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Una forense propuesta por la defensa de Carmen Merino coincide en que la autopsia realizada en el cráneo de Jesús Mari Baranda «no ha podido ... determinar la cantidad de Diazepam» que había en esos restos. «Puede ser muy baja o muy alta. No se sabe, es incierta», apuntó esta perito en la novena de los once sesiones del juicio de la decapitación de Castro, en el que la acusada se enfrenta a 25 años de cárcel por un supuesto delito de asesinato con alevosía.
En su comparecencia de este miércoles, esta forense también señaló, a preguntas de la defensa, que «no se sabe cuándo tuvo lugar la ingesta de este fármaco ansiolítico». «Pudo ser entre una hora y media (cuando empieza a hacer efecto) o tres días antes», ilustró. «Pero no se puede decir cuántas dosis ingirió, ni durante cuántos días, y tampoco los efectos que tuvo el Diazepam en ese cuerpo».
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Dicho esto, un miembro del jurado preguntó a este experta sobre el tiempo que tarda este fármaco en desaparecer de un cadáver. «No se destruye, se mantiene, no se sabe durante cuánto tiempo. Pero en este caso se ve que se ha mantenido bastante tiempo», respondió.
Estas apreciaciones coinciden con las que realizaron días atrás los peritos que realizaron la autopsia del cráneo y que detectaron la presencia de dicho fármaco –un pico «considerable», «por encima de los límites» de cuantificación establecidos–, pero sin poder determinar la cantidad ni el efecto que pudo provocar en la víctima. «No se ha podido determinar si tomó una alta cantidad de Diazepam y no se sabe si fue en una toma o en varias, ni como le afectó, porque habría que saber la concentración en sangre», afirmaron.
DÍA 1. La selección del jurado popular. En la primera sesión del juicio se seleccionó el jurado popular que está integrado por ocho mujeres y un hombre (más dos mujeres suplentes).
DÍA 2. Primera parte de la declaración de Merino. En la segunda sesión, la acusada declaró que le entregó a Carmen Mendoza una caja con juguetes sexuales, «no con un cráneo».
DÍA 3. Los testigos niegan la versión de la acusada. En la tercera sesión, los testigos principales del caso desmontaron la versión ofrecida por Carmen Merino. «Miente», afirmó su amiga Mendoza.
DÍA 4. Conversación entre la acusada y una amiga. La hermana de la mujer que halló el cráneo le reprochó a Merino «en menudo lío me has metido», según contaron dos técnicos del 061.
DÍA 5. Los vecinos dicen que no oyeron «nada raro». Cuatro vecinos de la acusada y el finado coincidieron en que no oyeron «nada raro» en el momento de los hechos, aunque no suelen estar en casa habitualmente.
DÍA 6. Los peritos creen que la muerte fue violenta. Los forenses que practicaron la autopsia de la calavera de Jesús Mari se decantaron por una muerte violenta de la víctima, aunque no han podido determinar la causa del fallecimiento.
DÍA 7. Desmontan la versión de las búsquedas web. Los peritos informáticos detallaron que para acceder al ordenador de la acusada hacía falta una clave que no estaba, como ella declaró, a la vista de nadie.
DÍA 8. Los móviles del finado «no salieron de Castro». Los investigadores aseguran que los móviles desde los que envió supuestamente mensajes Jesús Mari por su presunto viaje «no salieron de Castro Urdiales».
Con esta conclusión, los forenses desmontaron la tesis de las acusaciones, que sostienen que la dosis suministrada al finado fue «elevada», y que la acusada lo empleó para dejar a su pareja «adormilado, eliminando de ese modo sus posibilidades de defensa, todo ello con intención de acabar con su vida». Asimismo, las dos peritos aseguraron que «no se encontró ninguna otra sustancia en el cuerpo del finado, pero no se puede decir que no la hubiera».
A la luz de todas estas consideraciones, habrá que ver si el fiscal del caso decide este jueves modificar sus conclusiones provisionales y la calificación de los hechos, y si la acusación particular hace lo propio.
En la sesión celebrada este miércoles también comparecieron dos peritos especializados en farmacología que analizaron cuatro muestras de pelo (cuatro pelos) que aparecieron adheridos al cráneo de Jesús Mari. Por un lado, determinaron que ninguno de ellos pertenecía a la acusada, desde el punto de vista morfológico (longitud, diámetro, color, pigmento, médula). Y desde el punto de vista genético, uno de los pelos es compatible con el ADN de la víctima. ¿Pero se ha concluido que pertenece a Jesús Mari o puede ser compatible con algún familiar de la línea materna, como por ejemplo un hermano?, preguntó la defensa. «No se puede decir que sea del finado, podría ser de un hermano, sí», respondieron.
En el cráneo también aparecieron otros 37 pelos, pero los forenses no pudieron saber de quién eran «al no estar de raíz».
El juicio por la decapitación de Castro se adentra este jueves en la penúltima sesión, la décima, con las conclusiones de las partes, sus informes y el derecho a la última palabra de la encausada, Carmen Merino. Tanto la Fiscalía como la acusación particular y la defensa deberán anunciar si elevan a definitivas sus conclusiones provisionales y la calificación de los hechos o bien realizan alguna modificación a la vista de lo acontecido en el juicio. Una vez concretado este asunto, cada una de las partes procederá a emitir su informe sobre el procedimiento y, por último, Merino tendrá opción de añadir lo que considere.
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