Un funcionario «educado» y «currante» que tenía a los constructores «quemados»

Ni quienes estaban trabajando codo a codo con él hasta anteayer (ayer telefoneó temprano para comunicar que no iba a acudir a su puesto) ni quienes lo habían hecho antes a lo largo de casi tres décadas, salían de su asombroso al conocer su detención. Nadie, absolutamente nadie a su alrededor, ni estando por encima ni estando por debajo de él en el escalafón, notó nunca «nada raro».

Es, precisamente, su comportamiento «discreto», «cauteloso», afirman de arriba y de abajo, uno de los rasgos más acentuados en la personalidad del detenido, un ingeniero de Caminos que acumula una dilatada experiencia en la Administración. La suficiente como para haberse granjeado la confianza y la consideración de sus superiores, el respeto de sus subalternos y, también, algunos enemigos en el sector de la construcción, donde la sorpresa por su arresto no era tanta como debiera ser. «Se veía venir», llegó a decir algún empresario.

Reinosano de cuna, M.A.D.B. aterrizó en el Gobierno regional hace aproximadamente 30 años con la experiencia atesorada en la Consejería de Fomento del Principado de Asturias, donde estuvo trabajando un tiempo hasta que la añoranza de su tierra pudo con él y comenzó a fraguarse su regreso a casa.

Entonces, se incorporó a la Consejería de Obras Públicas, por donde ha visto pasar a consejeros de dos signos políticos –a Francisco Rodríguez Argüeso (PP) y a José María Mazón y su relevo José Luis Gochicoa (PRC)– y en la que asumió, en funciones, la jefatura del área de Mantenimiento y Conservación de Carreteras. En funciones porque aún no tenía la titulación que se requería para ese cargo. La obtuvo algún tiempo después, cuando, a la par que trabajaba, consiguió sacarse la carrera de ingeniero de Caminos.

Esto lo cuentan como un logro –lo es, ciertamente– quienes aseguran que, además de prudente, M.A.D.B. ha sido un funcionario «comprometido con su trabajo», un hombre «muy currante» y, ya adentrados en lo personal, «educado» y «de trato correcto» con todo el mundo.

Dos cualidades, estas últimas, que no combinan nada bien con las que aportan a su perfil algunos constructores de la región, «quemados», «hartos» o «asqueados» de ver cómo una y otra vez los contratos de obras eran adjudicados a otras empresas, las mismas siempre, nunca a las suyas. «Algunos no se molestaban ni en presentar sus ofertas», dicen. Lo que no dicen es por qué siendo esto así, si es que era así, nunca lo denunciaron.

Para todos ellos, sus enemigos, el funcionario detenido ayer es una persona «muy controladora», «desconfiada», «altiva», «soberbia» e incluso, por momentos, «de trato un poco desagradable» con aquellos constructores a los que «dejaba fuera del alcance de cualquier contrato que hubiera si no se hacía lo que él decía que había que hacer».