque las instituciones están intentando apoyar la cultura, la situación de crisis sanitaria en la que nos encontramos nos impide avanzar más rápido de lo que queremos. Nosotros somos un proyecto grande en el que estamos involucradas muchas personas, pero por suerte, poco a poco estamos demostrando que el nuestro es un proyecto solvente, que vamos en serio y estamos consiguiendo cosas», afirma.
Paula Sumillera recuerda que desde que estaba estudiando dirección de orquesta en Madrid, «ya pensaba en que había que hacer algo para tener una sinfónica en Cantabria porque somos la única comunidad autónoma que no la tiene». En los últimos años tuvo la oportunidad de compartir este anhelo con muchos otros músicos. «Hace dos años conocí al violonchelista Diego Quintana. Fue durante un concierto de la Sinfónica de Burgos que yo dirigí en Valladolid y entablamos una amistad muy buena y una relación profesional estupenda». Ambos veían la necesidad de esa formación en Cantabria. «Lo habíamos hablado muchas veces con otros músicos, así que un buen día Diego Quintana; Jonatan Álvarez, que es contrabajista; el percusionista Adrián Higuera y yo decidimos dar el paso y crear la asociación».
Esa agrupación es el germen de esta orquesta. «No fue fácil porque nosotros somos todos músicos, ninguno somos gestores y hemos ido poco a poco diseñando el proyecto. Parece que por fin hemos llegado», señala.
Sobre por qué es tan importante que Cantabria cuente con una de estas orquestas, Sumillera tiene claro que «los futuros músicos profesionales de la región necesitan una referencia. Tenemos tres conservatorios y varias escuelas de música y no tiene sentido no contar con una orquesta que les de salida», expone.
Recalca, también, que la existencia de esta formación servirá «para que los jóvenes vean que hay una posibilidad de dedicarse a la música de orquesta que es un carrera preciosa y posible. «Es una lástima que haya tampoco alumnos que sigan la carrera cuando acaban en el conservatorio». También recuerda que «a nivel cultural la música está presente en todas las partes y la falta de una orquesta sinfónica implica no poder disfrutar de una parte de la cultura muy importante. Hay mucha gente que no se dedica a la música y que no conoce el funcionamiento de una orquesta porque si bien es cierto que vienen muchas de fuera a tocar, falta el referente cántabro».
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Otra cuestión que destaca esta directora es la parte didáctica y divulgativa del proyecto. De momento su programa incluye ofrecer cuarto conciertos anuales, uno al aire libre y varios específicos para jóvenes en el que se presente la música clásica de una forma accesible. «Nos encantaría que a todo el mundo les pique el gusanillo de la curiosidad».
De momento, el simple anuncio de la formación y estos primeros conciertos han hecho que «todo el mundo esté intrigado», asegura Sumillera que no obvia que se trata de un gran proyecto y que tal y como está la situación sanitaria va a ser muy difícil recibir apoyo económico de las instituciones. «Pero hay que reconocer que ya hemos mantenido varias reuniones con la Sociedad Regional de Cultura y han mostrado mucho interés. El Ayuntamiento de Torrelavega también nos ha acogido con los brazos abiertos y el de Santander nos está ayudando muchísimo» Entre las peticiones que les hacen a los políticos en esos encuentros está el de poder contar con una sede en la que ubicarse. «En este sentido estamos muy agradecidos al Ayuntamiento de Santander que nos permitió ensayar al principio en Escenario Santander y ahora la Fundación Santander Creativa nos ha cedido unos espacios».
La junta directiva está compuesta por músicos profesionales cántabros, porque otro de los grandes objetivos es potenciar el talento local. «Aquí nos conocemos todos y cuando hemos empezado a llamar a compañeros todos nos han dicho que sí» y esto demuestra, en su opinión, la ilusión que ha provocado en el panorama musical.
Directora también de los coros del Colegio de Economistas, Capilla Antiqva y el Kinder de Cantabria, Sumillera destaca que una de las cosas más maravillosas de la música es que «nunca dejas de aprender».
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