Peter Howitt Sabio 24 | Experto en la teoría de la destrucción creativa «Las compañías más innovadoras usan su poder para perpetuarse y evitar la competencia»
Con motivo de nuestro 35 aniversario y en colaboración con la Fundación BBVA, hablamos esta semana con el canadiense que ha estudiado como nadie el crecimiento económico que nos ha traído la innovación tecnológica. Por ello recibió el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento. Sin embargo, ahora hemos dejado de crecer. ¿También de innovar? ¿Qué está pasando? Nos lo cuenta.
Viernes, 07 de Octubre 2022
Tiempo de lectura: 5 min
En 1973, la compañía Xerox inventó el primer ordenador personal. Los directivos no le vieron futuro y siguieron con su negocio de siempre: las fotocopiadoras. Pero un jovencísimo Steve Jobs quedó deslumbrado, compró los derechos y diseñó el Macintosh. Se inauguraba así la era de la informática. Es un ejemplo de destrucción creativa, teoría que el economista canadiense Peter Howitt (1946) —catedrático emérito de la Universidad de Brown— ha estudiado a fondo, junto con su colega francés Philippe Aghion, para explicar el crecimiento económico mundial.
XLSemanal. Usted afirma que la destrucción creativa es un proceso conflictivo pero beneficioso. ¿En qué se basa?
Peter Howitt. Es el motor del crecimiento económico. Para que haya progreso, necesitamos nuevos productos y nuevas formas de producirlos. Pero cualquier avance convierte en anticuada la tecnología preexistente. Kodak no vio venir la revolución de la fotografía digital, que acabó con los carretes. Luego, las cámaras digitales perdieron relevancia ante los móviles con cámara.
XL. Y así llegó Instagram...
P.H. Eso es. Las compañías que tienen éxito innovando se vuelven muy poderosas. Pero utilizan su poder para perpetuarse. Los ganadores saben que pueden convertirse en perdedores con el siguiente cambio tecnológico. Y recurren a todos los medios a su alcance para evitarlo.
XL. ¿Son precisamente los más innovadores los que intentan impedir nuevas innovaciones?
P.H. Resulta paradójico, pero así es. Y ahora mismo estamos en un momento crítico. Vemos a compañías muy poderosas que han transformado nuestras vidas gracias a su creatividad, pero estos gigantes tienden a acomodarse. Con frecuencia intentan acabar con la competencia o apropiarse de las ideas de otros, no siempre para ponerlas en práctica, sino para arrinconarlas. Y el resultado es que la economía se estanca.
XL. Entonces, ¿la destrucción creativa es un proceso positivo, aunque se pierden empleos y algunas compañías quiebren?
P.H. Así es. Mire, a muchos economistas les gusta creer en el principio de Pareto. La idea es que cualquier mejora debería conseguir que todo el mundo esté un poco mejor y que nadie salga perdiendo. Pero así no funcionan las cosas. Siempre habrá perdedores. Pero, si los que van a salir perdiendo son ricos y poderosos, estos disponen de los medios para evitar que esto suceda. Así es la vida.
«El aislamiento y el trabajo en remoto no propician la innovación. Los efectos de la pandemia nos van a acompañar muchos años»
XL. Ya, pero si con un cambio tecnológico son muchos los perdedores, toda la sociedad tiene un problema...
P.H. Sí. Hace falta una red de seguridad. Hay que cuidar a los que pierden su trabajo. El ascenso del populismo en todo el mundo se debe, en parte, a que no nos estamos ocupando debidamente de los que han sido apartados del mercado. Pero, si se frena la destrucción creativa, las consecuencias son peores.
XL. ¿Por qué?
P.H. Cuando las fábricas cierran por la competencia extranjera, la situación de los trabajadores despedidos es noticia; pero, cuando la demanda aumenta para las empresas que pueden competir más eficazmente en los mercados extranjeros, se le da menos bombo. Esta diferencia en la visibilidad sesga la opinión pública y las decisiones políticas, que respaldan a empresas que se han quedado atrás, a costa de recursos que deberían ir a las que pueden hacer crecer la economía. Y así lastran al conjunto de la sociedad.
XL. Resumiendo, cualquier compañía que triunfa tiende a convertirse en un dinosaurio. Y ya sabemos cómo acabaron los dinosaurios...
P.H. Así es el ciclo de vida de las empresas. A veces cuesta verlo. Los gigantes de hoy parecen muy vigorosos y llenos de ideas. Y, en muchos aspectos, es verdad. Pero hay un límite a lo que pueden dar de sí. Uno de los mayores incentivos para seguir innovando es la amenaza que supone que otros se te adelanten. Esto es lo que mueve a Google, Facebook, Amazon o Microsoft. Pero, si suprimen a la competencia, no tienen esa urgencia.
Estoy muy impresionado por el éxito de muchos programas gubernamentales en Europa. Ya es más barato producir electricidad con fuentes renovables que quemando combustibles fósiles. Ahí EE.UU. puede perder su ventaja
XL. A los que menciona les ha salido un gran competidor: la compañía china TikTok...
P.H. Ya, pero, una vez que te has establecido como líder, dispones de muchas estrategias para mantener esa posición. Una es innovando tú mismo, lo cual está muy bien. Por desgracia, hay otras muchas cuyo objetivo es suprimir la innovación.
XL. ¿Por ejemplo?
P.H. Comprar a tu rival y luego incorporar esa nueva línea de negocio a la compañía o bien dejarla de lado, pues ya no te supone una amenaza. O registrar muchas patentes no porque las vayas a desarrollar, sino para crear una barrera defensiva alrededor. Cualquiera que intente innovar se va a encontrar con demandas legales.
XL. Otro quebradero de cabeza es que paguen impuestos acordes a sus beneficios. Algunos proponen dividir a estos gigantes para que no tengan tanto poder.
P.H. No estoy seguro de que sea la manera correcta de abordar el problema. Estas empresas también aportan mucho a la sociedad y son muy eficientes en la economía de escala. Si se trocean, perderían eficacia. Es mejor exponerlas a la competencia.
XL. El padre de la destrucción creativa fue un economista, Joseph Schumpeter. La Segunda Guerra Mundial acababa de terminar y se disparaba el crecimiento. Pero la crisis de 2008, la pandemia y ahora las consecuencias de la guerra de Ucrania complican el panorama. ¿Cómo lo ve?
P.H. Creo que los efectos de la pandemia nos van a acompañar durante muchos años. Una sociedad innovadora es aquella en la que hay muchas interacciones humanas, personales; que un botánico hable con un poeta y surja algo que no estaba planeado. Pero el aislamiento, el trabajo en remoto o incluso la tendencia a la desglobalización no propicia esos encuentros casuales.
XL. ¿Y quiénes serán los ganadores y los perdedores?
P.H. Está por ver. Estados Unidos parte con ventaja. Y esto se debe, en buena medida, a su sistema de capital riesgo. Algunos piensan que es un proceso maligno, pero estas firmas hacen un gran trabajo de financiación. Israel también lo hace muy bien. No creo que esto vaya a cambiar. La gran oportunidad va a venir de la mano de las tecnologías verdes. Y estoy muy impresionado por el éxito de muchos programas gubernamentales en Europa. Ya es más barato producir electricidad con fuentes renovables que quemando combustibles fósiles. Y ahí creo que Estados Unidos puede perder su ventaja.
XL. ¿Por qué?
P.H. Porque el clima político no es propicio para las intervenciones públicas. Sin embargo, se olvida que el liderazgo de Estados Unidos se basó en la intervención del Gobierno. Fue el Departamento de Defensa, a través de la agencia Darpa, el que subvencionó la construcción de los primeros ordenadores y los protocolos de Internet.
-
1 ¿Cómo han convertido las adolescentes la medicina estética en algo tan habitual como ir a la peluquería?
-
2 Tres propuestas para que tu dieta antiinflamatoria sea, además de saludable, sabrosa
-
3 Pódcast | Drogas, abortos, abusos... el dolor de Maria Callas en el rostro de Angelina Jolie
-
4 Cada vez más cerca del otro planeta 'habitado': así trabaja el telescopio Tess
-
5 Transnistria, un lugar atrapado en el tiempo (y muy apreciado por Putin)