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Así actúan las superheroínas de cuatro patas... o más

La muerte de la rata buscaminas más famosa de Camboya sirve para homenajear a estos roedores gigantes que salvan vidas en medio mundo... y otros animales a los que debemos más de lo que creemos. Hasta las cucarachas salvan vidas. Se lo contamos.

Jueves, 13 de Enero 2022

Tiempo de lectura: 5 min

Magawa fue la primera rata en recibir la medalla de oro PDSA, un galardón británico a la valentía animal con 80 años de tradición. Su mérito es indiscutible: en cinco años de vida laboral detectó un centenar de minas terrestres y artefactos explosivos, colaborando a limpiar 225.000 metros cuadrados de terreno en Camboya. Ahora ha fallecido, cuando disfrutaba de un merecido retiro, a los ocho años de edad, en la país asiático en el que pasó la mayor parte de su vida. Pero Magawa fue criada y entrenada en Tanzania, donde más de trescientas compañeras son formadas para cumplir su misión.

Peter Luanda es supervisor de entrenamiento de roedores en Apopo, una organización no gubernamental nacida en Bélgica cuyo centro de operaciones está en el campus de la Universidad de Agricultura de Sokoine, en Morogoro (Tanzania).

Estos roedores llegan a medir 90 centímetros, pero no alcanzan a pesar los 5 kilos de mínima que harían explotar una mina

¿Cómo detectan las minas las ratas? Gracias a su privilegiado olfato, casi igual de hipersensible que el de los perros, utilizados también con éxito en estas tareas. Pero estos roedores –la rata gigante de Gambia– por ser una especie autóctona del África subsahariana, cuentan a su vez con otras ventajas. Su organismo está protegido de las enfermedades tropicales que afectan a las personas o animales que llegan de otras latitudes. Y no solo en África; también en Tailandia y Camboya han demostrado su eficacia en la detección de minas. Por otro lado, pese a ser una especie especialmente grande comparada con otros roedores -mide hasta 90 centímetros-, no suele pesar más de los cinco kilos necesarios para activar una mina antipersona.

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Eficaces y distantes. Las ratas detectan el explosivo gracias a su gran olfato. Su adaptación al entorno y al clima de países subtropicales las hace especialmente aptas y, además, no desarrollan un vínculo con sus entrenadores, a diferencia de los perros, lo que también se considera una ventaja.

Y no solo detectan minas. Rasoul, la rata que corretea entre los brazos de Luanda, es una de las varias decenas de ratas que han completado su formación para la detección de la bacteria de la tuberculosis en muestras de saliva, gracias a su refinado olfato. Según un estudio publicado en la revista Tanzania Journal of Health Research, en 2010 las ratas de Apopo examinaron muestras de saliva de más de 12.000 pacientes. Los esputos ya habían pasado por el microscopio, pero estos pequeños gigantes detectaron 716 nuevos casos que el laboratorio había dejado escapar. Estos roedores incrementaron el número de casos diagnosticados en más de un 40 por ciento.

La idea fue de Bart Weetjens, un ingeniero y monje budista belga. Todos los métodos para detectar minas antipersonas en África eran caros. «Las ratas pueden hacerlo», pensó

En ambos casos, el proceso de entrenamiento es similar. El roedor aprende a indicar al entrenador que ha olfateado lo que buscan. En tierra, lo hace arañando la superficie con sus pequeñas patas; en el laboratorio, basta con detenerse durante cinco segundos ante la muestra contaminada. Cuando lo hace, su instructor activa un mecanismo que suena. Un clic y la rata corre hasta él a por su trozo de comida.

Cuando el proyecto de Apopo se puso en marcha en el año 2000, los técnicos no tuvieron que buscar muy lejos. Para capturar a los primeros ejemplares recorrieron los alrededores de Morongoro -la ciudad en que se encuentra el campus- y las faldas de los montes Uluguru, cargados con jaulas especiales.

Todo fue idea de Bart Weetjens, un ingeniero y monje budista belga, amante de los roedores desde que le regalaron un hámster a los 9 años. Un día, estudiando el problema de las minas antipersonas en África, vio que casi todos los métodos eran demasiado caros y exigían un alto desarrollo tecnológico. «Las ratas pueden hacerlo», pensó. Y comenzó sus pruebas. Pronto vio que su método era viable y más barato.

El proceso de entrenamiento de cada rata y su mantenimiento, incluyendo el salario del personal, no supera los 3000 euros. Y su esperanza de vida es de 8 años, durante los cuales salvarán vidas.

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Magawa en acción. Magawa medía 70 centímetros y pesaba 1,2 kilos, mucho para una rata, pero poco para su especie. Y era extraordinariamente rápida. Podía rastrear un terreno del tamaño de una pista de tenis en 20 minutos, algo que a una persona con un detector le lleva, como mínimo, un día entero.

Otra ventaja: a diferencia de los perros, no desarrollan un vínculo emocional con su entrenador. Juegan a gusto con Peter o con cualquier instructor y, al detectar lo que buscan, corren hasta quien trabaja con ellas para cobrar su recompensa (un trozo de plátano, un cacahuete o cualquier golosina), pero no porque hayan desarrollado emociones de empatía con su instructor, sino por pura supervivencia. A las cuatro semanas de vida, estas ratas son separadas de sus madres para iniciar un proceso de aclimatación a la presencia humana. Agotada esta fase inicial, cada rata se especializa en detección de la tuberculosis o de TNT.

Se calcula que hay 55 millones de minas sin explotar repartidas en más de 80 países. Si estas ratas heroínas se desplazasen hasta estas zonas, reducirían en mucho el riesgo de los habitantes de volar en pedazos. Su eficacia está demostrada.

CUCARACHAS AL RESCATE EN TERREMOTOS

Capaces de alcanzar cualquier recoveco, las cucarachas se usan para localizar víctimas en los seísmos. Armadas con microchips que vigilan sus movimientos, estos permiten recabar datos sobre la presencia de supervivientes en los escombros.

BUITRES QUE DETECTAN FUGAS DE GAS

Tras una fuga de gas natural que 7 mató a 300 niños en una escuela de Texas, las suministradoras decidieron añadir etanotiol al gas, un componente de un fuerte olor que alerta de escapes. A los buitres les atrae ese aroma, lo que los ha convertido en hábiles detectores de fugas en zonas industriales.

HALCONES QUE EVITAN ACCIDENTES

Los campos de fútbol de hierba atraen a palomas y otras aves que, al anidar en ellos, los estropean. Para ahuyentarlas se usan halcones. 'Falcons Control', es una de las empresas españolas pionera en control de aves. Solamente para la vigilancia del Metropolitano utilizan cuatro halcones. Estas rapaces también ‘trabajan’ en los aeropuertos alejando las aves que revolotean por las pistas.

DELFINES QUE ENCUENTRAN MINAS EN EL AGUA

Son capaces de detectar esferas de metal de 7 cm de diámetro a más de 112 m de profundidad, los delfines son los perfectos detectores de minas en el agua. La Marina de EE.UU. cuenta con una ‘brigada’ de 75 que, cuando hallan una mina, dejan caer a su lado un transmisor, rastreable por los buzos.

Etiquetas: anim
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