Los usuarios se quejan del servicio en la estación de autobuses de la Granja Poch

Los usuarios de la estación de autobuses de Granja Poch trasladan sus quejas por el «deficiente» servicio que, a su juicio, se presta a los clientes en estas instalaciones. Consideran que la atención «es mejorable», en cuanto a información y horarios, mientras critican que tanto el Gobierno de Cantabria como el Ayuntamiento «hacen caso omiso de las quejas de los ciudadanos».

José Luis, que por cuestiones laborales viaja cada semana a Bilbao, dice que los horarios se modifican y no se actualizan en los paneles de información que hay en el interior de la estación, lo que hace que «la gente pierda tiempo y esté desinformada; al final consiguen que el viajero opte por otros medios de transporte». Olga, que espera un autocar para viajar a Oviedo, no entiende que «por la noche la estación esté cerrada», obligando a los usuarios a coger el bus en la calle. También la Mesa de Movilidad del Besaya ha mostrado sus críticas porque «a pesar del gran número de usuarios que observamos, el servicio dista de ser satisfactorio, el horario sigue siendo insuficiente y la estación presenta muchos otros problemas, como el cierre nocturno con los viajeros teniendo que coger el autobús a la intemperie, sin señalizar, sin horarios».

Precisamente sobre los horarios, la Mesa de Movilidad no entiende que no se hayan actualizado tras el covid, «confundiendo a los viajeros», y tampoco que exista una sola máquina expendedora de billetes -cuando en Laredo hay tres por ejemplo-, sin alternativa en caso de avería.

Asimismo, se refiere a la falta de seguridad, con un horario limitado de servicio de ocho horas, cuando antes era de 24; la falta de información en los paneles de la estación; y la inexistencia de wifi o consignas, «cuando desde la inauguración hay un local destinado a consignas que permanece vacío».

Las críticas también se extienden al servicio de los autobuses-búhos, que paran en el pabellón Vicente Trueba «y esto también confunde a los usuarios, porque allí no hay horarios». Así lo corrobora Andrés Fernández, vecino de Nueva Ciudad y usuario habitual, que dice que los búhos nocturnos -funcionan a Santander todo el año y a Suances sólo en verano- «paran frente al polideportivo, donde no hay marquesina ni ningún tipo de información».

Igualmente, desde la Mesa de Movilidad plantean la posibilidad de habilitar un espacio de teletrabajo «como ya hay en muchas estaciones y de este modo poder trabajar entre bus y bus en esos tiempos de espera», así como la instalación de máquinas expendedoras de comida, snacks o bebidas, «que tampoco hay». Aunque sí existe una cafetería, «no tiene ni una pantalla en la que ver la información de los autobuses».

En cuanto al quiosco que hay en el exterior del edificio y que ha reabierto sus puertas tras permanecer cerrado, los usuarios creen que el horario es «insuficiente», de 08.45 a 12.15 horas por la mañana, y de 15.45 a 18.15 horas por la tarde, además de los sábados de 10.00 a 13.00 horas. Un horario partido que critican los viajeros porque hay muchos autobuses entre las 13.30 y las 15.00 horas, así como de 19.00 a 21.00 horas.

La Consejería de Industria, Turismo, Innovación, Transporte y autorizó hace un mes una nueva concesión de explotación del quiosco. Entre otros servicios, se pueden adquirir billetes y recargar las tarjetas de transporte, incluso los bonos universitarios. Tras el repentino cese de la anterior concesión el pasado mes de agosto, los usuarios pudieron seguir comprando sus billetes a bordo de los buses o con el uso de las nuevas tecnologías que permiten la consulta de información y la adquisición de tiques.