¿Recuerdas cuando todo se pedía «por favor»?
LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
En otros tiempos predominaban entre la mayoría de la población unas normas de conducta social que hoy brillan, a menudo, por su ausenciaSecciones
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LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ ·
En otros tiempos predominaban entre la mayoría de la población unas normas de conducta social que hoy brillan, a menudo, por su ausenciaQue desde hace tiempo se han perdido los 'modales' es un hecho evidente. Y tanto en comportamientos públicos como privados. Antaño, desde bien pequeños, los padres inculcaban a sus hijos la importancia de ser educados. Para empezar, les obligaban a pedir ... todo «por favor». ¡Bien lo sabemos unas cuantas generaciones!
Ejemplo en el bar: «Por favor, ¿me da un vaso de agua?». Quienes nos habituamos así desde temprana edad seguimos haciéndolo de mayores. Pedimos las cosas por favor. Y damos las gracias cuando se nos atiende. ¿Cuántas personas las dan hoy?
Abundan actualmente los comportamientos de signo contrario entre niños y adultos. Qué les voy a contar al respecto que no vean/escuchen ustedes, estimados lectores de este artículo, tanto en la calle como en cualquier establecimiento u hogar. En tal sentido (por desgracia, como en muchos más), nuestra especie ha evolucionado… ¡hacia atrás! Enorme éxito.
En las lejanas décadas a las que me refiero, los 'modales' se aprendían igual en casa que en la escuela. Y, por supuesto, se adquirían también a través de los populares libros de 'urbanidad' (¡bien les vendría a unos cuantos leerlos en 2021!).
Detallaban sus páginas las claves para comportarse con absoluta corrección en cualquier circunstancia ante los demás. ¿Qué en algunos aspectos se pasaban de frenada? Sin duda. Pero entre ellos y la nada, que es lo que tenemos hoy, muchos optaríamos por ellos.
Son numerosos los individuos que ahora no dicen buenos días, ni buenas tardes, ni buenas noches al llegar a un sitio donde hay otras personas. Y que tampoco se despiden cuando se van, ni solicitan las cosas «por favor», ni añaden «gracias» cuando las reciben, ni ceden su asiento en el autobús a quien lo precise, etcétera.
La educación es, salta a la vista, una asignatura pendiente (suspendida día tras día con cero patatero) para un elevado porcentaje de la población. Resulta muy triste reconocerlo en pleno siglo XXI. Tristísimo. Pero es así. Por tanto, a reflexionar.
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Javier Rodríguez
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