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Un largo y emocionado aplauso despidió en el patio del Parlamento a Jaime Blanco, fundador del PSOE en Cantabria y ex presidente autonómico. Familiares, amigos y compañeros de la vida política volvieron a reunirse para dar el último adiós a quien fuera figura clave en la reciente historia del país y de la región ... .
Representantes de toda la sociedad cántabra y, especialmente, de su clase política, acudieron de nuevo ante su capilla ardiente, abierta en la Cámara por segundo día consecutivo, para mostrar su respeto al padre del socialismo regional. Allí, acompañaron los restos mortales del expresidente su viuda y compañera en la política, Rosa Inés García, sus hijos y nietos y también su primera mujer, María Ángeles Ruiz-Tagle, presidenta de la Asociación Consuelo Berges y madre de su hijo Jaime.
Junto a ellos, también estuvieron allí los miembros de su otra familia, los socialistas, desde aquellos que compartieron con él los primeros años de militancia y los que asumieron responsabilidades en el partido hasta los que hoy, mucho más jóvenes, gobiernan Cantabria. Maxi Valle, Jesús Manuel Zaballa, el ex delegado del Gobierno Agustín Ibáñez; regidores del PSOE como Charo Losa (Laredo), Andrés Ruiz Moya (Suances), Esther Bolado (Camargo), Veónica Samperio (Piélagos), Víctor Gutiérrez (Ampuero). Igual que durante la jornada anterior, el vicepresidente regional y secretario general del PSOE en Cantabria, Pablo Zuloaga, con la consejera de Economía, María Sánchez; el presidente de la Cámara, Joaquín Gómez, y la portavoz socialista en el Parlamento, Noelia Cobo.
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Hubo una nutrida representación regionalista, encabezada por el consejero Guillermo Blanco, con los diputados Ana Obregón, María Ángeles Matanzas, Rosa Díaz (también alcaldesa de Polanco), José Miguel Barrio (parlamentario y regidor reinosano), Mónica Quevedo, Teresa Noceda (alcaldesa de Comillas), Emilia Aguirre, vicepresidenta del Parlamento, y el senador José Miguel Fernández Viadero.
También se acercaron hasta allí veteranos adversarios políticos, como los populares Francisco Rodríguez y Santiago Recio, y el diputado nacional Javier Puente. Se dieron cita igualmente José Luis López del Moral, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, y la fiscal superior, Pilar Jiménez; el presidente del Puerto, Jaime González, así como otras personalidades de los más diversos ámbitos.
Un enorme retrato de Jaime Blanco presidía el espacio dedicado a su memoria, una fotografía que le tomó, quince años atrás en la UIMP, José María Sánchez Bustos, en la que aparece sonriente y relajado: fue la que eligió su familia.
«Durante las cuatro décadas que he estado trabajando en la Universidad Internacional he aprovechado para hacer fotografías de gente relevante -explicaba Sánchez Bustos-. Jaime Blanco lo fue, una figura de peso en la etapa de la Transición y muy coherente con sus principios».
Bajo esa gran imagen, entre las decenas de ramos y coronas de flores -sobre todo rosas rojas, símbolo de los socialistas-, que tapizaban el patio central, sus dos hijos, Jaime y Alejandra, dirigieron unas palabras de agradecimiento a todos los que han rendido homenaje a su padre durante estos días, antes de que el cortejo fúnebre se dirigiera a Ciriego. Estaba previsto que lo hicieran en el cementerio, pero el mal tiempo obligó a cambiar los planes.
Su hijo, Jaime, agradeció todas las muestras de admiración «al personaje político que ha sido para esta región y para este país» pero, ante todo, las innumerables muestras de cariño hacia su padre.
«Sobre todo me ha llegado al corazón el cariño que le tiene la gente, eso es lo que me ha llegado dentro», confesó con la voz quebrada por la emoción.
Alejandra, su hija pequeña, aseguró que su padre hubiera estado encantado de verse rodeado de «tanta gente que le quiere» y también de tantas flores, porque «le encantaba cultivar flores y amigos». Recordó, a propósito de este detalle, que a su padre era aficionado a la jardinería y que de sus viajes a Francia junto a su mujer, Rosa Inés García, volvía maravillado por tantas flores y sus sistemas de riego automático.
Minutos después, los restos mortales de Jaime Blanco fueron conducidos hasta el cementerio santanderino por un cortejo de cinco coches fúnebres, donde al mediodía fueron incinerados y depositados en el panteón familiar en una ceremonia íntima.
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