Borrar

Campos de alto riesgo... y singular belleza Cuando el golf es un deporte extremo

Considerado como un deporte amable, poco propenso a las lesiones graves, hay, sin embargo, lugares donde el golf llega a convertirse en un deporte extremo. Mordeduras de serpiente, ataques de cocodrilos o de tiburones, congelación, mutilaciones por minas antipersona... Este es un viaje por los campos de golf más peligrosos –hermosos y singulares muchos de ellos– del planeta.

Miércoles, 26 de Abril 2023

Tiempo de lectura: 5 min

No es, precisamente, un deporte de masas, pero el número de aficionados al golf se ha disparado en el último lustro. En concreto, cinco millones más, y ya son 66,6 millones en todo el mundo. A años luz del futbol, con más de 1000 millones, o del baloncesto, con 400, pero con un entusiasmo que raya muchas veces la insensatez.

Deporte de baja intensidad física y reducido trabajo aeróbico, las lesiones en el golf no suelen implicar roturas óseas o musculares. Hablamos de lumbalgias, de tendinopatías o del llamado codo de golfista, problemas que suelen solucionarse con fisioterapia. Y también de algún que otro bolazo inesperado o alguna que otra insolación.

Ahora bien, en ciertos lugares donde la disponibilidad de campos en condiciones es de lo más limitada, este espectro puede ampliarse a mordeduras de serpiente, cocodrilos, pirañas o tiburones; ahogamiento; mal de montaña; hipotermia; congelación; caídas desde alturas de hasta 400 metros e, incluso, mutilaciones o muerte por explosión de minas personales. Sonará exagerado, pero lesiones de este tipo son posibles –aunque altamente infrecuentes– en algunos de los campos de golf más extravagantes que existen en el mundo.