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El chef Kike Pérez coloca su chaquetilla sobre el féretro de Nacho Basurto.

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El chef Kike Pérez coloca su chaquetilla sobre el féretro de Nacho Basurto. Luis Palomeque

La última chaquetilla de Basurto

Familiares, amigos, compañeros de oficio y empresarios brindan un emotivo homenaje al cocinero en el funeral celebrado en Polanco

José Luis Pérez

Santander

Sábado, 12 de diciembre 2020, 17:25

El cocinero Nacho Basurto, que falleció en la madrugada del viernes tras más de un año de lucha contra una grave enfermedad, fue despedido este sábado por la tarde en la iglesia parroquial de San Pedro Ad Víncula de Polanco, a escasa distancia de su Requejada natal (1967). Familiares, amigos, empresarios de hostelería, clientes y colegas de profesión, uniformados con sus blancas chaquetillas en su mayoría, tributaron un cálido y emotivo homenaje a un cocinero que ya forma parte de la historia de la gastronomía de Cantabria, tanto por su personalidad como por su legado tras 37 años de profesión desde que comenzó en El Molino de Puente Arce con apenas 16 años.

Una dolorosa despedida –porque a los 53 años nadie espera que el camino no tenga salida– para un cocinero inolvidable, que congregó en Polanco a cientos de personas. Porque si algo tuvo este emblemático chef, además de recoger en vida todo tipo de reconocimientos profesionales, es que ha dejado un infinito reguero de amigos que siempre vieron en él un modelo de empresario, cocinero innovador, compañero fiel, asesor y divulgador de todo lo relacionado con la gastronomía, además de una persona desprendida que nunca dudaba en ayudar a los demás.

Pasillo y aplausos

La comitiva fúnebre llegó a las 16 horas a la parroquia. Tras el responso, los restos mortales de Basurto fueron portados por sus dos hijos, Aitor y Ander, y familiares. Un pasillo realizado por colegas de profesión uniformados, algunos de la asociación Euro-Toques de la que formaba parte, enmarcó la senda del féretro hasta el interior del templo entre una cálida ovación, que se repitió al finalizar el oficio religioso.

Ya dentro de la iglesia, con el ataúd a los pies del altar, su amigo y compañero durante más de dos décadas –entre fogones y también cazando, la gran pasión del chef de Requejada–, Kike Pérez (jefe de cocina del restaurante Panorama del Hotel Chiqui) se quitó la chaquetilla que llevaba y la puso sobre el féretro, quedándose unos emocionantes instantes abrazado a su referente, a su maestro, a la persona que admiraba y que siempre estuvo ahí para todo. Ambos estaban muy unidos desde que empezaron en los años ochenta en el oficio en El Molino de Víctor Merino.

Los recuerdos de la dilatada y brillante trayectoria de Basurto siempre quedarán presentes en la memoria colectiva, como el cuadro que acompañó al féretro con su imagen y una banda con la frase 'Fuerza, sangre y honor', o la chaquetilla de Euro-Toques grabada con su nombre que llevó al sepelio como recuerdo del chef su colega y amiga Cristina Tresgallo.

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