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El 4 de marzo de 2020 el Grupo Armando Álvarez anunciaba su intención de continuar un proceso de expansión construido durante toda una década, con la nueva fábrica de Aspla en Reocín como último exponente y prueba palpable del liderazgo de la corporación cántabra ... en el mercado del plástico en Europa.
El propio presidente del Grupo, José Ramón Álvarez, así se lo trasladó a su homólogo autonómico, Miguel Ángel Revilla, tras una visita institucional a la moderna planta que venía a dar continuidad al crecimiento sostenido de la organización, con la entrada en nuevos nichos y mercados. Aspla buscaba 200.000 m2 para proseguir con su escalado y desarrollo, preferiblemente en Torrelavega o su entorno, aunque no descartaba buscar fuera si no aparecía terreno apropiado en Cantabria.
Como respuesta, el municipio y el Ejecutivo han estado promoviendo diferentes polígonos y centros logísticos. De hecho, el favorito para acometer esta operación era el recinto de La Hilera, entre Sierrapando y Polanco, que prosigue con su tramitación con la vista puesta a empezar las obras, unos trabajos que no arrancarán antes de 2024.
Era, en pasado, porque el Grupo Armando Álvarez ha replanteado toda su estrategia futura tras la huelga de 50 días vivida hace escasas semanas y su consiguiente impacto, acompañado de la incertidumbre que vive el sector a nivel continental, con el nuevo impuesto al plástico de un único uso como indicador y las tensiones a la actividad que provienen de las directrices de Bruselas en pos de una industria y consumo sostenibles.
En otras palabras, Aspla ha frenado sus planes de expansión y crecimiento con nuevas instalaciones. Algo que ya venía masticando a medida que el conflicto laboral se enconaba más y más pero que, una vez hecho el balance inicial de daños, ha quedado ratificado.
200.000 metros cuadrados buscaba el Grupo en 2020, con la vista puesta en La Hilera.
115.000 metros cuadrados adquirió en la década anterior para su flamante planta de Reocín.
Es más, desde la empresa ya se ha trasladado a las administraciones implicadas en los desarrollos urbanísticos que no acometerá tales inversiones. Consultada por El Diario esta misma semana, la compañía, buque insignia de Torrelavega, ha declinado hacer comentarios, incluso para matizar si la decisión tendrá carácter permanente en el medio plazo o dependerá de la evolución de los próximos trimestres.
En el fondo, las líneas a seguir en los próximos años ya se dejaban entrever en los diferentes comunicados públicos y entrevistas procedentes de los responsables de Aspla. La organización está concentrada en la recuperación de clientes y líneas de negocio, en especial en los últimos campos que había abierto, y que han peligrado tras la huelga. Sectores como alimentación, farmacia e higiene conformaban la bóveda troncal de la nueva estrategia de Aspla, con la fábrica de Reocín como catalizador de este aumento de negocio con sus modernas instalaciones.
De aquel optimismo de 2020 a las tribulaciones actuales. Como último balance de daños, el comunicado enviado el pasado 13 de abril, donde la empresa explicaba que había reactivado la producción, pero en paralelo estimaba que la inactividad de los paros iba a pasar factura, aunque aún no se podían evaluar las consecuencias en su totalidad. De momento, ha planteado un cambio en el calendario de vacaciones concentrando las mismas en los meses de agosto y septiembre, cuando se estima que baje la carga de trabajo.
Aspla señaló que desde el pasado 20 de marzo, tras una huelga de 50 días que provocó el parón casi total de la actividad, ha podido reactivar su producción de una forma paulatina y sin grandes inconvenientes, «en un clima ciertamente tenso en los primeros días que poco a poco se ha ido normalizando. Desde entonces, y con la excepción de la División Cast que permanece inactiva y que suponía un 10% de la producción habitual de la compañía, en el resto de las divisiones el nivel de actividad ha alcanzado las cifras que la empresa tenía en los días previos al inicio de la huelga». Desde la firma cántabra añadían que «de esta forma se está pudiendo dar salida a todos los pedidos que quedaron pendientes y a las urgencias posteriores derivadas de aquella situación, cumpliendo así con los clientes, y tratando de recuperar una situación de relativa normalidad».
cambio de rumbo Las administraciones ya saben las decisiones de «no inversión» adoptadas por la firma familiar
Silencio Consultada por El Diario, Aspla no matiza si la medida puede revertirse según la evolución futura
A partir de ahí, las preocupaciones y los avisos soterrados de medidas futuras. La huelga, incidía, ha supuesto un punto de inflexión en la positiva evolución que venía teniendo Aspla en los últimos años «poniendo en riesgo la competitividad y viabilidad de esta al generar la pérdida de confianza que los clientes tenían depositada en la compañía y que era uno de los grandes avales de la misma».
En la actualidad, las consecuencias «sin duda se vaticinan graves con lo que se espera que sea una fuerte afectación al negocio. De hecho, en la División Film, que supone el 55% de las ventas e implica a la mayor parte de los operarios de fábrica, la actual cartera de pedidos es un 25% menor que la que había en la misma fecha del año pasado, y la estimación de ventas para el año 2023, considerando los tres meses ya transcurridos, son un 30% inferiores al presupuesto realizado en su día, y un 26% menores que las ventas del 2022», advertía.
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