Demasiado castigo
La crisis y sus efectos en Cantabria ·
La segunda recesión, de 2013, era innecesaria, como los países anglosajones han demostrado. En Cantabria y Asturias hizo mucho daño, por la falta de alternativas a corto plazoSecciones
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La crisis y sus efectos en Cantabria ·
La segunda recesión, de 2013, era innecesaria, como los países anglosajones han demostrado. En Cantabria y Asturias hizo mucho daño, por la falta de alternativas a corto plazoCantabria ha sido en esta parte de España la región más castigada por la Recesión. En 2008, tenía el 94% del PIB por habitante medio nacional; Castilla y León, el 92%. Hoy los cántabros tenemos el 90% y los castellanos le han dado la vuelta ... a la tortilla con el 94%. De los vascos nos separaban 32 puntos; ahora, 42. Asturias ha ido también mal, pero menos. Al acabar 2017, estaban trabajando 22.500 cántabros menos que al acabar 2008.
Los historiadores de Cantabria recordarán, imagino, tres fenómenos sucesivos. Primero, el desordenado gasto con que se quiso afrontar el primer embate, y que condujo en 2010 a una crisis de credibilidad que abocó a recortes mucho más drásticos e hipotecó el porvenir. El déficit acumulado por Cantabria desde 2008 se ha traducido en una deuda elefantiásica. Entonces cada cántabro debía 875 euros; hoy son 5.217. Atender esa obligación dificulta realizar inversiones y mejorar servicios públicos. Vestidos de amortizaciones presentes, los errores pasados seguirán limitando nuestro futuro.
Segundo fenómeno: la abusiva imposición por los países del norte de programas demasiado severos, en teoría para salvar el euro, en realidad también para proteger sus préstamos al sur. La segunda recesión, de 2013, era innecesaria, como los países anglosajones han demostrado. En Cantabria y Asturias hizo mucho daño, por la falta de alternativas a corto plazo.
Y tercero: la combinación en 2016 del caótico arranque de legislatura regional y del impás postelectoral en España, ambos originados en Podemos, cuya curva de aprendizaje pagó nuestra región. Esta recaída fue también innecesaria, aviso del coste humano del populismo. En el primer trimestre de 2018 la economía cántabra aún no ha igualado el volumen que tenía cuando lo de Lehman Brothers. España lo logró en verano de 2016. Tal es nuestro retraso después de tanto gastar, desgastar y malgastar.
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