![Los espeleólogos portugueses regresan al pueblo tras 55 horas en la cueva.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201910/22/media/cortadas/49431292-k99C--624x413@Diario%20Montanes.jpg)
![Los espeleólogos portugueses regresan al pueblo tras 55 horas en la cueva.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201910/22/media/cortadas/49431292-k99C--624x413@Diario%20Montanes.jpg)
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Después de 55 horas de oscuridad, los cuatro espeleólogos portugueses que han permanecido atrapados este fin de semana en el complejo kárstico de Cueto-Coventosa (Arredondo) llegaron a la salida pasadas las 18.00 horas de este lunes para encontrarse con el destello de ... una docena de flashes fotográficos. Era la luz al final del túnel, el cierre a una historia con final feliz que pudo complicarse de no ser por el trabajo del equipo de espeleosocorro del Gobierno de Cantabria. «No estábamos preocupados. Sabíamos que iba a terminar bien. Estábamos bien en todo momento. Nos inquietaba más lo que pensaran nuestros familiares y amigos; pero al final el equipo de rescatadores ha trabajado estupendamente y lo único que nos apetece ahora es una sopa caliente», declaró uno de ellos.
Cabizbajos, cansados y casi agotados enfilaron la salida de las profundidades de la cavidad camino del coche con el que el operativo de rescate los aguardaba en el primer punto asfaltado que existe en la bajada de la entrada a la cavidad, en medio del valle del Alto Asón. Detrás del éxito del operativo, cuarenta profesionales del equipo de espeleosocorro del Gobierno Cántabro, los expertos del 112, agentes de la Guardia Civil y unidades del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Benemérita. Todo para descender al punto de Arredondo donde permaneció instalado desde el domingo el Puesto de Mando Avanzado del operativo para sacarlos de las profundidades de la montaña.
«Están cansados pero en buen estado», zanjó la consejera de Presidencia, Paula Fernández. «Se han reencontrado con sus familias y ahora necesitan su espacio. Están tomando una sopa caliente y recuperando fuerzas porque ahora es cuando el cansancio se nota aún más», agregó la responsable del Ejecutivo cántabro. Los deportistas, con edades comprendidas entre los 37 y los 40 años, se mostraron seguros de que todo saldría bien desde el inicio.
Uno de ellos, Antonio Afonso, explicó en español que cuando llegaron a la tirolina, esa zona estaba bloqueada por el agua y no tenían otra opción que esperar «el tiempo necesario» a que bajase el nivel «no corriendo riesgos».
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El espeleólogo portugués subrayó que habían estudiado la meteorología prevista para esta zona de Cantabria en estos días, aunque admitió que «no se esperaban tanta agua». De todos modos, señaló que sabían que se pondría en marcha una operación de rescate y también se mostró seguro de que ellos hubiesen podido salir por su propio pie sin ayuda. «No había problema, estábamos preparados», sentenció Afonso.
Ninguno de todos estos avatares ha hecho mella en su ánimo. Lo confirmó Vitor Granda, presidente del club de montañismo 'Alto Relevo', al que pertenecen los deportistas portugueses. «Pensaban regresar hoy a casa pero al final lo que harán será descansar y emprender el viaje de vuelta mañana (por hoy, martes)». «Parece que están con ánimo de volver. Dicen que han venido siempre a Cantabria, que la conocen bien, y que no hay razón para pensar que no repetirán», aseveró para incidir en la idea de que ningún parte meteorológico avanzaba tanta cantidad de lluvia.
«Los partes decían que iba a llover en la costa, pero no tanto en el interior. No tanto en esta zona de Cantabria. Lo que ha pasado era imprevisible, no hay otra explicación», explicó otro de los responsables del equipo de rescatadores.
Según la consejera, los espeleólogos portugueses iban bien equipados y son «buenísimos profesionales» que «han hecho lo que tenían que hacer», es decir «esperar para poder salir» a que bajara el nivel del agua. Incluso dejaron en la salida una copia de la memoria con todos los movimientos que pensaban realizar en el interior. «Esto sólo lo hace gente que sabe muy bien lo que hace».
Fernández recordó que este rescate ha despertado «mucha preocupación» en Portugal, y el cónsul de ese país en España ha llamado «de manera constante» para interesarse por el desarrollo de los trabajos. Y es que la tensión en los primeros compases del operativo era alta. El agua había anegado la cueva y la salida por la boca de Coventosa -la zona húmeda de la cavidad-, era absolutamente imposible. Suerte que las lluvias cesaron en la mañana de este lunes y las filtraciones dieron tregua en las entrañas de la roca.
Los espeleólogos fueron localizados en la zona conocida como 'Los Lagos', de donde no pudieron salir debido a que se encontraba completamente sumergida. Fue el lugar donde decidieron aguardar a ser rescatados. Donde hicieron vivac, el campamento donde se pertrecharon para mantener el calor y economizar energías. Era el punto medio de una historia que comenzó en la mañana del sábado, cuando a las 11.00 horas decidieron adentrarse en la cueva.
De los siete compañeros que viajaron a Cantabria, cuatro fueron los que decidieron adentrarse en el complejo Cueto-Coventosa. Penetraron en la cueva por la entrada de Cueto a las once de la mañana del pasado sábado. Todo pintaba bien. Otros expertos espeleólogos cántabros habían entrado dos horas antes. «De hecho ese primer grupo salió a las 21.00 horas, pasadas las 12 horas que tardaron en completar el recorrido, y aseguraron que no había apenas agua, que cubría por el tobillo en los peores sitios», concretan fuentes del operativo de rescate. Luego, la cosa se complicó.
El agua de escorrentía comenzó a filtrase y a anegar el interior de ciertos accesos. Uno de ellos, crítico, al inicio de la zona húmeda del complejo, justo donde comienza la zona correspondiente al lado de Coventosa, en el llamado 'Agujero soplador'.
Allí pensaron en un inicio los rescatadores del Gobierno de Cantabria que se encontrarían cuando se adentraron por vez primera a las 22.00 horas del domingo, poco después de que los tres compañeros que decidieron no entrar dieran la voz de alarma al 112.
Las horas siguientes fue un ir y venir de relevos. De especialistas del operativo que entraban y otros que salían para facilitar información acerca de la situación. En las primeras horas de la mañana de ayer las cábalas se ensombrecían. O les sacaban el mismo lunes, o las lluvias que avanzaba la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para el resto de la semana auguraban un recrudecimiento de la situación en las entrañas de la montaña, con más espacios anegados.
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En un momento de la mañana se llegó a plantear incluso un plan B del rescate. Uno en que los especialistas entraran por la zona seca de Cueto con material avanzado para establecer un campamento en el interior de la cueva con vistas a reponer fuerzas y permitir a los espeleólogos portugueses ascender por los más de 580 metros verticales con los que se inicia el recorrido por esa entrada.
Pero el cielo dio tregua, las precipitaciones cesaron y el nivel de las aguas subterráneas descendió. «Necesitamos que siga bajando a este ritmo. Si sigue así, en unas cuatro horas podremos avanzar para llegar hasta ellos, estén donde estén», aclararon los efectivos desplegados cuando se midió un descenso de la altura del agua de 10 centímetros a la hora.
Más abajo, en el pueblo, los vecinos miraban al río. Dicen que el nivel de su caudal es una muestra de lo que pasa en dentro de la montaña. «¿Ves esas rocas en medio del agua? Pues ayer no se veían, estaban sumergidas. Así que imagínate cómo estaría dentro de la cueva», cuenta una de las vecinas, acostumbrada ya a este tipo de rescates en la localidad. Aunque el alcalde del municipio le reste importancia.
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«Es una cueva complicada, sí; pero no tiene por qué haber problemas si se hacen las cosas bien. La gente que se mete aquí es muy experimentada y sabe muy bien lo que hace. Ahora bien, si sucede algo inesperado como ha sido el caso, pues no se puede hacer nada», recalcó el regidor de Arredondo, Leofredo Carrascal, que asistió al operativo desde primera hora de la mañana.
Por los 'walkis' de uno de los especialistas se escuchó la frase que lo dijo todo: «Rescatamos hoy». Se había tomado una decisión y a las 15.00 horas el último equipo de profesionales se adentró en la cueva Coventosa. Portaba unas mochilas pesadas, cargadas con material diverso, cuerdas y demás herramientas para instalar amarres y otras tecnologías para facilitar la evacuación de los espeleólogos atrapados.
Pocos minutos antes uno de los compañeros que emergía de las profundidades afirmaba que el equipo había encontrado a los cuatro jóvenes portugueses. Que se encontraban en la zona de 'Los Lagos' y que estaban en perfectas condiciones, aunque cansados. A partir de ese momento, fue cuestión de tiempo. «¡Mucho cuidado, eh!», exclamó uno de los veteranos, que los animó a la entrada.
Y apenas tres horas después los recibió con el mismo ímpetu. Hubo abrazos, elogios y sonrisas. Fue la reacción lógica al trabajo bien hecho, al éxito de una operación que salió bien «porque Cantabria cuenta con un equipo de rescate que quizá sea de lo mejor que hay en el mundo», afirmó la consejera. También porque la lluvia decidió dar tregua, pero nadie obvia lo que algún vecino se repetía una y otra vez sobre el atrevimiento de algunos espeleólogos que quizá subestiman el peligro de la lluvia.
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