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Dos pequeños hojean un libro. PINTEREST
Recordando aquellos libros con los que tanto aprendimos

Recordando aquellos libros con los que tanto aprendimos

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·

El paso de las décadas ha implicado un gran cambio en el mundo educativo y las publicaciones que ofertan conocimientos

Javier Rodríguez

Santander

Domingo, 21 de febrero 2021, 11:57

En otros tiempos los chavales estudiábamos en el cole con libros que poco o nada tienen que ver con los actuales. Muy distintos tanto en el continente como en el contenido. Lo cierto es que con los de antaño muchos alumnos salimos adelante; es decir, aprendimos lo preciso en función de la edad. Al menos, como para hacer después el Bachillerato y, de remate, concluir una carrera.

Los libros con los que aprendimos en el cole son inolvidables. DM

Las aludidas publicaciones solían ser de concepto enciclopédico; es decir, acumulaban conocimientos en cantidad/calidad como para que valiera con una. No hacía falta, pues, llevar a clase la mochila cargada con un montón de libros, como les sucede ahora a tantos críos.

También repasábamos la Historia, claro. DM

Parece obvio que entre tal época y la actual debería haber un término medio al respecto, pero los hechos demuestran que en España, se trate de la cuestión que se trate, lo del término medio sigue siendo una utopía. Por desgracia, abunda la casuística.

La famosa Enciclopedia Álvarez. DM

Citaré un par de casos muy significativos de los libros de siempre. Quienes peinamos canas recordamos con especial cariño la famosa Enciclopedia Álvarez, obra de referencia, y los prácticos «Cuadernos Rubio», con los que aprendimos a escribir bien, asunto no menor.

Estos cuadernos nos enseñaban a escribir bien. DM

Entre lo de «mi mamá me mima» y cómo se coge el lápiz, lo cierto es que fuimos avanzando en materia de caligrafía y ortografía. A la fuerza, claro. Entonces no disponíamos en casa ni de una máquina de escribir.

Todo un clásico entre los clásicos. DM

Mirar hacia atrás y ver las portadas de aquellos ejemplares, que teníamos requetemanoseados de tanto usarlos, implica sentir la agridulce caricia de la nostalgia, de los días que nunca volverán. Y en paralelo, evocar la lejanísima infancia, en la que todas las ilusiones permanecían intactas. Sin marchitar. Qué época tan feliz de la vida…

Para muchos, el primer libro. DM

¡Inolvidables libros los del cole! ¡Cuánto les debemos!

Más libros, más recuerdos. DM

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