Catarsis en el modelo productivo
La crisis y sus efectos en Cantabria ·
La actividad ha virado desde los negocios clásicos hacia unos servicios que marcan la pautaSecciones
Servicios
Destacamos
La crisis y sus efectos en Cantabria ·
La actividad ha virado desde los negocios clásicos hacia unos servicios que marcan la pautaMás allá de la transformación del mercado laboral, otro de los efectos más notorios de los acontecimientos vividos en la última década radica en la reconversión del modelo productivo de Cantabria, causa de hecho del primer fenómeno. El brusco parón del sector inmobiliario y ... la construcción, además de enviar a miles de trabajadores de la Comunidad al desempleo, produjo un trasvase de mano de obra que ha ido encontrando acomodo en el sector terciario y hostelero. La caída del consumo interno, así como el pinchazo de otras industrias vinculadas al ladrillo, propiciaron el vagar por el 'desierto económico' de los últimos años.
El Puerto de Santander es uno de los mejores termómetros de la economía regional. Entre agosto de 2007 y el mismo mes de 2008 pasaron por los muelles de la capital 5,86 millones de toneladas. Apenas doce meses después la evolución se desplomó hasta 4,47 millones. Ahora, el pasado agosto se registró un tráfico interanual de 5,88 millones. El presidente de la Autoridad Portuaria (APS), Jaime González, afirma que «realmente hasta septiembre de 2008, con la quiebra de Lehman Brothers, no existía una conciencia generalizada de la crisis que se nos venía encima».
Ahora bien, tras la caída inicial, la entidad se ha recuperado de forma «progresiva». La clave, crecer «de manera regular y sostenida en distintas modalidades de actividad y, particularmente, en el tráfico rodado. Sobre todo, en el vehículo terminado». A día de hoy, «el factor clave de la estrategia de la APS se encuentra, precisamente, en ampliar esa diversificación de actividades, servicios y producto».
Si hubo una esfera de actividad que pasó del cielo al infierno esa fue la construcción. El responsable de la Asociación de Constructores y Promotores de Cantabria, Gervasio Pinta, admite que «tanto en el ladrillo como en la promoción la crisis ha tenido unas consecuencias devastadoras. Somos el sector más denostado y que más empleos ha destruido. Había cantidad de buenas empresas y muchas de ellas cayeron».
No sólo eso, sino que el empresario no ve mejoría con el transcurso de los años. Al contrario, hasta ahora «el desempleo, el cierre de empresas y los concursos de acreedores han estado presentes». A su juicio, hay un indicador mejor que ningún otro, el paro: «el 40%, aproximadamente, está ligado al sector de la construcción».
Andrés Tárano | Aetrac
Otro de los sectores 'brújula' es, sin duda, el del transporte. Todo se produce ergo todo se traslada, de manera que cualquier fluctuación en la actividad tiene rápida repercusión en este colectivo de la carretera. Desde la Asociación de empresas de Transporte en Cantabria (Aetrac), su mandamás, Andrés Tárano, recuerda la asamblea que el colectivo celebró en 2008. «Ya entonces alertamos sobre la enorme caída de la actividad en el sector, con una pérdida de facturación del 6,7% respecto del año anterior, rompiendo la tendencia de crecimiento de ejercicios anteriores. Ahí advertimos la crisis que se avecinaba», comienza.
Ahora, por contra, no se nota del todo la recuperación. «En 2017 transportamos casi un 28% menos de mercancías que en 2008 y la facturación fue prácticamente la misma que 10 años atrás, con un incremento medio de costos del 11,5%», dice.
Desde los pequeños transportistas, José Vicente González, dirige la Asociación de Empresarios del Transporte de Cantabria (Asemtrasam). «Fueron muchos los transportistas que tuvieron que abandonar. Los que quedaron, lo hicieron en unas condiciones muy precarias y todavía hoy no se han recuperado». De hecho, completa que «nuestros costes últimamente se han disparado y por el contrario los precios se mantienen inamovibles, de ahí la escasa o nula rentabilidad».
La progresiva pérdida de empleo, así como el endeudamiento de empresas y economías domésticas, lastró otro de los motores de cualquier sociedad: el consumo. Buena fe de ello puede dar el comercio de la Comunidad, que ha vivido una auténtica sangría en los últimos años. Según explica el presidente de la Federación de Comercio de Cantabria (Coercán), Miguel Ángel Cuerno, la situación se tornó especialmente complicada cuando «el consumo comenzó a bajar y las entidades bancarias empezaron a poner muchas dificultades a la hora de ofrecer créditos a las pymes». En ese sentido, recuerda que, a pesar de ser el último campo en notar esos efectos, el sector comercial es «posiblemente el que más está tardando en salir de la crisis». El motivo lo tiene claro: «El cambio drástico al que se han enfrentado los establecimientos con la irrupción de las nuevas tecnologías, la aparición de las grandes plataformas de venta online, la actualización de las rentas antiguas y los cambios en las tendencias de consumo».
Miguel Rincón comanda la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Cantabria (Apemecac), con gran incidencia en el área del Besaya. En su opinión, «ha habido infinidad de embargos, se han perdido empresas de 50 años, el patrimonio y el esfuerzo de multitud de generaciones familiares que llevaban toda la vida luchando. Un desastre total y absoluto del que a día de hoy todavía no percibimos ningún tipo de recuperación», lamenta.
Entre tantos retrocesos, la actividad turística y terciaria ha vivido una montaña rusa de sensaciones. Desde la depresión inicial, hasta unos últimos ejercicios prácticamente de récord. Negocio temporal y ligado a la estacionalidad, pero que actualmente es el principal motor en cuanto a contrataciones se refiere. El presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria, Ángel Cuevas, se retrotrae a 2008 y subraya que «ya entonces había menos ocupación, bajada de precios y una pérdida de fuerza muy considerable en todo el sector». Un impacto que se reflejó en una inmediata caída de los beneficios. «Desde 2007 a 2013 perdimos un 45% de los ingresos. Tuvimos que enfrentarnos a reajustes de plantilla, optimizar los costes, cuidar con todo detalle y rebajar los gastos al mínimo. Quienes acumulaban deudas o tenían hipotecas altas no aguantaron el tirón», lamenta el empresario.
Gaspar Anabitarte | UGAM-COAG
«Por contra, ahora todo viene de forma favorable. Nos pusimos de cara al cliente más que nunca y hoy se hacen las cosas mucho mejor: los locales tienen más calidad, los hosteleros están mejor formados y la satisfacción del cliente es en consecuencia más alta». Un optimismo que extiende al futuro. «Si no hemos salido estamos a un paso o dos de salir de la crisis. Entre finales de 2014 hasta 2017 hemos mejorado un 30% nuestro rendimiento. Es cierto que todavía nos falta un poco más para que ese resultado sea óptimo, pero estamos bastante satisfechos».
La economía primaria, en cambio, ha vivido una curiosa paradoja. No ha percibido una crisis virulenta en este tiempo porque básicamente el sector arrastra un deterioro progresivo desde hace décadas, prácticamente desde la entrada de España en la Unión Europea. Así al menos lo defiende el secretario general del sindicato ganadero UGAM-COAG, Gaspar Anabitarte. «En tiempo de crisis hemos perdido, sí, pero no necesariamente por las causas relacionadas con la crisis en la que piensa todo el mundo. De hecho, en 2007 hubo un remonte importante y vivimos uno de los mejores momentos del precio de la leche. Fue un espejismo, duró unos meses y nos hundió a los niveles más bajos de la historia. Ahora continúa en unos registros muy pequeños, lo que provoca mayor caída de ganaderos». Como referencia, «hoy en día hay aproximadamente 4.400 ganaderos en Cantabria». Anabitarte no da crédito a la pérdida de estos profesionales en las últimas décadas. «En 1990, los que se dedicaban a la leche eran alrededor de 10.000 productores», de los que ahora solamente quedan 1.200.
¿Y en el ámbito pesquero? Miguel Fernández, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores, estima que en la Comunidad son cerca de 800 personas las que se dedican a ello. Un colectivo que a su juicio «ha aguantado la crisis relativamente bien». Además, «hoy en día el 95% de la flota de los trabajadores es española; el 50% hace diez años».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.