Recordando el santanderino 'Puente de Vargas'
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
Presidía el centro de la capital cántabra y tuvo varias construccionesSomos muchos los que, por razón de edad, no conocimos el 'Puente de Vargas', también llamado de Atarazanas, que presidía el centro de Santander. Como no queda ni rastro de él –idea: que el Ayuntamiento le evoque simbólicamente en el lugar donde estuvo para ... que las nuevas generaciones conozcan algo sobre la historia de la capital- nos hemos tenido que conformar con verle en fotos antiguas. De manera especial, las tarjetas postales que tanto se utilizaban antes inventarse los móviles y el 'WhatsApp'.
Es lógico que fuera muy fotografiado, porque era muy bonito. Resulta tan curiosa como desconocida su historia. El último que contemplaron santanderinos y visitantes tuvo tres previos que se fueron sustituyendo unos a otros. Según algunos autores, al primero se le llamó 'Puente de Atarazanas' y unía la parte alta y baja de la ciudad. Al parecer, se construyó en piedra y navegaban por debajo, en la ría, las barcas. El segundo presentaba como principal protagonista la madera. De ninguno hay testimonio fotográfico.
El tercero, concebido en piedra y que abría una nueva etapa, se construyó en base a los planos del arquitecto Antonio Zabaleta allá por 1840. Fue denominado 'Puente de Vargas' en memoria de tan afamada batalla y quienes la protagonizaron. Pasaban por debajo los tranvías de mulas. Y el cuarto (estamos ya en 1909), el más espectacular y fotográficamente difundido, de cemento y hierro, fue obra del ingeniero Alberto Corral. Transitarían por él peatones y automóviles. Y debajo, entre otros medios de transporte, los tranvías eléctricos.
El puente desaparecería al reordenarse la zona, siendo relevado por sendas escaleras laterales de piedra que algunos denominarían con guasa 'el quinto puente' y que al ser nivelado el terreno tras el incendio del 41 también formarían parte de lo que el tiempo se llevó. Aquella popular estructura es un recuerdo invisible a los ojos pero no a la memoria cuando se circula en coche, bici, moto, bus, etcétera, o se pasea por Calvo Sotelo.
Ayer, dulce ayer.
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