Recordando a Herta Frankel y su simpática perrita 'Marilin'

Herta Frankel fue en la década de los sesenta una de las pioneras en TVE y uno de los rostros que alcanzaron mayor éxito. Pero no sólo gracias a su talento, sino también al encanto de la perrita caniche 'Marilin', muñeco de ventriloquia muy bien creado por María Elvira de Loyzaga con el que mantenía divertidos diálogos. Por cierto: su 'voz' correspondía a Irene Gugenberger y Adela Donate, magníficas en la tarea.

La artista, nacida en Viena, estaba al frente de un programa ideal para los niños. Sus protagonistas eran marionetas (cito algunas: 'Pepito', 'Gruñón', 'Tonto', 'Casilda' y 'Violeta'). Participaban en todo tipo de historias, conversaban entre sí y hacían 'play-back' con las grabaciones de cantantes famosos, interpretando temas populares. Dirigía y realizaba aquellas populares emisiones Arturo Kaps.

Trabajó Herta, y triunfó, en numerosos teatros españoles con 'Los Vieneses'. Se convirtió en una polifacética profesional del mejor espectáculo: bailarina, vedette, marionetista, etcétera. Sabía estar con clase, con elegancia, delante del público y las cámaras. A través de la tele su personalidad quedaba notablemente subrayada por el marcado acento extranjero. Resultaba inconfundible. ¡Cuánto se echan en falta en las actuales parrillas televisivas shows infantiles como el suyo!

El impacto que causó la perrita 'Marilin' alcanzó tal nivel que incluso se grabaron discos en los que ejerció de figura. En uno datado en 1963, de la conocida firma 'Belter' y del que se vendieron millares de ejemplares, la perrita habla con Herta y varias marionetas. Evoco, es evidente, otros tiempos. Los niños disfrutaban con cosas tan distintas a las que tienen hoy a su alcance… Tan distintas…

España fue para Herta su Paraíso. Y los estudios de TVE en Miramar, su segunda casa. Fallecería en Barcelona el año 1996, dejando profunda huella. La noticia causó en nuestro país una enorme tristeza colectiva. Herta es y será siempre igual de inolvidable que 'Marilin' y la entrañable tele que ambas ofertaron a pequeños y mayores. Forman parte de la memoria sentimental de millones de personas. Es decir, de la más selectiva.