«La fiesta del Pilar, lo más grande»

Cuando la calle Jiménez Díaz solo era un callejón (antes del derribo de la casa tapón) fue lugar donde tantos niños jugaban al fútbol, dando origen al club El Perinés en 1945, cantera de reconocidos deportistas como Quique Setién, Geli o Luis Fernández.

El suelo de Perines esconde un manantial detectado en 1804, un periodo en el que había escasez de agua potable, por lo que cobró importancia para la zona. En 1812 se construyó el lavadero (que se mantiene en pie), donde iban las mujeres del barrio con la colada, entre ellas, la madre de Magdalena Abad, vicepresidenta de la asociación de vecinos. «Recuerdo perfectamente cuando iba mi madre a lavar. Aquí hemos crecido y siempre ha sido un barrio solidario, así fueron nuestros mayores y así son nuestros hijos».

Si hay algo que ensombrece el día a día de los vecinos más mayores es la posibilidad de que desaparezca la parroquia de Santa María de los Ángeles. «No queremos que desaparezca esta iglesia, que cada domingo tiene mil feligreses. En ella hemos celebrado bautizos, bodas y comuniones y entierros de los seres queridos. Hemos asimilado con mucha pena que los franciscanos se tengan que ir por la falta de vocaciones, pero nuestro deber es procurar que la iglesia se mantenga y se lo hemos hecho saber al Obispado y al Ayuntamiento», señala Magdalena.

La presidenta de la asociación de vecinos es Marisol Galonce; se crió en Reina Victoria y se mudó a este barrio cuando se casó, hace 42 años. «He nacido en un barrio más señorial pero Perines no lo cambio por nada del mundo. He sido y soy feliz aquí», aseguró y destacó la reciente reforma integral acometida en el barrio: «Todo es nuevo, las aceras, el pavimento, las canalizaciones del agua...».

Además, la plazuela que guarda la hornacina de la virgen del Pilar también es reciente. Flanquea el antiguo lavadero, cuyo interior acoge las actividades de Unate y el local donde se reúne la asociación de vecinos.

Para los mayores, la virgen y sus fiestas «son lo más grande, no hay nada igual». Esos días de octubre los perinenses visten a la virgen con su manto y la adornan con flores. Preside la procesión el Obispo y no falta la alcaldesa. Después se ofrece un picoteo, chocolatada y juegos infantiles. Todavía recuerdan cuando les robaron la virgen en 2009: «¡Qué disgusto! Repusimos la imagen de la virgen con una colecta entre el vecindario».

Otro aspecto que afecta al devenir del barrio ha sido el cierre de locales de toda la vida. «Los bares La Pera, Agua de Valencia o el JB han sido seña de identidad del barrio y se han marchado». Con su cierre, «se ha apagado el ambiente alegre que tenía la zona», explican.

«Esto era como Cañadío, pero ha ido decayendo», apuntan desde la asociación de vecinos, que denuncia que «existe un problema de ruido de algunos bares que no respetan el horario de cierre, en los que se originan altercados en sus puertas. No podemos dormir ni salir temprano de casa por miedo», denuncian.