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María Luisa García explica las características de la iglesia de Santa María de Lebeña a tres visitantes. Pedro Álvarez
«Esta iglesia es un como un joyero»
Sin salir de Cantabria

«Esta iglesia es un como un joyero»

Iglesia de Santa María de Lebeña | Liébana ·

Declarada monumento nacional el 27 de marzo de 1893, es uno de los templos de la comarca en el que los turistas pueden disfrutar de una visita guiada. María Luisa García explica al visitante las características de esta referencia arquitectónica de Cillorigo de Liébana

Pedro Álvarez

Lebeña

Miércoles, 31 de marzo 2021, 06:56

Al pasar al volante por el desfiladero, más de uno se lo repite. «Un día paro». Sí. Porque en medio de ese paisaje abrumador -y al lado de una carretera que no da un respiro a los no habituales-, el templo y la paz que irradia son una invitación. Pare, de verdad. Santa María de Lebeña merece la pena. Si le gusta la arquitectura y el arte, pero también si le gustan las historias que hacen que los pueblos sean como son. Y eso, se lo cuenta como nadie su guía.

«Estamos en Santa María de Lebeña, una iglesia prerrománica del siglo X. Es una iglesia pequeña, como un joyero. Dentro del prerrománico hay varios estilos como el visigodo o el mozárabe. En este caso hablamos del mozárabe». Así comienza María Luisa García sus explicaciones. Vecina de Lebeña -y eso se nota- conoce cada rincón de este lugar en el municipio de Cillorigo de Liébana. Y tanto. Comenzó a ayudar y a atender el templo en diciembre de 1989 y vive la visita con profundo sentimiento. Por lo histórico y lo artístico, claro. «Cuando entramos después de atravesar el pórtico, nos llaman la atención los arcos de herradura, así como los capiteles con hojas de acanto, típicos del corintio. No tenemos que olvidar que fue en esta iglesia donde se ve por vez primera el pilar compuesto, formado por cuatro columnas adosadas al mismo, con lo que se consiguió levantarla el doble de altura, mejorando así la acústica y la iluminación».

Otras propuestas

  • Pendes. Área recreativa de El Habario. Uno de los parajes más bellos de Liébana, rodeado de castaños centenarios. Entre Pendes y Cabañes, para disfrutar en familia.

  • Piasca. Iglesia de Santa María de Piasca (Cabezón de Liébana). En ella se puede contemplar uno de los más notables ejemplos del arte románico en Cantabria.

  • Potes. En la villa se puede recorrer su casco antiguo, contemplando sus casonas con escudos, su arquitectura y disfrutando de la rica gastronomía de la comarca.

Pero, como buena vecina, va más allá del repaso académico. No cuenta sólo lo que se ve. Es más lo que se siente. Lo que saben en el pueblo. Por eso, al mostrar el retablo principal, barroco, se detiene en la Virgen de Santa María de Lebeña -o de la Buena Leche, porque está dando de mamar al Niño en uno de sus pechos-. «Esta imagen fue sustraída en el año 1993. Los vecinos se dieron cuenta cuando iban a asistir a misa y encontraron la puerta rota y la hornacina central vacía». Fue un golpe al orgullo del pueblo. «La única esperanza que quedaba era que la recuperase la Guardia Civil, pero iba pasando el tiempo y no aparecía, hasta que, en los informativos de TVE del 7 de abril de 2001, dieron la noticia de que la recuperaron en un chalé de Alicante. Fue una noticia maravillosa».

«Muchas personas vienen pidiendo a la imagen que les conceda un hijo o sane sus enfermedades»

Y ahí enlaza otras historias. Que muchos vienen «pidiendo a la imagen que les conceda un hijo o sanar en sus enfermedades». O las andanzas de los condes Alfonso y Justa, que fueron los que mandaron edificar la iglesia en el siglo X cuando gobernaban Liébana. «Con el fin de traer hasta aquí el cuerpo de Santo Toribio, que se encontraba entonces en el monasterio lebaniego que se denominaba San Martín. Los monjes se opusieron y entonces el conde fue de nuevo con sus guerreros con la intención de llevarse el cuerpo por la fuerza. La leyenda dice que quedó ciego y que, arrepentido, donó sus bienes al monasterio». María Luisa está llevando a su terreno a los visitantes. En ese punto ya están listos para la leyenda del tejo y del olivo, que se encuentran en el exterior (ya les dijimos que la visita iba más allá de la arquitectura). «Alfonso era del norte y por eso encontramos el tejo, el árbol de los cántabros. Ella, Justa, era andaluza. Y su marido hizo plantar junto a la iglesia un olivo, donde también se conseguía aceite para las lámparas y óleos».

«Esta iglesia prerrománica del siglo X es una de las mejores muestras del mozárabe de España»

Hasta le cambia el gesto cuando explica que el 20 de marzo de 2007 el tejo fue derribado por un fuerte vendaval. «Durante mil años los árboles seguían aquí recordando a los fundadores, pero el tejo se cayó. Le salieron defensores y uno de ellos, Ignacio Abella, se llevó una ramita y la plantó. Poco a poco fue creciendo y diez años después y en la misma fecha de su derribo por el viento, volvió a ocupar su lugar. Así, la historia continúa». Menudo broche para la visita antes de irse a comer un cocido lebaniego.

Por cierto, el horario es de martes a sábado, de 10.00 a 13.30 y de 16.00 a 19.30 horas (los domingos de 10.00 a 13.30). La visita cuesta 2 euros.

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