a caída de Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más grandes del mundo, fue el resultado de la falta de regulación y/o de la mala regulación del sector financiero en Estados Unidos.
La caída de Lehman Brothers ha dado lugar a consecuencias de enormes proporciones, tanto en términos de evolución del Producto Interior Bruto (PIB) como del empleo.
En relación con el primero puede hablarse con toda propiedad, al menos en España y en Cantabria, de una década perdida, ya que los niveles actuales son muy similares a los de 2008. En términos de empleo, la situación es aún peor, pues tanto en el país como en la región los niveles de ocupación y desocupación son, respectivamente, menores y mayores (bastante mayores) que los existentes hace diez años.
Como consecuencia de todo ello, la desigualdad en la distribución de la renta ha aumentado considerablemente en los dos ámbitos considerados, haciendo así que nuestra economía y nuestra sociedad sean hoy mucho más frágiles y, por lo tanto, más susceptibles de ser víctimas de nuevos 'ismos'. La pérdida de credibilidad de las instituciones y la correspondiente falta de confianza que generó la quiebra de Lehman Brothers aún no se ha recuperado y me temo que no se recuperará, si es que consigue hacerlo, en tanto en cuanto los efectos de la Gran Recesión no sean una cosa del pasado.
Para lo cual, me temo, todavía queda mucho tiempo.
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