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Esta vez no fue una marcha masiva, la situación sanitaria no lo permitía. Pero hay fechas que no deben pasar desapercibidas. Al contrario, necesitan algo ... que las identifique, aunque sean gestos. Por eso la concentración convocada por la Comisión 8 de Marzo de Cantabria que se celebró en la Plaza del Ayuntamiento de Santander con motivo del Día Internacional de las Mujeres, tuvo la misma importancia que esas manifestaciones de años anteriores que juntaron a miles de personas y recorrieron la capital. Este lunes se dieron cita varios centenares de mujeres porque «es nuestro derecho», señaló Ana Bolado, portavoz de la plataforma feminista y, a pesar de las circunstancias, «teníamos que salir a la calle». Sin duda esa es la máxima. Fue un acto «simbólico» y breve –arrancó a las 18.30 y se alargó hasta las 19.15 horas de la tarde– pero tuvo la misma «fuerza» de siempre. A pesar de que no acudieron todas las mujeres que, en otro momento habrían llenado las calles: «Hemos pedido a mucha gente que no viniera». De eso se encargaron las propias organizadoras para, precisamente, evitar aglomeraciones, pero tocaba hacer ruido porque es un día de «reivindicar derechos y festejar los conseguidos», explicaba. No es una simple celebración. Y a quienes no pudieron acudir les pidieron que «colgaran algo en el balcón», en las ventanas, que dejaran ver «sus pensamientos» y esas «injusticias» con las que todavía hoy se encuentran.
Durante la tarde hubo más actos como el de las 'Percumozas' que hicieron un pasacalles desde la plaza de México hasta Correos, recorriendo las calles Alta y Ruamayor. Igual que la Asamblea Feminista Abierta de Cantabria que hizo algo similar pero desde Puertochico a Valdecilla. Todo organizado para evitar que confluyeran. Y la llegada al Ayuntamiento se hizo también con estrictas medidas de seguridad. Ahí fue donde el covid se hizo notar. Antes de que el grupo de mujeres pisara la plaza, se colocaron vallas para acotar el espacio y delimitar el aforo. Dentro de ese recinto, una de las principales medidas fue la distancia de seguridad que mantuvo a las mujeres a varios metros de distancia. Por supuesto mascarilla y gel a todo el mundo. Además, unas marcas en el suelo señalaban a la gente donde colocarse.
Entre las mujeres presentes estaba Alejandra Estrada, de Guatemala, que lleva tres años estudiando en Cantabria. Ella no dudo en acudir. ¿Por qué acude a la cita?«No nos están dando el lugar que nos merecemos», comentaba la joven. «Es muy importante...». Antes de terminar la frase la emoción le interrumpe. «Damos voz a las que no pueden hablar», finaliza. Lo fundamental era estar ahí, no dejar vacías las calles. «No nos pueden silenciar», coincidió otra de las asistentes, Salomé Preciado. Ni las restricciones ni las medidas les impidieron juntarse: «Con responsabilidad es posible. Hay gente que no ha venido». Siempre en ese intento de asegurar los aforos. Es más, esas dificultades con las que se toparon a la hora de organizarlo «nos dan más impulso para salir», reconocía.
«Que viva la lucha de las mujeres» fue sólo uno de tantos gritos que se escucharon antes de que comenzara la lectura del manifiesto con el que recordaron cuál es la «solución» a las desigualdades que aún existen: «El feminismo» y «la sororidad es nuestra arma», leyó Ana Bolado. También subrayaron el por qué de salir a la calle, el día de recordar los «derechos conquistados» gracias a una «larga genealogía» de mujeres y, sobre todo, de subrayar lo que todavía queda por andar. También la pandemia tuvo un hueco en ese documento donde hicieron hincapié en que, aunque la crisis sanitaria está afectando a «toda la humanidad», ha hecho más grandes algunas brechas y ha atacado con más dureza a las mujeres dejando datos tan crudos como el aumento del desempleo y de la pobreza de las mujeres o el incremento de la violencia de género. «Ser mujer es la principal causa de pobreza», denunciaron en el acto.
«Si el avance de nuestros derechos se paraliza, es retroceso», pudo escucharse también por el altavoz. Por eso, entre las reivindicaciones que centraron las exigencias de la concentración se coló una petición clara: «Que los Planes de Reconstrucción post-covid se centren en esas desigualdades». Ese fue el reclamo. Como la brecha salarial, la necesidad de diseñar planes socioeconómicos con perspectivas de género y la protección social y estímulos económicos a mujeres.
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Las medidas de seguridad estuvieron presentes durante toda la concentración que transcurrió sin incidentes salvo por un hombre que interrumpió el acto varias veces con gritos. Algunas personas allí presentes se acercaron para llamarle la atención y a pedirle que se colocara la mascarilla correctamente. Al final tuvo que intervenir la Policía Nacional y llevárselo.
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