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En el caso de la trágica muerte de Carlos Cubillas el pasado sábado en el apeadero de Boo de Piélagos hay dos versiones contrapuestas. Una, la de dos amigas que se encontraban en el escenario de los hechos y sostienen que la víctima fue ... golpeada y arrojada a las vías por los dos detenidos; y otra, la de un amigo de uno de los arrestados, que presenció lo ocurrido desde el tren del que bajaron los tres implicados, y que habla de una «pelea», si bien no puede precisar si Cubillas fue empujado, golpeado o cayó accidentalmente.
Ayer, estos tres testigos ratificaron ante el juez Luis Enrique García el relato de los hechos que ya realizaron en un primer momento ante la Guardia Civil, que sigue practicando pesquisas para esclarecer lo ocurrido. Junto a estas tres personas estaba citado el médico del 061 que certificó la muerte de Cubillas, pero no pudo finalmente comparecer.
Al filo de las doce del mediodía, el instructor del caso tomó declaración a una de las dos chicas que se encontraban en el andén cuando se produjo la agresión. Lo primero que declaró es que conocía a uno de los detenidos, a Ángel R. C., de haber jugado con su hermano al fútbol en el Racing y que ella y los padres de ambos tuvieron una relación de amistad, pero ahora ya no.
Según relató, tanto los detenidos como la víctima y la amiga que la acompañaba cogieron el tren que salió de Santander a las 06.35 horas, que llegó a Boo de Piélagos «sobre las 07.00 h» (el médico certificó la muerte de Cubillas a las 07.25 h). Ella y su amiga habían estado de fiesta en la capital cántabra y en su caso asegura que tomó «dos copas».
Aunque dice que no vio que se produjera una pelea o incidente dentro del vagón (ella y su amiga iban en otro distinto al de la víctima y los detenidos), sí presenció como los dos investigados «salían del tren agarrando de la ropa a un persona (la víctima), como de la zona de los hombros; lo sacaron del vagón».
Testigo 1
Testigo 2
Testigo 3 (Amigo de Rubén)
Nada más bajarse, dice que los dos detenidos empezaron a «golpearle, dándole varios puñetazos». «El chico agredido lo que hacía era taparse la cabeza. Le dieron puñetazos en las costillas. Pero no recuerdo si cayó en el andén inconsciente o porque los otros chicos lo tiraron». En ese momento, esta testigo vio como los agresores comienzan a «dar patadas» a Cubillas en la «espalda», pero no vio que alguna de ellas impactara en la cabeza. Por la «impresión» de los golpes, esta joven dejó de mirar durante unos segundos. Cuando levantó la mirada de nuevo, «vi una última patada muy fuerte que es la que provocó que cayera a las vías». Eso sí, no pudo precisar quién de los dos implicados, Ángel o Rubén, dio esa última patada, que puede ser clave en este caso. «La agresión duró entre tres o cinco minutos, pero a mí se me hizo eterna», reconoció.
Con Cubillas tendido en las vías del tren, esta testigo vio como los agresores se marcharon del lugar, cada por un lado, mientras que ella y su amiga intentaron socorrer a la víctima, pero sin bajar a las vías. «Mi amiga le tocaba con el bolso y le decía: respira, respira. Le vimos respirar muy fuerte y muy despacio, unas tres o cuatro veces hasta que dejó de respirar de inmediato». Entonces llamó a su madre alertando de lo que había sucedido y esta avisó al 112. A preguntas del abogado de la acusación particular, esta testigo sostiene que cuando se produce la última patada que provoca la caída de la víctima, «el tren ya se había ido».
Tras una hora de declaración, compareció ante el juez la segunda testigo que presenció los hechos en el andén, amiga de la primera y que también conocía a Ángel R. C. Aunque no puede precisar si Cubillas fue bajado por la fuerza del tren, sí vio como Ángel y Rubén «propinaron puñetazos y patadas» a la víctima. «El chico cayó al suelo, no sé si por los golpes o porque tropezara, pero después le siguieron golpeando. Cuando Carlos cayó a la vía fue por culpa de los otros dos chicos, aunque no sé si cayó por los golpes o porque le empujaron», sostiene. Después, los dos agresores se fueron «corriendo», cada uno hacia una dirección diferente
Una vez que los tres principales testigos del caso han comparecido ante el juez y han ratificado la versión de los hechos que dieron en un primer momento ante la Guardia Civil, las partes del proceso aguardan a las conclusiones finales de la autopsia, que, como en otros casos de muerte violenta, será determinante.
Por el momento, el informe preliminar apunta a una muerte de «etiología violenta», pero matiza que está en «estudio» y a la espera de una serie de pruebas que arrojen más luz para conocer la causa directa del fallecimiento.
Y es muy importante este extremo porque a partir de ahí las partes diseñarán su estrategia en este causa y se podrá conocer ante qué delito se enfrentarán los dos investigados. Por el momento, el juez les imputa homicidio, pero sin concretar de qué tipo. Y las dos opciones que hay sobre la mesa son el homicidio imprudente (de uno a cuatro años de cárcel si es grave) y el doloso (de diez a quince años de prisión).
A preguntas de la fiscal, la joven aseveró que a Cubillas le propinaron «más de un golpe» antes de caer al andén, pero no puede precisar cuántos, como tampoco si la víctima pegaba o se defendía. «Pero solo cayó Carlos al suelo y cuando cayó a la vía ninguno de los chicos se preocupó por su estado».
Frente a la versión de estas dos chicas está la de un tercer testigo, amigo del detenido Rubén, que conocía a Cubillas de «parar con él alguna vez y con el que no tenía problemas», y que había estado en «alguna fiesta» con Ángel. Fue el último en declarar ayer ante el juez.
A diferencia del resto, él no venía de fiesta, sino de casa de su novia. Había cogido el primer tren de la mañana para dormir en su casa, dado que había «descansado poco». Este testigo es el que explica el motivo de la posterior agresión. Según declaró ayer, Cubillas se dirigió a Rubén, que llevaba un pendiente, para decirle que se lo quitara porque se le iba a infectar. «Ángel terció en la conversación y dijo que con lavarse con agua y jabón la zona perforada era suficiente». Entonces, dice que Cubi insistió en que Rubén debía quitarse el pendiente porque se le podía infectar y preguntó a Ángel si es que él había estudiado Enfermería, «en el sentido de que no tenía ni idea acerca de estas cuestiones». «Hay un primer pique entre Ángel y Cubi y tuve que separarlos. Se preguntaron mutuamente si se estaban vacilando», añade.
Todo esto ocurre en un vagón en el que, según este testigo, viajaban también «dos trabajadores, un chico y una chica». «Rubén y Ángel reprochaban a Cubi que sin conocerles de nada ni tener amistad les vacilase». Momento en el que el tren llega a Boo y los dos detenidos accionan el mecanismo de apertura de la puerta para bajarse porque era su parada. «Cubi les dijo: '¿qué lo decís, porque os bajáis aquí?'. Entonces Ángel le respondió: 'Pues bájate tú'. Y Cubi por su propio pie dio un paso y se bajó del vagón. Pero no le agarraron. Si se bajó fue porque tenía ganas de pelear, su actitud fue de provocación».
A diferencia de las dos primeras testigos, este chico no llegó a bajar del tren porque su destino era Torrelavega. Aun así dice que desde el pasillo del convoy vio como Cubi «discutía» con Ángel y Rubén sin que pudiera escuchar qué decían y cómo «Rubén le propina un puñetazo a Cubi, que se golpeó con el tren por el golpe sin llegar a caer al suelo. Después Cubi recibió un empujón y respondió intentando golpear a Rubén, sin conseguirlo. Entonces Rubén intentó propinar a Cubi un puñetazo, pero no llegó a impactarle; se agarraron y Ángel le dio una patada a Cubi en las costillas». Por acción de esa patada, este testigo dice que la víctima se fue hacia la barandilla del andén, «con la que se golpeó en la cabeza».
En ese momento, dice que se cerraron las puertas y el tren se fue. «Me desplacé hasta la última ventanilla del vagón, saqué la cabeza y vi a las tres personas en el suelo, al borde del andén, y uno de ellos cayó. No sabía si era Ángel o Cubi porque los dos iban de colores claros y soy daltónico. Rubén iba con una chaqueta negra, con lo que él no era. Estaría a unos diez metros del incidente. Fue muy rápido desde que me asomé hasta la caída del cuerpo».
Tras exhibirle el juez una foto de cómo quedó tendida la víctima sobre las vías, este joven afirmó que Cubi «cayó de cabeza y se dobló el cuerpo, tuvo una caída rara». «Me quedé asustado al ver que alguien caía a la vía». Sin embargo, dice que no se lo comentó al maquinista.
A preguntas del abogado de la acusación particular, este testigo señaló que desde esa distancia de diez metros distinguió un «gurruño» formado por los tres jóvenes. «Soy miope y daltónico», añadió. «Cubi no cayó desplomado a la vía, cayó de cabeza; se dobló todo el peso de su cuerpo hacia su cabeza, como si se fuera a tirar de un trampolín. Pero no puedo precisar si fue empujado, golpeado o se cayó».
A preguntas de la fiscal, este joven tampoco concretó si se bajaron más personas del tren y dijo que la estación estaba «escasamente iluminada» y «no había niebla».
Tras presenciar la escena, preguntó en un chat en el que estaba Rubén «¿quién ha caído a las vías?», pero ya no dispone de ese chat «porque lo suelo borrar». Inicialmente, dice que nadie le contestó a la pregunta, pero «Rubén me pidió que borrara el mensaje y me preguntó cómo sabía eso, cosa que me chocó porque él se encontraba conmigo en el tren».
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