De lo bueno a lo necesario

Más allá de haber visto la luz al final del túnel y si en el pasado vivimos a crédito y por encima de nuestras posibilidades en comunidades como la nuestra, hemos experimentado decrecimientos del PIB desde finales de los setenta hasta 2009-2013 donde en algunos años el retroceso alcanzó el 3,8%. Y es que del PIB se resalta su crecimiento o bajada en porcentaje pero no se menciona su valor siendo curioso que el año pasado fuera de 22.513 euros por cada cántabro, 337 euros por debajo de los que se registraba en 2008. Algo similar sucede con el desempleo, pues en Cantabria si bien no estamos en tasas del 22% como en 2013 aún queda muy lejos bajarlas a esa barrera psicológica del 10% como sucedía en 2008 o 2007.

Llegamos pues a momentos como los actuales donde tras el inventario de daños de la crisis, el debate sobre el crecimiento no se plantea en términos de su bondad, sino de su necesidad. Avanzar sin importar que la desigualdad aumente es un camino equivocado. En cambio, alejarse de la tentación de repetir el pasado y apostar por un modelo de crecimiento inclusivo y justo sería una mejor apuesta.

La reciente crisis no será la última pero ha dejado unas cuentas imposibles y una herencia difícil de gestionar, pues es preciso crear una cantidad ingente de empleo para compensar un fenómeno que no existía en 2008 y que es el envejecimiento de la población.