![Buruaga y Beitia pugnan por el dominio de las listas electorales y Génova exige «unidad»](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201901/10/media/cortadas/pp-k9OE--624x415@Diario%20Montanes.jpg)
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María José Sáenz de Buruaga no quiere que su proyecto político quede «enterrado» y el PP cántabro «retroceda dos años». Esa ha sido una de las razones por las que ha decidido resistir al frente del partido a pesar del menoscabo a su autoridad que ... ha supuesto la elección de Ruth Beitia como candidata electoral. La mala noticia para ella es que el PP ya lo ha hecho, ya ha viajado dos años atrás. La imposición de Génova ha resucitado una bicefalia que comparte despachos y cuotas de poder en la sede de Joaquín Costa y en el Parlamento. Los populares han regresado de golpe y por sorpresa a ese 2017 en el que la lucha entre Buruaga e Ignacio Diego devastó el partido. La diferencia, para desconsuelo de la líder del PP cántabro, es que en la planta noble de Génova ya no mandan Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, sino un Pablo Casado que le ha dejado clara su inclinación por los que perdieron el Congreso y llevaron al partido a los tribunales. El oficialismo ahora son los otros.
Después de dos días que han puesto panza arriba al partido mayoritario de Cantabria, ayer tocó jornada de reflexión antes de que los focos vuelvan a encenderse hoy con la visita de Pablo Casado a Santander. En Génova siguen obsesionados con la integración y el vicesecretario de Organización, Javier Maroto, insistió a este periódico que «el partido debe estar unido». Pero la realidad es muy distinta. Tanto Buruaga como Beitia se preparan ya para pelear por el dominio de las listas electorales. Quien se imponga, quien consiga controlar el grueso de los nombres y los puestos de salida, no sólo se asegurará mayor presencia institucional tras las elecciones, sino que irá un paso por delante en la confección del futuro PP que salga de las urnas. Sea cual sea el resultado.
1-La reunión 'clandestina' Ruth Beitia y Santiago Recio acudieron el viernes por la tarde a un encuentro con Javier Maroto para cerrar su candidatura.
2-Candidata 'sorpresa' Se desvelan los planes de Génova para revelar a Buruaga y la dirección pone sobre la mesa el nombre de Juan Corro y Diego Movellán.
3-Ofensiva cántabra El intento de desbancar a la presidenta de la candidatura provoca una protesta de las bases y los cargos públicos para frenar la operación.
4-Tensión en Madrid y amago de dimisión El PP cántabro acude a Génova pero no consigue imponer sus criterios y se plantea una dimisión en bloque.
5-No ceder el control del partido Buruaga y su equipo deciden quedarse para no volver dos años atrás y enterrar el proyecto que han emprendido.
Todo se reduce ahora a una pregunta. ¿Quién tiene la autoridad para decidir las personas que irán en las listas? Tanto Buruaga como Beitia se arrogan ese poder. El diputado y exconcejal de Santander, Santiago Recio, convertido ya en director de campaña y mano derecha de la medallista olímpica, asegura que Génova les ha dado autonomía para elegir los nombres que acompañarán a la número uno en la defensa de los doce diputados que el PP conserva en el Parlamento. Génova, según su versión, sólo les ha pedido que integren al equipo de Buruaga.
Una versión que choca con la de la presidenta popular, quien anteayer reveló, tras la reunión de la Ejecutiva en la que anunció su decisión de quedarse al frente del partido, una conversación telefónica mantenida con Pablo Casado ese mismo día. Durante esa llamada, el líder del PP no sólo le habría pedido encarecidamente que se mantuviera en el cargo, sino que le otorgó plenos poderes para confeccionar las listas, tanto autonómicas como municipales. Y después de la afrenta que ha supuesto para Buruaga someterse a la imposición de Ruth Beitia, ni ella ni su núcleo cercano están dispuestos a ceder un milímetro ni regalar posiciones nobles a los mismos que les acusaron de amañar el Congreso y les llevaron a los tribunales.
Una de las posibles estrategias, según ha podido saber este periódico, será copar todos los puestos inmediatos a Ruth Beitia en la lista autonómica. Es decir, que del segundo al sexto lugar, por poner un ejemplo, sean todos miembros de confianza de la presidenta. Y a partir de ahí ya se podría hablar de integración con una lista paritaria -no de género, sino de facciones- hasta completar las últimas posiciones. Con la más que previsible caída de votos que vaticinan las encuestas, la batalla se librará diputado por diputado, ya que nadie asegura al PP los dos dígitos a los que está acostumbrado en los escaños del hemiciclo.
Al mismo tiempo, el equipo de Buruaga le ha aconsejado que dé un paso a un lado en la labor de oposición al Gobierno regional y deje más protagonismo a Beitia en las próximas semanas. La candidata electoral tendría más visibilidad con sus intervenciones en el Parlamento y saliendo al paso de las polémicas que puedan surgir en el día a día, una prueba de fuego para medir la competencia política que muchos, dentro y fuera del partido, han puesto en entredicho los últimos días.
La presidenta popular tiene ventaja en la confección de las municipales, donde ya había cerrado 70 ayuntamientos antes de que explotara todo este asunto. La elección de los números uno municipales es clave porque sobre ellos descansa la estructura del partido. Quien controla las agrupaciones locales controla el PP.
La estrategia de Buruaga y su núcleo duro es evidente. Mantenerse en el cargo para no dejar en manos de los críticos el poder orgánico y, al mismo tiempo, monopolizar al máximo las listas para dar un golpe de efecto al 'dieguismo' y arrinconarlo en el Parlamento con una autoridad minoritaria.
En cualquier caso, las negociaciones de las listas pueden alargarse varias semanas. El PP celebrará el 18 de enero la convención anual, pero para esa cita sólo es obligatorio que estén definidos los cabezas de cártel de todas las autonomías. El grueso de las listas no tiene que cerrarse hasta abril, por lo que las negociaciones obligadas entre las dos partes seguramente se extiendan hasta el último minuto. Hoy, durante la visita de Pablo Casado a Santander, se pueden empezar a poner los cimientos de un entendimiento si el líder popular llama a capítulo a los dos bandos.
Mientras tanto, todavía escuece en la Ejecutiva de Buruaga el golpe en la mesa de Génova y el sometimiento desde Santander. Aunque se han frenado las dimisiones en cadena, son muchos los críticos tanto con Casado como, en voz más baja, con la decisión de la presidenta de quedarse. Si se marchaba, Buruaga tenía fundados temores de una purga en el partido, tanto entre sus líderes locales como en los trabajadores del partido. Un miedo que fue fundamental para guardar su dimisión en el cajón. Será durante la campaña electoral cuando se mida el grado de capitulación de Buruaga. El PP no será el mismo si deja sola a Beitia o la sostiene para frenar el sorpasso de Revilla.
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