Recordando aquellos comercios de Santander
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
El paso del tiempo no borra de la memoria de su clientela ni el lugar donde estuvieron ubicados muchos establecimientos, ni cómo se llamabanSecciones
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
El paso del tiempo no borra de la memoria de su clientela ni el lugar donde estuvieron ubicados muchos establecimientos, ni cómo se llamabanA medida que pasan los años y las crisis, en todas las ciudades van cerrando comercios históricos o cambiando de propietarios, nombre y contenido. Pero sus habitantes conservamos muchos en la memoria con tal nitidez que, a pesar de tal circunstancia, aún les identificamos ... con su denominación original. La capital de Cantabria está llena de casos, pues no varían de la noche a la mañana las costumbres. Y costumbre es, sin duda, haber visto durante décadas la misma tienda en el mismo lugar, una sala de espectáculos que se convierte en un banco, un cine que se transforma en supermercado, etcétera.
Son todavía muchas las personas que a la hora de quedar en Santander indican como referencia un edificio o un comercio llamado hoy de modo distinto al que tuvo. Ocurrió con 'Pryca' y 'Carrefour', paradigma al respecto. Todos caímos en esa pequeña trampa de la juguetona y caprichosa memoria. Otro ejemplo significativo: todavía hay gente que cuando se refiere al autobús municipal dice «el trolebús». Es normal. Los trolebuses también son inolvidables. Viajamos en ellos millares de paisanucos...
Por cierto. Sobre los comercios históricos de Santander, tan numerosos y de sobresaliente trayectoria, existe un magnífico libro titulado 'Vamos de tiendas. Memoria gráfica del comercio de Santander', de César Pombo. Sus páginas constituyen un entrañable viaje al ayer. ¡En cuántos de aquellos comercios entramos a comprar o entraron nuestros padres! Se han erigido en símbolos de intenso aroma evocador.
La catástrofe económica que provoca colateralmente el covid-19 y que origina la definitiva caída de persiana de establecimientos y una constante desaparición de empresas, acentúa la nostalgia de un tiempo mejor (es decir, normal), del que disfrutamos sin imaginar lo que el destino iba a decidir que nos cayera encima. Un tiempo en el que otros comercios/negocios fueron protagonistas del paisaje cotidiano y que, por fatal goteo, también forman parte ya de la memoria sentimental de su clientela.
En anteriores capítulos nostálgicos...
Javier Rodríguez
Javier Rodríguez
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