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Antaño, el ahorro se inculcaba desde la más tierna infancia. DM
Cuando ahorrábamos con la hucha

Cuando ahorrábamos con la hucha

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·

En el pasado las familias inculcaban a los más pequeños una gestión prudente de su dinero

Javier Rodríguez

Santander

Domingo, 13 de septiembre 2020

Se habla mucho hoy de la economía, pero en otras décadas la cuestión era igual de importante. De hecho, nuestros padres nos inculcaban a los críos desde que éramos muy pequeños la importancia que tenía ahorrar. Para ello se pusieron de moda las huchas. Las más populares en la tierruca fueron las de la entonces denominada 'Caja de Ahorros de Santander y Cantabria'. Por cierto: había que llevarlas a las oficinas de la entidad bancaria para abrirlas.

Una de aquellas huchas de la 'Caja de Ahorros'. DM

Las huchas que más se vendían eran de cerámica y tenían forma de cerdito. Una vez que se llenaban, la solución más rápida para comprobar cuánto dinero se había acumulado en su interior consistía en darles un buen martillazo. En un 'plis-plas' empezaba a contarse, en plan Tío Gilito, el tesoro. ¡Qué ilusión generaba, en ambos tipos de hucha, comprobar la cantidad!

En las carteras no solía haber mucho dinero...
Imagen - En las carteras no solía haber mucho dinero...

Como disponer de dinero para poder meterlo en la hucha no resultaba habitual, cualquier «extra» inesperado o regalo monetario con motivo de un santo, cumple, etcétra, solía derivarse hacia tal invento pro ahorro. De esta manera aprendimos varias generaciones de españolitos a valorar las pesetas (que, como se decía, «cuesta mucho ganarlas»). Eso no ha cambiado.

Las huchas alcanzaron popularidad también en la calle. Un ejemplo solidario fueron las del 'Domund', con las que se pedía «la voluntad» de la ciudadanía «para las misiones».

Huchas del Domund con las que se pedía para las misiones. DM

Numerosos niños de ahora, habituados a otro nivel de vida (es decir, a que cualquier capricho que le planteen a papá o mamá se convierta de inmediato en realidad), no comportan igual que los de antaño. Error. Sus progenitores tienen ahí una enorme responsabilidad. ¿Motivo? Sencillísimo: el destino no siempre será económicamente próspero para ellos cuando se conviertan en adultos. A ahorrar se debe aprender desde una corta edad. La experiencia, siempre clave en la vida, así lo indica.

Hucha de barro, con forma de cerdito, abierta de manera contundente. DM

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