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Qué años aquellos en los que se compartía tanto tiempo con los vecinos... DM
¿Recuerdas cuando se entraba en la casa de los vecinos?

¿Recuerdas cuando se entraba en la casa de los vecinos?

LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·

La convivencia fue antaño más intensa y de mayor confianza que ahora, por lo que acceder a otros domicilios resultaba muy normal

Javier Rodríguez

Santander

Domingo, 14 de marzo 2021, 10:18

Otra de las cosas que se añoran en los tiempos actuales es la frecuencia con la que antaño se entraba en casa del vecino. Frecuencia que muchas veces era casi (o sin casi) diaria. Acceder al domicilio de quien vivía al lado constituía un hecho muy normal. Hogaño, en cambio, cada cual vive en su territorio y «encerrado» bajo llave de puerta blindada.

Antaño, la puerta de casa estaba abierta todo el día. DM

La relación con el vecino de piso o chalet se queda en lo justito; es decir, en «hola» y «adiós». No existe la confianza de aquellos años a los que me refiero y que tantas personas recuerdan con nostalgia.

Tener un buen vecino es tener un tesoro. Genera confianza y tranquilidad ante cualquier imprevisto. DM

En otros tiempos se entraba en casa de los vecinos cada dos por tres. Tanto para pedir algo que se necesitaba (lo clásico: sal, un huevo, etcétera) como para tomar un café en invierno si el frío apretaba las tuercas y tenía cocina de carbón. A tal factor solía unirse el detalle de que, por ejemplo, si los vecinos se iban de vacaciones te dejaban las llaves de su hogar. Es evidente que esto suena hoy 'raro-raro', pero así fue.

En otros tiempos, los vecinos eran como de la familia. DM

Actualmente, en cambio, no conocemos a la mayoría de vecinos. Sabemos quiénes son porque les vemos con asiduidad, pero mantenemos con ellos brevísimas conversaciones tópicas en la tienda del barrio, al sacar de paseo al perro… y poco más. El factor humano entre los más cercanos ha caído en picado. Salvo honrosas excepciones, forma parte de lo que el tiempo se llevó.

Determinados comportamientos impiden, con frecuencia, mantener una buena relación entre vecinos. DM

Es una pena que la falta de confianza que generan los «nuevos tiempos» haya dejado reducida al mínimo la relación con quienes viven al lado. Una enorme pena. Conste en acta, como contraste, que en otras décadas la puerta de cada domicilio estaba siempre abierta y no pasaba nada. Si entraba alguien era una vecina, y siempre resultaba bien recibida para charlar (como se decía coloquialmente, para «darle a la lengua»).

Aquella relación de mutua confianza entre vecinos forma parte, en general, de lo que el tiempo se llevó. DM

Ella y su familia solían formar, de facto, parte de la nuestra. Todo parecido con la individualista y no sin razón desconfiada realidad actual es, sin duda, pura coincidencia. Tener un buen vecino siempre fue, es y será por los siglos de los siglos tener un tesoro.

Hoy día vivimos de manera muy particular, con escaso contácto vecinal. DM

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