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Un rescate para la historia Los huérfanos del Titanic: la increíble peripecia que tuvo un final feliz

Cuando los rescataron tras el hundimiento del Titanic, los hermanos tenían 4 y 2 años y estaban solos. Ningún adulto los reclamaba. No hablaban inglés, no entendían nada. Su peripecia a bordo del buque que sigue fascinando el mundo es un novelón; esta vez, con final feliz.

/xlsemanal/autor/fatimauribarriFátima UribarriPOR

Viernes, 23 de Junio 2023

Tiempo de lectura: 3 min

Durante el viaje en barco los dos hermanos, Edmond, de 4 años y Michel, de 2 debían decir que se llamaban Lolo y Momo. Su padre les dijo que eso de cambiar de nombre era un juego. También él cambiaba de nombre y en lugar de llamarse Michael Navratil pasó a ser Louis B. Hoffman.

Los niños accedieron encantados a responder a su padre cuando les llamaba Lolo y Momo porque al llegar a Nueva York les había prometido un buen regalo, y porque les pareció divertido. No sabían que se estaban escapando. Su padre, un sastre de origen eslovaco, los estaba secuestrando, se los llevaba a América sin que nadie lo supiera.

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Pasajeros con falsa identidad.El Titanic partió de Southampton (Inglaterra) el 10 de abril de 1912 con 2208 pasajeros a bordo, entre ellos Michael Navratil y sus hijos, entonces de cuatro y dos años de edad. Viajaban con nombres falsos.

Michael Navratil llevaba cinco años viviendo en París. Allí se había instalado con su mujer italiana, Marcella Caretto, y habían nacido los dos niños. Pero el matrimonio se había roto: Michael había descubierto que ella le era infiel. Habían pleiteado por el divorcio y la custodia se la dieron a ella. Indignado, decidió fugarse con los niños. Se llevó a sus hijos a Inglaterra y desde allí embarcó con ellos en el grandioso Titanic. Rumbo a una nueva vida.

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Huída a América.Michael Navratil se enteró de que su mujer le era infiel y en el divorcio le dieron la custodia a ella. Indignado, se fugó con sus hijos en el Titanic.

Cuando la madrugada del 15 de abril de 1912 el enorme trasantlántico chocó contra un iceberg, Michael cogió en brazos a su hijo mayor y otro pasajero hizo lo mismo con el pequeño. Lograron depositarlos en uno de los últimos botes salvavidas donde imperó la ley de ‘las mujeres y los niños primero’. Los niños estaban asustados, iban poco abrigados, los habían sacado de la cama con urgencia, y no entendían nada porque no hablaban inglés.

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Viajeros de segunda. Los Navratil viajaban en segunda clase. El padre logró embarcar a los niños en uno de los botes salvavidas. El Titanic sólo tenía botes para la mitad del pasaje, los hermanos Navratil fueron afortunados. Los rescató el buque Carpathian.

Michael Navratil intentó subirse a otro bote, pero no lo consiguió. Fue una de las 1518 víctimas mortales del legendario naufragio y sus hijos se convirtieron en los ‘huérfanos del Titanic’, protagonistas de una historia emotiva que sobrecogió a Estados Unidos y Francia de manera especial.

Edmond y Michel tuvieron suerte, en el bote los protegieron y cuidaron otros afortunados pasajeros. Luego los izaron al buque Carpathian y ahí comenzó otra aventura: estaban solos.

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Un reencuentro increíble. Marcelle Navratil se enteró de dónde estaban sus hijos por la prensa. Viajó desde Francia a Nueva York y allí los recuperó, un mes después del naufragio del Titanic.

Al llegar a puerto se hizo cargo de ellos Margaret Hays, pasajera de primera clase del Titanic, superviviente ella también. Se los llevó a su casa, pero le hizo saber al cónsul francés y a la prensa que su intención no era adoptarlos.

Los niños seguían asustados y hablaban poco. Los periódicos contaron su historia. Fue su salvación.

Al otro lado de Atlántico la madre de los niños –ahora Marcelle porque afrancesó su nombre– se desesperaba buscando a sus hijos. Una vecina llamó a su puerta con enorme excitación y blandiendo un periódico: sus niños estaban en América, eran los huérfanos del Titanic.

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El último superviviente. Michel Navratil murió a los 92 años. Fue el útlimo de los varones que sobrevieron al hundimiento del Titanic. Aquí posa con la foto de él y su hermano cuando ambos fueron 'los huérfanos del Titanic'.

La compañía White Star Line se hizo cargo del pasaje de Marcelle a Estados Unidos. Madre e hijos se reencontraron un mes después de la tragedia. Regresaron a Francia. Edmond se hizo arquitecto, luchó en la Segunda Guerra Mundial contra los alemanes, estuvo preso en un campo de concentración y murió poco después de terminar la guerra, a los 42 años.

Michel fue profesor de filosofía. Fue uno de los asistentes a un viaje conmemorativo con supervivientes del Titanic cuando se cumplieron los 75 años del hundimiento del buque. En Estados Unidos visitó la tumba de su padre. Y contó durante años una historia difícil de creer. Dijo que cuando su padre los dejó en el bote salvavidas les dijo «decidle a mamá que la quiero y que la iba a llamar para que se reuniera con nosotros».

Michel murió en 2001 a los 92 años. Fue el último superviviente varón del Titanic.