![«Íbamos a anunciar en días a la CNMV un acuerdo con un inversor por 200 millones»](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202002/15/media/cortadas/52969459-kXCD--624x415@Diario%20Montanes.jpg)
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Gema Díaz Real aparece de negro, como si ya empezara a guardar luto a Sniace el día en que la empresa ha solicitado la liquidación al no poder hacer frente a sus compromisos de pago, con el recorte a las retribuciones por cogeneración ... como puntilla de un tortuoso camino que, según la presidenta de la entidad, estaba abocado a un final feliz en forma de inversor y nueva etapa. «Desolada» es el término que más aparece en su discurso el día después de anunciar que la cotizada con complejo en Torrelavega pondrá fin a sus 80 años de historia, con la esperanza de que alguien pueda continuar con el proyecto industrial quedándose con la unidad productiva. Con apenas un año como presidenta, le toca firmar la defunción de la sociedad.
-La pregunta que se hace la gente a pie de calle, ¿hay solución a la situación actual o se ha cruzado el punto de no retorno?
-Solución yo entiendo que sí puede haber. Lo que ha hecho la compañía, en base a normativa legal, es acudir a la liquidación. El liquidador, tras mandato del juzgado, asume la dirección estratégica de la organización en los próximos meses. Ahora lo que toca es buscar una solución a la compañía y al futuro de nuestras fábricas.
-¿Qué salidas pueden ser esas?
-Que exista algún grupo industrial que esté interesado en el desarrollo de los productos que hace Sniace y compre la unidad productiva.
-¿Es factible ese negocio?
-Yo creo que sí. El negocio cae no por el hecho de estar agotado, sino por una circunstancia coyuntural. Todos somos conscientes de que la fábrica se reabrió en 2016 con una deuda concursal muy importante, que ha hecho más dificultosa la gestión financiera. Cuando llegué a la Presidencia hace un año dejé claro que queríamos dar un cambio a la gestión. Creo que lo hemos conseguido, elevando la calidad de los productos, liderando el mercado americano, haciendo crecer un 130% las ventas, saneando económicamente la compañía... Hemos sido muy rigurosos implementando el plan estratégico y las inversiones. Entrábamos ahora en una parada estratégica de dos meses muy ambiciosa, para a partir de mayo poner en marcha nuestra tan ansiada línea de microcorte. Teníamos en marcha también un almacén robotizado muy moderno... La pena ha sido que a un mes de esta situación hemos tenido que parar de forma abrupta.
-Sin el recorte estatal a la cogeneración y la marcha súbita de Cogen de la gestión energética, ¿Sniace era viable?
-Sí, en el sentido de que en agosto acudimos a una ampliación de capital y no la completamos. Durante esos meses buscamos alternativas. A partir de octubre empezamos a trabajar con unos inversores, que apostaron totalmente por el futuro de la compañía. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) estaba informada y la operación iba adelante, animados sobre todo por el producto que tenemos y los avances que habíamos hecho, así como nuestras futuras inversiones. Esta semana o la próxima teníamos intención de publicar hecho relevante en la CNMV con la cristalización, por un importe próximo a los 200 millones.
-¿Por qué la cogeneración ha parado en seco esta operación?
-Porque nos ajustábamos a unos parámetros económicos. El inversor viene y hace sus cálculos, en muchos casos muy forzados porque iba todo muy ajustado. Se produce la rescisión de Cogen por una regulación que está en marcha y no se prevé que tenga modificaciones. He de decir que Cogen ha sido un gran socio, tampoco quiero criminalizarla. En esta situación han sido muy cautos, y han tenido que cerrar unidades productivas como la nuestra. En un primer momento analizamos el impacto que supondría, hasta que nos anuncian que han rescindido los contratos con la compañía gasista y con General Electric. Ésa ya fue la situación más complicada, ya que nos obligaba a meter un circulante de nueve millones con la gasista. La cuantificación económica de las pérdidas que suponía esta orden ha sito el detonante de los acontecimientos. Ya no cuadraban las cuentas.
-¿Les ha sorprendido que Cogen adoptase esta iniciativa sin que fuera la orden ministerial definitiva?
-Sí. Iniciamos consultas legales, pero si el día 29 se cerraba el suministro nos obligaba a tomar una decisión. En especial porque, al no estar los futuros inversores, habíamos alcanzado nuevos compromisos de deuda concursal en las últimas semanas.
-¿Cómo se han vivido estos días en el seno del Consejo de Administración?
-Con gran decepción, porque no nos merecemos un Gobierno así, que no se preocupa por la industria de este país. Ésa es mi reflexión principal hoy (por ayer).
-¿Les ha llamado el Gobierno de España?
-(Duda). Sí... Nos ha llamado, pero sin ningún tipo de solución. Si los políticos no pueden solucionar las cosas, que no las estropeen. Estamos compitiendo no sólo fuera de la Unión Europea, sino con la propia UE. Con salarios de alto valor y que aportan a otro tipo de sectores. El mundo industrial está desolado porque la situación de Sniace abre la puerta a que esto se replique en otras compañías cántabras. Hablamos de miles de puestos de trabajo. La palabra cogeneración resulta lejana, y sin embargo se están poniendo en peligro los puestos de trabajo del sector secundario.
-¿Teme por la industria de Cantabria?
-Sí, no sólo por ella, sino por toda la industria de España. Es un problema sectorial.
-A su juicio, el Gobierno central tiene buena parte de responsabilidad...
-Sí, el Ministerio de Transición Ecológica. La pregunta es si realmente la industria y el empleo que genera está encima de la mesa por delante de otras consideraciones. Tampoco me quiero meter en política, pero una decisión política ha hecho que mi compañía rebase la situación que teníamos.
-Hablaba de la deuda, ¿qué pasivos estaban renegociando?
-Quitas importantes con los acreedores. La cerramos el día 10 y ha habido rebajas muy interesantes. Hablo de deuda concursal. Para los inversores era un aspecto importante.
-¿Qué líneas rojas habían puesto esos inversores?
-Una, el convenio colectivo con los sindicatos, que no se adhirieron, aunque trabajamos para que no fuera un handicap. Luego, el proyecto industrial para perfilar las expectativas a cinco años. Aquí es donde se rompe la baraja tras la nueva orden del Ministerio en torno a la cogeneración.
-¿Cuál ha sido la deuda extraconcursal de Sniace tras la reapertura?
-Entre cinco y seis millones.
-¿Señala algún responsable tras cuatro ampliaciones de capital y pérdidas millonarias de accionistas y proveedores tras la reapertura de 2016?
-Te puedo decir que lo que hemos intentado este año es renegociar, ser más serios con nuestros socios y proveedores. Hemos recuperado la confianza de muchos. No ha sido fácil esa normalización por nuestra reputación pasada. Ha sido un año de mucho avance. Hemos estabilizado nuestras materias primas. Hemos tenido otra patente forestal; íbamos a desarrollar la de 'shortcut'; habíamos recuperado certificaciones... Teníamos mucho por hacer. Habíamos parado el tema urbanístico por los nuevos inversores, porque igual teníamos que replantear el espacio que íbamos a necesitar a futuro por ampliaciones. En el proyecto que teníamos queríamos ver bien nuestras necesidades. La verdad es que ha sido un desenlace de mucho impacto.
-Cuando se pactó el plan de viabilidad hubo opiniones que lo definieron como «irreal». ¿El calendario concursal ha sido una losa demasiado pesada?
-Nosotros este año tuvimos una gran satisfacción al recuperar mercados y con una calidad nunca lograda en la fábrica. Pero también un handicap, con una caída del precio de la celulosa y la fibra del 30%. Si no, hubiéramos dado beneficios. Eso es rotundo. En esa situación, con mucho esfuerzo, podríamos haber pagado. Lo dicho, con mucho esfuerzo. Quizá sí que ha sido una deuda concursal muy pesada.
-Si pudiera haber hecho algo de otra manera, ¿qué sería?
-Siempre hemos tenido autocrítica, pero creo que en este año hemos dado un giro muy grande a la fábrica. Este resultado es un fracaso.
-¿Han reclamado algún tipo de responsabilidad a Blas Mezquita por su anterior gestión como presidente?
-Al final hemos mirado hacia adelante. Hemos tenido mucho trabajo. Fue una etapa que ya pasó. Empezamos otro modelo de gestión, en el que yo creo que hemos acertado. Íbamos en el camino apropiado, con la planta en el centro de todo.
Futuro
– ¿Cómo están los accionistas mayoritarios?
– Desolados. Han sido accionistas que han estado muy implicados. Sólo puedo decir palabras de agradecimiento. Han acudido a cada amplicación y han estado de forma muy activa. Sólo tengo palabras de agradecimiento y muchísimo respecto. Quiero insistir en ese mensaje.
– ¿Se arrepiente de haber asumido la Presidencia de la organización hace un año?
– No, en absoluto. Sabía que cogía una situación de muchísima dificultad en la compañía. Era mi tierra. Casi mi pueblo al criarme a cinco kilómetros de la organización. He luchado con todo el equipo, con un personal muy implicado e ilusionado al ver que se hacían las inversiones. El comité me lo decía ayer (por el jueves): No se lo esperaba. Yo el jueves pasado tampoco me esperaba el cierre. Ha sido todo muy precipitado, y eso que no soy una ingenua. Soy una persona muy realista. Teníamos programadas las reuniones semanales con los inversores...
– ¿Qué les diría a los trabajadores y a las familias?
– Hay que buscar una solución. Para ello necesitamos hacer un cierre y parada controlados de la fábrica. Dejar todo bien. Tenemos que ser conscientes de que nos estamos jugando el empleo no sólo de Sniace, sino de miles de puestos de trabajo en la Comunidad. Creo que todavía hay futuro. Tenemos una fábrica con una gama de productos fantásticos que creo tiene desarrollo.
– ¿Qué conclusión saca de todo esto?
– Que cuidemos de nuestras industrias. Incluso desde el propio periódico. No quiero ser alarmista, pero la gente tiene que saber lo que está en juego. No podemos competir. Pagamos el 10% por las emisiones de CO2 cuando nuestros competidores de Indonesia no saben ni lo que es. No existen medidas medioambientales allí. Sin embargo, tienen la mejor tecnología. Lo que pasa es que prefieren comprar maquinarias para quitarnos del medio que invertir en ecología. Siempre se dice que cuánto contaminamos. El esfuerzo que hemos hecho nosotros por la sostenibilidad no lo ha hecho nadie en Cantabria. Siempre pregunto a los críticos: ¿de dónde sale esa camisa que llevas? ¿Qué impacto ambiental ha tenido? Son cuestiones que habría que tener en cuenta porque no estamos en una pugna entre Europa y países emergentes.
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Jesús Lastra
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